Mensaje de Don Carlos Javier ante la crisis política existente en las Españas
A mis queridos carlistas:
Durante los últimos meses, y especialmente desde el pasado mes de agosto en el cual el terrorismo golpeó criminalmente Barcelona, ciudad a la que tengo especial afecto y de la que no puedo hablar si no es con extremo cariño por ser la ciudad en la que falleció mi padre, Carlos Hugo, y en la que el año pasado os presenté a mi hijo, Carlos Enrique; he estado muy pendiente de los acontecimientos que se sucedían en las Españas sin querer manifestarme por tener la esperanza de que los políticos elegidos democráticamente por todos los ciudadanos cumplirían con sus obligaciones buscando el encuentro y no el enfrentamiento.
Lamentablemente no ha sido así, y ante los acontecimientos que se vienen desarrollando, consciente de las obligaciones que recaen sobre mi como representante del legado histórico de la Dinastía carlista, con la memoria de mis antecesores, con la lealtad sacrificada y persistente que hacia ellos mostraron miles y miles de españoles durante dos siglos, y en definitiva con el significado histórico del Carlismo, pero también como ciudadano español y europeo, me impelen a trasladar y compartir con vosotros las siguientes reflexiones con el fin de contribuir a esbozar un camino diferente al del enfrentamiento ya previsto.
Recordemos nuestra propuesta tradicional, que es más necesaria que nunca. El federalismo, como expresión actualizada de la foralidad de los viejos reinos, es la solución que puede encauzar las aspiraciones de las distintas nacionalidades que conviven en las Españas.
El momento concreto que vivimos es preocupante. La situación que se da en Cataluña está demostrando que las autoridades políticas, tanto del Gobierno español como las de la Generalitat, nos conducen a un escenario de confrontación y fractura. Y en ningún caso es admisible que aquellos que tienen la responsabilidad de gobernar pierdan el control sobre los acontecimientos.
La crisis abierta actualmente ha tomado tal deriva que es preciso recordar que la prioridad fundamental que hay que defender, y defender desde ambos lados del conflicto, es la Concordia. Si esa concordia se rompe desaparecerá todo lo demás, desaparecerá la legalidad, desaparecerá el sentido de comunidad y desaparecerá la posibilidad de solucionar cualquier tipo de problema, abriéndose paso en nuestras queridas Españas toda clase de sentimientos negativos de los que serán esclavas las generaciones futuras. Estoy convencido de que la inmensa mayoría de los ciudadanos quiere un diálogo sereno que desemboque en un pacto. Y este acuerdo aun es posible dentro del marco de una Constitución actualizada y del respeto a las aspiraciones del pueblo catalán. Este diálogo, desde la voluntad de lograr la concordia, debe tener lugar ahora, antes de que sea demasiado tarde. Estoy seguro que así, y solo así, se alcanzará la paz inmediata, futura y duradera.
Por todo lo expuesto, pido a mis leales carlistas que, cualquiera que sean sus sentimientos y sensibilidades, se abstengan de participar en los actos de enfrentamiento que puedan producirse, y que ante cualquier conato de violencia ofrezcan, en la medida de sus posibilidades, su mediación. No seamos nosotros los que polaricemos la situación. Debemos de ser la voz de la calma y de la razón. Comprendo las profundas emociones que la situación de hoy puede desencadenar, pero debemos mirar a nuestra Historia y sacar las lecciones que ella nos ofrece. La violencia no lleva a soluciones duraderas.
Pido a todos los españoles que miren a su alrededor y comprendan que no existe ningún “ellos” porque todos somos un “nosotros”.
Pido a los representantes políticos que tengan la valentía y la grandeza de reconducir la peligrosa situación a la que han llevado a Cataluña y al resto de las Españas, por las vías de la concordia y de la negociación.
Mi profunda solidaridad con quienes están sufriendo las consecuencias del enfrentamiento creado por este clima de tensión.
Dado a 5 de Octubre de 2017
Igualito el discurso que el del rey ilegítimo que tenemos puesto, igualito. Ya que no nos dejan votar sobre monarquía o república que por lo menos nos dejen elegir un Rey que se preocupe por los problemas y trate de solucionarlos.