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«Me dijeron que la llevara a un colegio privado porque no van a cumplir la ley,"Si no escolarizan a mi hija en castellano haré huelga de hambre"
Penalidades kafkianas en pos de un derecho de todo español
«Me dijeron que la llevara a un colegio privado porque no van a cumplir la ley».
"Si no escolarizan a mi hija en castellano haré huelga de hambre"
CARMELO GONZALEZ / Padre que quiere que su hija estudie en castellano en Cataluña
Amenaza a la Generalitat con una huelga de hambre después de meses reclamando al propio colegio, al Gobierno catalán y al defensor del Pueblo el derecho a que su hija sea escolarizada en castellano. La directora de la escuela le aconsejó que matriculara a la niña en un centro privado de educación en inglés
EL MUNDO, 16/1/2006, EVA BELMONTE, BARCELONA
Dice que lo único que quiere es que se cumpla la ley. Carmelo González lleva meses exigiendo casi a diario a la administración catalana que su hija de tres años reciba las clases en castellano. Después de repetidas peticiones a la directora del colegio, a la Generalitat y hasta al defensor del Pueblo, González amenaza con una huelga de hambre si en marzo no se soluciona la situación.
«No hay ninguna familia que haya denunciado al Govern por incumplir la ley», afirmó el jueves en este mismo diario Carles Mundó, jefe de gabinete de la consejera Marta Cid. El caso de González contradice estas declaraciones.
Pregunta.- ¿Qué es lo que reclama a la Generalitat?
Respuesta.- Yo sólo quiero que se cumpla la normativa vigente.La Ley de Política Lingüística 1/1998, en su artículo 21.2, afirma que los niños tienen derecho a recibir la primera enseñanza en su lengua habitual, ya sea ésta el catalán o el castellano. Hay una ley, ¡pues que la cumplan! Si el poder ejecutivo no respeta la independencia del poder judicial ni las leyes que marca el poder legislativo, que son los pilares que sustentan la democracia, esto no funciona.
P.- ¿Cómo ha llegado usted a esta situación?
R.- Mi hija inició la primaria el pasado septiembre en el CEIP 2 de Sitges. Entonces pedí que la lengua vehicular de su educación fuera el castellano y, aunque en principio alcanzamos un acuerdo con la directora del centro, Montserrat Almirall, luego no se cumplió. El trato era que los profesores se dirigirían a la niña en castellano e impartirían las clases en ambas lenguas en la medida de lo posible. Pero por cosas que nos contaba la niña supimos enseguida que el trato no se cumplía y que las clases se daban casi en un 100% en catalán. Después de muchas reclamaciones a todos los niveles, el problema no se ha solucionado. Por esa razón, si en marzo de este año no cambia algo, me plantaré ante el Palau de la Generalitat y me declararé en huelga de hambre intermitente. Solo o acompañado, no me importa. No me gusta tener que llegar a este punto, porque es duro y yo tengo un trabajo y una vida, pero no hay más remedio.
P.- Después de todas estas reclamaciones, ¿el colegio no ha cambiado su postura?
R.- Se acogen a circulares internas y aseguran que quieren evitar la segregación entre lenguas. Si de verdad supusiera segregar ofrecer a mi hija una educación en castellano, este sería un mal menor frente al delito de limpieza lingüística y discriminación por el origen que ellos llevan a cabo. Otra de las respuestas que recibí desde el colegio, esta vez en boca de la propia directora del centro fue que cambiara a la niña a una escuela privada.En concreto, la propuesta de la directora era una escuela que ofrece sus clases en catalán e inglés, ni siquiera en castellano, y que cuesta 450 euros al mes. No me puedo creer que un director de un colegio público te diga que te vayas a un centro privado porque no van a cumplir la ley.
P.- ¿A quién más ha dirigido sus reclamaciones?
R.- Yo ya sabía que existía esta discriminación lingüística en las escuelas desde hace años. Además, ya tuvimos problemas con la preinscripción. Pedimos los impresos en castellano porque mi mujer no entiende el catalán y no nos los dieron hasta que enviamos un burofax a la Generalitat amenazando con denunciarles.Por esa razón, me dirigí primero a la Generalitat. Antes de inscribir a mi hija en el colegio les envié un correo electrónico en el que les preguntaba qué procedimientos debía seguir para que la niña cursara la educación primaria con el castellano como lengua vehicular. La respuesta fue que la lengua vehicular en las escuelas catalanas es el catalán y que la niña lo aprendería muy rápido.Me decían que no me preocupara. Pero es que eso no era lo que yo les había preguntado. Les volví a escribir y se me respondió diciéndome que debía dirigirme al director del colegio. Y así lo hice, pero no atendieron mi petición. Entonces fue cuando me dirigí al defensor del Pueblo.
P.- ¿Y cuál fue su respuesta?
R.- Que tengo todo el derecho a reclamar la enseñanza en castellano y que, además, comunicarían a la ministra de Educación este hecho para que el redactado de la LOE evitara futuras injusticias similares.Con esta respuesta en la mano me volví a dirigir al colegio de palabra y por escrito el pasado miércoles. Les he avisado de que si no hacían algo al respecto antes del primero de febrero emprendería medidas legales. El jueves me comunicaron que habían reenviado mi petición al Departamento de Educación de la Generalitat.Mientras mis cartas van de un sitio a otro va pasando el tiempo y mi hija sigue recibiendo clases en catalán.
