Resumido: Si hay un fin, al alcanzarlo no habrá nada que vivir, pero si no lo hay, no habría nada que alcanzar. Qué alcanzamos entonces?
En serio, el fin, la muerte es algo imperativo, de que sirve entonces vivir? Correr, saborear, experimentar, respirar... Son banalidades que no rozan ni la superficialidad de la existencia, pero sin embargo las ponemos en un pedestal como si fueran "el sentido de la vida", ya sabéis, lo típico de que venimos al mundo para ser felices. Yo no lo creo para nada, el mundo esconde un fondo de blancos y negros imperceptible. Pensándolo muy empíricamente, venimos a la vida con matices de dolor y placer que nos mantienen vivos, el dolor es la escusa para buscar el placer. Teniendo en cuenta esto, podemos decir que simplemente hay algo que quiere mantenernos vivos, todo está hecho para que tu creas que ser feliz es suficiente. Cuando al contrario, creo que la gente es cada vez más infeliz porque no experimentamos tanto el dolor como la hacían nuestros antepasados, no tenemos desafíos con los que contrastar el placer, y por tanto buscamos cada vez más en vano excesos de placer mucho más compulsivos. Este también es un destino de amargura, el de la "felicidad", por eso creo que la felicidad real es el desafío, contrastar el placer con un esfuerzo, con dolor.
Si rompemos esas barreras y aprendemos a tolerar el dolor, seremos más libres de esa boba creencia de vivir con la ansiedad de encontrar placeres. Así existen personas melancólicas y sabias que saben mejor que nadie como funciona sus mundos, porque han dejado de lado la felicidad para adentrarse en la escuálida e inerte realidad. Creo que con esto dejo claro lo inútil que me parece esta concepción de la aceptación del nihilismo, de la "orgía del placer", y contrastarla con el rechazo, la búsqueda de algo más.
La observación es simple, aunque muramos en 30 años, lo mismo será mañana. Qué creéis? Debemos dejarnos sucumbir por el nihilismo o hay realmente algo de contexto en todo esto?