Una importante agencia calificadora, MSCI, rebaja la calificación económica de Argentina a la de país subdesarrollado. Se espera una inflacción del 50% y la gente compra dólares para mantener el valor de sus bienes, pero no es sencillo porque el Gobierno limita la cantidad de dólares que se pueden comprar.
Desde que la semana pasada la calificadora de riesgo Morgan Stanley Capital International (MSCI) publicase que dejaría de considerar a Argentina como "economía emergente", la desconfianza que ya por sí genera el país del peronista Alberto Fernández se ha agravado todavía más si cabía.
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Los mercados descontaban que Argentina sería desplazada a la categoría de "mercado fronterizo", que es el siguiente escalafón -sus gobernantes llevaban desde 2019 haciendo méritos-. Pero la sorpresa ha venido cuando MSCI ha hundido su nota hasta "standalone", la peor calificación posible, que está ocupada por economías tan limitadas como las de Jamaica, Zimbabue o Líbano.
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La razón de esta nueva degradación se debe a los duros controles de capitales que aplica Argentina, por ejemplo, limitando las compras de dólares, lo que ata de pies y manos a la mayoría de estrategias inversoras. Y no será porque no se lo avisaron. En junio del año pasado, MSCI ya advirtió a Argentina de que perdería su estatus si las autoridades del país continuaban aplicando esos excesivos controles. Alberto Fernández, que llegó al poder ese mismo año, hizo caso omiso.
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"La economía de Argentina está destrozada. La inflación, que está previsto que supere el 50% este año, es una enfermedad crónica que ha convertido al dólar en un bien más.
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La realidad es que "a la espera de las calificaciones del FMI o el Banco Mundial", que son las oficiales, "Argentina ha dejado de ser una economía "emergente" para pasar a considerarse país "subdesarrollado", ni siquiera "en vías de desarrollo"", lamenta el economista.
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Pues menuda liada en Argentina. Como las agencias oficiales la bajen también al nivel de país subdesarrollado las inversiones se van a terminar de hundir.