P.- ¿Cuánto tiempo lleva usted viviendo en Cataluña?
R.- Vine en el año 1981 de Las Palmas, a estudiar medicina. Unos años después de acabar la carrera me fui a Suiza y, más tarde, a Italia. Volví a Barcelona en el año 2003.
P.- ¿Habla usted catalán?
R.- Perfectamente. en los años 80, cuando estaba en la universidad, defendí el catalán y ahora lo sigo defendiendo. Yo no estoy pidiendo que quiten el catalán de ningún sitio. Defiendo el derecho de los ciudadanos de Cataluña de tener escuelas en las que se enseñe en catalán, medios de comunicación, cultura... Pero no entiendo qué tiene que ver eso con erradicar, con prohibir el castellano de la vida pública catalana. Estos problemas en la escuela y los de los comercios o el de ahora de la sanidad -se refiere a la inspección de historias clínicas, un tema que le toca muy de cerca, porque estudió medicina y trabaja en la industria farmaceútica- demuestra que se está llevando a cabo una auténtica política de limpieza lingüística.
P.- ¿Esa política de limpieza lingüística de la que usted habla le ha llevado alguna vez a plantearse cambiar de residencia?
R.- Hay gente que en situaciones como la nuestra al final se ha ido de Cataluña. Con todo este lío, nosotros pensamos en irnos a otras ciudades como Madrid o a Las Palmas. Incluso se nos ocurrió alquilar un apartamento en Peñíscola durante la semana y matricular allí a la niña. Pero hoy por hoy esto es España y hay unas leyes.Si democraticamente Cataluña se independiza y la única lengua oficial es el catalán yo lo respetaré.
P.- ¿Quiere que su hija, además de utilizar el castellano como lengua vehicular en la escuela, aprenda el catalán?
R.- Lo aprenderá de forma natural, pero ahora mismo ya está estudiando tres lenguas. Habla castellano conmigo e italiano con su madre, que nació en Roma. Además, quiero que aprenda inglés.
Penalidades kafkianas en pos de un derecho de todo español
EDITORIAL EL MUNDO, 16/1/2006
Joseph K., el personaje de Kafka, va peregrinando por los pasillos de los juzgados en un vano intento de defenderse en un proceso en el que, de antemano, está condenado. Ni siquiera nadie es capaz de explicarle de que se le acusa, aunque todos dan por hecho que su culpa es terrible.
Las penalidades de Carmelo González se asemejan a las del personaje de Kafka. Lleva meses peregrinando por los pasillos de la Administración catalana en pos de un elemental derecho que nadie es capaz de garantizarle. González demanda que se cumpla la ley, pero se topa contra un muro impenetrable.
La pretensión esgrimida por González, un médico que reside en Sitges (Barcelona), se limita a que su hija sea educada en castellano, un derecho teóricamente garantizado no sólo por la Constitución sino también por el Estatuto vigente e incluso por la Ley de Normalización Lingüística.
González matriculó en septiembre a su hija en un colegio público de Sitges y pidió expresamente que fuera educada en castellano.No lo ha logrado a pesar de sucesivas reclamaciones. La directora del centro le llegó a sugerir incluso que matriculara a su hija en un colegio privado inglés, en el que se pagan 450 euros al mes.
Según cuenta hoy a EL MUNDO, Carmelo González está dispuesto a iniciar una huelga de hambre en marzo si la Generalidad no atiende su demanda, amparada por las leyes vigentes en Cataluña.
Carmelo González es un hombre con formación universitaria, que ha vivido en Suiza e Italia, que habla perfectamente el catalán y que defiende el derecho de las escuelas públicas a enseñar también en este idioma. Lo único que exige es poder educar a su hija en castellano. Y lo hace contra viento y marea, a sabiendas de las incomodidades que ello puede depararles a él y a su familia.
El problema de González es el de cientos de miles de familias en Cataluña que no pueden escolarizar a sus hijos en castellano y que se ven forzadas a conformarse con el modelo de educación en catalán. Tres sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña han condenado a la Generalidad por no dar a los padres la opción de elegir.
El caso de González es un ejemplo de la flagrante vulneración de los derechos constitucionales que supone la política de normalización lingüística de la Generalidad. La propia consejera de Educación ha reconocido que está incumpliendo la ley, pero pretexta que no puede hacer otra cosa para evitar la discriminación de los niños. ¡Como si lo que ocurre ahora no lo fuera!
Lo grave es que este atropello se está consumando ante la indiferencia de Pasqual Maragall y Zapatero, que cierran los ojos a esa injusticia para no molestar a sus socios nacionalistas.
La sociedad catalana tiene el deber moral de reaccionar ante la denuncia de este padre, que ha tenido el valor de no plegarse a las presiones externas. Carmelo González pide que se respeten sus derechos y que se cumpla la ley. El suyo no es un caso aislado, pero la mayoría se arruga y calla. O, como él mismo se ha planteado hacer, coge las maletas y se marcha. Por eso todos los demócratas debemos arroparle. Lo que está en juego es, como dice este hombre, si Cataluña «sigue siendo parte de España».
16/01/2006 - EL MUNDO
Fuente http://www.tolerancia.org/asp/index2.asp?area=area6&p=76&t=2