He encontrado este escrito en un blog y me he decidido a compartirlo con vosotros:
«Hace ya un tiempo que vengo intentando desligarme de lo material. Sigo usando ropa que lleva más de siete años en mi armario y cambio de móvil sólo cuando se jode el anterior, sin sentir esa necesidad de renovación a los seis meses de haberlo comprado. Veo absurdo gastar dinero en exceso en bienes materiales, efímeros, que antes o después acabarán en el contenedor de basura.
Por el contrario, no tengo reparo en invertir en estados alterados de conciencia, que tanto placer y noches inolvidables me han reportado. Sin olvidar los momentos de introspección y autoexploración.
Pero la gente no lo entiende así. Algunas personas ven normal gastarse cien euros a la semana en ropita nueva, pero usar el mismo dinero en los mal llamados vicios les resulta totalmente reprobable.
Qué esperar de nuestra sociedad. Influidos por la cultura grecorromana, hemos ido deformando su ideal de ebriedad (sirva de ejemplo la degradación del término "simposio"), al mismo tiempo que fue creciendo la adoración y el fanatismo por su herencia más perniciosa: el deporte.
Esta actividad, siempre ligada a un nacionalismo inconsciente, se retransmite por televisión y se promociona como una alternativa saludable a las drogas. Resulta difícil creer que algunos deportes integrados dentro de los Juegos Olímpicos tienen un efecto beneficioso en la salud de los participantes, como alguna que otra vez ha quedado en evidencia. Por no hablar de todas las complicaciones médicas que puede ocasionar el practicar deporte de alta competición.
Hay traducido, en la web de Energy Control, parte de un estudio de Newcombe & Woods en el que compara los riesgos de mortalidad del consumo de drogas y de diversas actividades. Es curioso descubrir que el peligro de consumir éxtasis es comparable al de practicar esquí o bricolaje, o incluso que es mejor lo primero que ser animadora deportiva.
Nunca entenderé por qué Papá Estado, en aras de la salud pública, sitúa las drogas en un estatus de ilegalidad mientras subvenciona constantemente actividades tanto o más peligrosas que el consumo de nuestros amados psicoactivos.»
http://nosolopan.blogspot.com/2008/08/de-drogas-y-deportes.html