El neurocirujano de Harvard reúne testimonios de científicos, grandes sabios del pasado y gente corriente para tratar de demostrar que el cielo es real
"Soy un médico que tuvo una experiencia cercana a la muerte. Hasta ese momento, un firme miembro del lado reservado para la 'ciencia dogmática' que tuvo una experiencia que lo posicionó en el otro lado. Este lado cree que estamos a punto de presenciar algo auténticamente nuevo: una unión de espiritualidad y ciencia que cambiará para siempre la forma en que nos entendemos y experimentamos a nosotros mismos.”
Con esta premisa, el neurocirujano Eben Alexander, autor de 'La prueba del cielo' (Planeta), escribió uno de los grandes éxitos editoriales de los últimos dos años y está a punto de ser adaptado a la gran pantalla. En él, el médico contaba su experiencia tras pasar siete días en coma como consecuencia de haber sufrido un derrame cerebral. En su opinión no hay duda de que hay vida después de la muerte.
En su nuevo volumen, 'El mapa del cielo' (Planeta) el médico vuelve a abordar su tema preferido, la vida después de la muerte, pero desde una perspectiva más amplia.
'El escritor reúne en su nuevo libro tanto a científicos como a los grandes sabios del pasado, incluyendo testimonios de gente corriente que ha vivido extraordinarias experiencias cercanas a la muerte, para demostrarnos que el cielo es real. En esta nueva obra, Alexander ha estudiado lo que han dicho lastradiciones religiosas de todo el mundo y los filósofos sobre la supervivencia del alma después de la muerte, y ha llegado a la conclusión de que existen grandes similitudes entre esas voces del pasado y los relatos de la actualidad. 'El mapa del cielo' explora la historia espiritual de la humanidad y el nacimiento de la ciencia moderna en el siglo XVII, y nos muestra cuál es nuestro verdadero destino.
'Ciencia y conciencia
¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? Hoy en día muchos científicos creen que estamos a punto de saber prácticamente todo lo que queda por saber en relación con el universo. Algunos incluso hablan prolijamente de una Teoría del Todo, que explicaría todo lo que actualmente se sabe sobre el universo. Hoy existe otro grupo —que incluye a muchos científicos— que también lo cree pero desmarcándose de una teoría agresiva, materialista y orientada hacia los datos y que defiende abordar esas tres preguntas primordiales acerca de la condición humana. En esa teoría, además, se incluirá el cielo.
En el siglo XX, tras tres siglos fantásticamente exitosos, la ciencia —en especial la física— recibió una sorpresa. Encontró algo que no podía explicar: la «materia», eso que creyó entender tan bien, no era en absoluto lo que había creído que era. Los átomos —esas pequeñas partículas irrompibles y sólidas como la roca que la ciencia había pensado que eran los principales componentes del mundo— resultaron no ser tan sólidos ni tan irrompibles. Y resultó que el espacio tampoco estaba realmente «ahí». Al menos no de la manera sencilla, directa y fácil de entender. Se doblaba. Se estiraba. Estaba inextricablemente relacionado con el tiempo.
Y entró en juego otro factor: la conciencia —ese hecho simple, pero supremamente no simple, de estar consciente— de conocerse a uno mismo y al mundo que lo rodea. La ciencia apenas había acuñado una palabra para este fenómeno en el siglo XVII, a pesar de que todos los pueblos precientíficos del mundo lo situaban en el centro de su visión de la realidad. Los científicos la dejaban de lado porque, decían, al ser imposible de medir, no era real. Sin embargo, en la década de los veinte, los experimentos de mecánica cuántica revelaron que, a nivel subatómico, la conciencia del observador, de hecho, lo ataba a todo lo que él observara.
El físico matemático Ernst Pascual Jordan escribió: "Las observaciones no solo afectan a lo que se va a medir, sino que lo producen". Esto no necesariamente significa que creemos realidad con nuestras imaginaciones, pero sí que la conciencia está tan vinculada a la realidad que no hay manera de concebirla sin ella: la conciencia, en suma, es el verdadero fundamento de la existencia
Rpv: científico esceptico tiene una experiencia tope chula en la que visita otras dimensiones mientras está en coma durante una semana y queda convencido de la existencia de la vida después de la muerte.