La polémica de los coches de Google Street View suma un nuevo elemento. Los vehículos usados para crear los mapas con visión a pie de calle, además de guardar datos sobre las redes inalámbricas de los habitantes de las ciudades monitorizadas, extrajeron claves para entrar en sus correos electrónicos y en su contenido.
Equipados con un dispositivo inalámbrico, registraron en varios países datos sensibles, según Google, de manera inadvertida. La compañía, además de pedir disculpas, ha reconocido que va a cambiar su política de privacidad a raíz de este error. Google insiste en que la base del problema ha sido un error de código que se filtró por accidente en la recolección de imágenes para StreetView.
Alma Whitten, directora del departamento de privacidad para ingeniería y productos de la empresa, ha minimizado los daños: "Los coches solo tenían acceso momentáneo, mientras se movían, a los datos de la gente. Se borrarán automáticamente". Aun así, los reguladores de más de 30 países han pedido a Google que dé explicaciones más detalladas sobre qué tipo de datos almacenan.
El vicepresidente del área de ingeniería e investigación de la compañía, Alan Eustace, ha publicado una entrada en el blog oficial del buscador en la que se compromete a tomar una posición más dura con la gestión de los datos de usuarios. Pretende así dar un paso más allá en el código publicado en el mes de mayo.
Chikitos ladrones oiste.