#91 El problema, es que el moviemiento feminista se ha visto absorbido por el hembrismo, sin dar ni una sola muestra de resistencia.
Ya se sabe que cuanto más radical eres más ruido haces, y que el moderado en ese ruido tiende a desaparecer por varios motivos, como puede ser el no querer enfrentarse al radical, o evitar la confrontación. Pues bien, algo así le ha pasado al feminismo.
No solo no ha sabido enfrentarse al hembrismo, sino que no ha querido y ha acabado claudicando sin hacer el menor ruido. Puesto que al fin y al cabo, el hembrismo si bien no es feminismo, a las feministas "reales" no les influye, ya que las iras de las hembristas solo van dirigidas a los hombre y al sistema heteropatriarcal falocentrico religioso que aprieta las tetas de las feminas (si se las puede llamar así).
No dijeron nada cuando la ley de violencia de genero diferenciaba y dejaba a los hombre como seres de segunda categoría, puesto que a ellas -las feministas- no les influía, y hasta podía llegar a beneficiarlas.
Tampoco dicen nada cuando se establece el dogma hembrista, de que la violencia de genero solo es del hombre a la mujer, si bien es verdad que el hombre puede ser más prioclive a la violencia física, la psiquica es cosa de mujeres principalmente. A las feministas no les influye y puede beneficiarles.
No dicen nada, cuando en las separaciones, los hombres casi tienen prohibido tener la custodia de sus hijos, retener el domicilio familiar o simplemente poder ver a sus vástagos. A las feministas no les influye y puede beneficiarles.
No levantan la voz cuando se hace apiología de la violencia contra los hombres por el simple hecho de ser hombres, porque a ellas no les influye y puede beneficiarles.
Y así un largo listado donde el feminismo se aprovecha o tiene una actitud indeferente hacia el hembrismo, ya que a elllas no les influye y puede beneficiarles.
Así, hasta que el hembrismo acabó con el feminismo y su idea de igualdad.
Es una historia como la que relata el poema de Martin Niemöller, solo que cambiandolos protagonistas.
«Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a por los judíos,
no pronuncié palabra,
porque yo no era judío.
Cuando finalmente vinieron a por mí,
no había nadie más que pudiera protestar.»