la relega al furgón de cola de la recuperación en la zona euro
España crece y sale de la crisis causada por la pandemia, pero lo hace a un ritmo menor de lo previsto y, además, con el grave riesgo de quedarse muy por detrás de los socios europeos. Las previsiones económicas divulgadas por la Comisión Europea este jueves radiografían este diagnóstico con claridad. Para 2021, el pronóstico es que la actividad crezca un 4,6%, 1,6 puntos menos de lo que calculaba antes del verano y 1,9 menos de lo que espera el Gobierno y ha dibujado en el cuadro sobre el que asientan los Presupuestos para el año que viene. En 2022, el rebote será del 5,5%, de nuevo significativamente por debajo de lo que pensaba antes del verano.
Al hundimiento económico de 2020, el mayor visto en varias generaciones, está siguiendo una recuperación fuerte. “Mantenemos una senda de crecimiento sólida del 4,3% para el año que viene antes de bajar al 2,5% en 2023″, ha explicado el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, en la presentación de sus previsiones de otoño del conjunto de la UE. Esta marcha permitirá a la mayoría de países de la Unión Europea volver a los niveles de Producto Interior Bruto (PIB) anteriores a la crisis ya este mismo año, pronostica el equipo que dirige el político italiano. Francia recuperará el PIB perdido a finales de este ejercicio. Al comienzo de 2022 lo hará Alemania, un país cuya economía sufre más que otras los problemas en las cadenas de suministros, y luego Italia, en la próxima primavera. España, en cambio, no regresará a ese estadio hasta el segundo trimestre de 2023.
El empeoramiento de los vaticinios sobre España contrastan con la ligera mejora de los números para el conjunto de la zona euro, que cerrará el año con un PIB un 5% mayor que en 2020, dos décimas más de lo que se esperaba antes del verano. Por el contrario, para 2022 se da el movimiento contrario, del 4,5% al 4,3%. Estos números hablan de una fuerte recuperación que podría ser más vigorosa si no fuera por los problemas en las cadenas de suministro o el fuerte tirón de la inflación. A esto suma una “incertidumbre alta”, ha añadido Gentiloni al presentar las previsiones, porque “la recuperación continúa siendo muy dependiente de la evolución de la pandemia, tanto dentro de la UE como fuera”. Y dentro, lo que se está observando en las últimas semanas es un empeoramiento de la situación en países del este, como Bulgaria, y del centro como Alemania, Austria o Holanda, donde han empezado a tomar medidas restrictivas.
Esta rebaja en las previsiones de crecimiento de España va más allá de lo que puso sobre la mesa el FMI hace unas semanas, que pronosticaba un incremento del 5,7% este año y un 6,4% para el que viene. Y se suman al decepcionante dato de PIB que divulgó el INE a finales de octubre. Todo eso dibuja un escenario macroeconómico en el que queda bastante claro que el vaticinio sobre el que se han asentado los presupuestos españoles para 2022 es casi imposible de cumplir.
Los números de la Comisión para España se asientan en la esperanza de que el consumo privado se mantenga fuerte “por el impulso de los ahorros acumulados durante la pandemia y la recuperación del empleo”. “Además, la implementación del Plan de Recuperación y Resiliencia cogerá tracción e impulsará la inversión pública y privada”, continúa el documento presentado este jueves. De nuevo, como sucedió en la salida de la crisis anterior, el sector exterior tendrá una contribución positiva “gracias a la gradual normalización del turismo internacional”. Aunque, como ha explicado Gentiloni, ha sido un comportamiento más débil de lo previsto, una de las causas que ha llevado a los técnicos de Bruselas a rebajar los números españoles.
Los riesgos de desengancharse de la recuperación
El problema es que esto no es suficiente para salir del furgón de cola de la recuperación, con la situación agravada por la marcha de los precios. “La inflación en el área euro marcará un pico del 3,7% en el último trimestre de este año y seguirá en niveles altos durante la primera mitad de 2022″, anticipan los economistas de la Comisión. Esto, sin duda, aumentará la presión sobre el Banco Central Europeo para que acelere la retirada de los estímulos y suba los tipos de interés, lo que sería un lastre para un país con el volumen de deuda pública que tiene España.
Ese pasivo seguirá en los próximos años bastante por encima del 100% del PIB. Las previsiones de Bruselas apuntan, incluso, que este año el déficit alcanzará el 8,1% y la deuda crecerá del 120% al 120,6%. Será en 2022 y 2023 cuando empiece a bajar, al 118,2% y al 116,9%, respectivamente. Datos que superan en 20 puntos la media de la zona euro y cerca de 30 los del conjunto de la UE.
No solo en las grandes cifras macroeconómica España se queda rezagada, también sucede esto en el mercado laboral, un escenario en el que no suele quedar bien parada ni en épocas de crisis ni en las recuperaciones. Aunque en los últimos meses se observa un muy buen comportamiento del mercado laboral español, también es cierto que parte de una situación peor y así continuará en los próximos años. La tasa de desempleo de la UE volverá al punto en que estaba antes de la pandemia en 2022, con un porcentaje medio del 6,7%, la mitad de lo que espera para España.