Señoras tapándose con falso pudor unos senos demasiado turgentes. Cuerpos esbeltos y sin pizca de vello entre sábanas blancas de seda. Torsos cincelados a golpe bisturí y abdominales sin rastro de michelín. Hasta hace bien poco, no había pausa televisiva en la que no aparecieran esos anuncios en los que se mostraba un inquietante mundo feliz poblado de seres guapos y hercúleos donde los alopécicos, los gordos y los feos sólo tenían cabida en ese 'antes' que terminaba con un paso por quirófano en el que se alumbraba de forma mágica un 'después' sin cicatrices, dolorosos postoperatorios y posibles fiascos quirúrgicos. Era el ideal de belleza de Corporación Dermoestética, la empresa valenciana que a finales de los setenta se propuso democratizar la cirugía plástica en España. Casi cuatro décadas después, siliconada salida a Bolsa mediante, el gigante del bisturí asiste a su inminente final, con sus cuentas sangrando a borbotones e incapaz de suturar la herida que llevará al cierre a su medio centenar de clínicas en España y Portugal.
A finales del pasado mes de diciembre se confirmaba que la más bella reina de la cirugía estética española estaba rumiando un ERE que afectaría a sus 340 empleados, entre ellos, los 200 "médicos especialistas" de los que Corporación Dermoestética sacaba tanto pecho en sus 'spots'. Con un preconcurso de acreedores en marcha, estos días se escribe el final de una historia que comenzó en 1979 con los sueños de altos vuelos de José María Suescun. El empresario madrileño, que por aquel entonces se dedicaba a vender crecepelos y otros productos capilares de una firma alemana, se propuso trasladar el modelo de las clínicas dentales al campo de los incipientes tratamientos de belleza. Y lo consiguió. Al calor de los años de bonanza económica, con el cada vez mayor poder adquisitivo de las clases medias, comenzó a tejer desde Valencia una red de centros propios (nunca franquiciados) que cubría la práctica totalidad de las capitales de provincia españolas.
Las 'lipos', las depilaciones y, sobre todo, los aumentos de pecho, parecían el negocio redondo. De hecho, el alma máter de la firma fardaba ante las altas esferas empresariales de ser el hombre que más implantes de silicona había puesto en toda Europa. Claro que en aquellas fiestas regadas con ron Zapaca que ofrecía en sus yates acostumbrados a navegar por las aguas del exceso se refería a su negocio con términos alejados del eufemismo médico y más próximos a la jerga de puro y copa. Y es que la personalidad del hombre que ha cosido las cuentas de Corporación Dermoestética durante sus casi 36 años de historia no ha dejado indiferente a nadie. La impronta de Suescun salió a relucir de forma llamativa el 13 de julio de 2005, cuando su empresa protagonizó su salida a Bolsa. Entonces recaló en el parqué madrileño acompañado de medio centenar de supuestas enfermeras de generoso escote y faldas cortísimas. Por supuesto, eran modelos y aquel pequeño sainete no pasó desapercibido a sindicatos de profesionales del sector sanitario y colectivos feministas, que pusieron el grito en el cielo ante lo que consideraron un acto de publicidad machista y degradante para la mujer.
Pero los mercados no entienden de lo políticamente incorrecto. El éxito de la operación resultó ser incontestable. En un mes, las acciones de la compañía se llegaron a revalorizar en un 20%. Era la época de vino y rosas de la compañía en particular y de una España que caminaba con algarabía hacia el abismo en general. Días en los que, como toda empresa de éxito que se precie, Corporación Dermoestética había emprendido una arriesgada expansión internacional, que supuso sumar clínicas en Italia y Reino Unido a las que ya operaban en Portugal.
Con la llegada de la crisis todo aquello saltó por los aires. Las filiales extranjeras fueron vendidas a grandes conglomerados de la cirugía estética europea, lo que no evitó que las cuentas de resultados de la empresa entraran en barrena. De los nueve euros por acción que se llegaron a pagar cuando todo era turgencia a los 33 céntimos a los que cotizaba la estética cuando los efectos de la gravedad hicieron que abandonara su aventura bursátil en 2013, por la puerta de atrás del Ibex. Y sin enfermeras de pega. Desde entonces, y con las quejas de usuarios insatisfechos que, desde los primeros pasos de la empresa acusaron a la firma de malas prácticas, Suescun ha intentado por todos los medios insuflar vida a una compañía que arrastra una deuda millonaria, que ya no se reconoce en el espejo de lo que un día fue.
La web sigue ofreciendo ofertas y descuentos y sus comerciales continúan vendiendo tratamientos y operaciones
Mientras pacientes con tratamientos sin finalizar y operaciones pendientes se están comenzando a organizar para poner en marcha posibles acciones legales ante el inminente cierre de las clínicas, en la web de la reina del bisturí se siguen ofreciendo sus servicios de chapa y pintura con total normalidad. En ella se pueden encontrar "descuentos especiales 35 aniversario", como una liposucción en rebajas al 10% o la colocación del balón intragástrico "desde 3.990 euros". El pasado viernes, semanas después de que un medio digital valenciano filtrara un documento interno en el que el propio Suescun confirmaba a sus empleados que Corporación Dermoestética echaba la persiana, elcorreo.com se puso en contacto con el teléfono de atención comercial de la empresa para interesarse sobre uno de sus tratamientos.
Al preguntar por un "revolucionario" trasplante capilar, la operadora comenzó a detallar la misma información que aparecía en el sitio web, asegurando que en cualquier clínica de España el posible cliente podría recibir una consulta informativa, "aunque la intervención se realizaría en Madrid o Barcelona". Sólo en el momento de solicitar fecha, la agente comercial reconoció "que en estos momentos las agendas se encuentran cerradas, a la espera de que se resuelva un proceso de reestructuración interna de la empresa". Consultada sobre el tema del cierre de Corporación Dermoestética, la empleada se limitó a asegurar que "no existía información oficial de la empresa sobre el tema, aunque es cierto que ahora mismo está en preconcurso de acreedores", aseguró. Hay situaciones que ni el más afilado de los bisturíes puede embellecer.