Le ha llegado al hora a otro nuevo cuento, esta vez la recurrente y clásica falacia de la productividad.
Si nos dicen que los trabajadores en Alemania son más productivos que los de España, el imaginario colectivo se imagina a un eficiente obrero alemán sacando toneladas de trabajo en cada hora, sin descanso, y un vago funcionario español al lado que no produce nada. Esa es la idea que busca diseminar esta falacia, pero veamos como no tiene nada que ver con eso.
Punto 1: la productividad de un país no tiene nada que ver con la eficiencia de un trabajador
Los medios a favor del establishment neoliberal no cesan en su bombardeo constante sobre la baja productividad del empleado español frente a los de países de la Europa del norte, como Alemania:
Los españoles trabajan 320 horas más al año que los alemanes, pero producen menos
“No se trata de estar muchas horas, sino las adecuadas, y que esas horas sean bien utilizadas”
“Lo ideal es tener unas horas bajas de trabajo y una productividad alta. No se trata de trabajar más, sino de trabajar menos pero que tus instalaciones sean las que rinden más”
Sin embargo, hay que entender que la forma en la que mide la productividad esta gente es bastante simple:
Productividad de un país = PIB / Horas trabajadas
Viendo esta fórmula, queda claro que un país considerado productivo solo debe cumplir dos requisitos: generar un gran PIB, y hacerlo con el menor número de horas trabajadas.
Sin embargo, en países como España, la industria de alto valor fué sacrificada en su ingreso a la unión europea. Desmontamos nuestra industria para apostar por un país basado en la agricultura y el sector servicios, que generan muy poco PIB para la cantidad de horas trabajadas que demandan.
Explicándolo de forma sencilla, no importa que seas extremadamente eficiente sirviendo cafés y seas capaz de servir 10 cafés por minuto, puesto que cualquier trabajador de una fábrica de coches alemana, a pesar de ser extremadamente ineficiente trabajando, producirá un alto valor que se traducirá en mayor PIB con las mismas horas trabajadas.
¿Esto significa que los camareros alemanes son más productivos que los camareros españoles?
No, significa que los obreros alemanes en entornos altamente automatizados son mucho más productivos (que no eficientes) porque requieren menos trabajo humano para conseguir una mayor generación de valor.
Punto 2: Bajar los sueldos no aumenta la productividad
España, a la cola de Europa en productividad y competitividad
“En un mundo tan globalizado y competitivo, que ha coincidido con un crecimiento espectacular de la economía española, el uso del factor trabajo se ha gestionado de tal manera que se ha primado la cantidad sobre la calidad y así se explica que la productividad esté estancada, que los costes laborales unitarios sigan creciendo, que la economía tenga tendencia a hacer servir más trabajo que capital y que, en definitiva, se pierdan posiciones competitivas. No deja de ser curioso que el sector que ha presentado mejores resultados en eficiencia y competitividad, la industria, sea al mismo tiempo el que menos ha crecido”
¿Por qué es tan baja la productividad en España?
"Hasta el año 2000, esa diferencia entre la productividad de la economía española y la de otros países más avanzados se debía casi exclusivamente a la baja productividad del trabajo, según ha explicado Pérez. Esta productividad, resultado de dividir el producto interior bruto del país entre las horas trabajadas, ha aumentado un 33% desde 1980. La subida se ha dado gracias a las sucesivas reformas laborales y la disminución de los salarios durante la crisis."
Ya hemos visto que la productividad de un país depende mucho más de su grado de automatización, el precio por el que consigan vender sus productos, el tipo de industria y el desarrollo tecnológico del país. A pesar de eso, los medios siguen empeñados en relacionar la productividad con el desempeño individual del trabajador, y su argumento milagroso es que su tu empleado es "menos productivo", lo puedes arreglar bajando los "costes laborales" (es decir, bajándoles el sueldo).
Realmente estas personas no creen que bajándole el sueldo a un camarero sirva más cafés por minuto, nadie que no sea imbécil puede llegar a pensar eso. Simplemente se utiliza como excusa, aludiendo a términos ambiguos y confusos, relacionando la productividad de un país con la eficiencia de un trabajador y generando un pseudoargumento que contribuya a enriquecer a la oligarquía.
inspirado en: http://gestiondeproyectos-master.com/la-falacia-de-la-baja-productividad/
Podéis comprobar anteriores hilos de esta serie:
Cuentos neoliberales, Vol. I: Singapur
Cuentos neoliberales, Vol. II: El Índice de Libertad Económica