Tropelías y crímenes de la Legión y los "novios de la muerte"
El ministerio de Defensa oculta la larga nómina de sangre de los "caballeros legionarios"
Dos días antes de que Federico Trillo, ministro de Defensa del Gobierno, anunciara el fin del Servicio Militar Obligatorio, la jueza Ana Rubio Encinas hizo pública la sentencia, condenando a tres legionarios con graduación a seis años de cárcel para cada uno por "homicidio frustrado y abusos deshonestos"; según el relato, los hechos ocurrieron en el cuartel del Tercio de la Legión en Ceuta el cuatro de marzo del año 1985, y los afectados fueron Manuel García y Francisco Jaén, soldados de reemplazo que estaban destinados en aquel acantonamiento militar.
La sentencia afirma que fueron "obligados a mantener relaciones sexuales, vía anal, así como tocamientos entre ambos", y que "no satisfechos con la humillación, regresan cinco días después a la nave donde se encontraba arrestado "Manuel García", al que propinan una brutal paliza".
Para la magistrada de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cádiz, "los condenados arrestaron a las dos víctimas y les ordenaron que se desnudaran, después de llevarlos a una nave. Allí, les obligaron a que mantuvieran relaciones sexuales vía anal, así como tocamientos entre ambos. No satisfechos con la humillación, regresan a la nave donde se encontraba arrestado M. G. al que proninaron una brutal paliza", por lo que condena a los delincuentes para que cumplan seis años y medio de prisión y, subsidiariamente, al ministerio de Defensa a pagar una indemnización de casi veinte millones de pesetas por las secuelas y lesiones producidas a las víctimas por sus grupos de legionarios. Manuel García está inválido para el resto de su vida. Pero aún más importante, el calvario sufrido por él y su familia hasta que procesan a los autores materiales, nunca podremos imaginárnoslo. Los ministros de Defensa, desde 1985, obstaculizaban permanentemente la investigación de los hechos que eran de conocimiento público en el cuartel ceutí de la Legión.
Historia de la Barbarie
Las historias negras y la nómina de sangre de los Tercios legionarios no son nada nuevas. Arrancan desde su propia creación por Millán Astray (Viva la muerte) en 1920, y sus mismos principios; es decir, pacificar y aplacar a sangre y fuego cualquier rebelión contra el orden establecido por Dios y la integridad de la patria. Marruecos, durante la pacificación insurrecional del protectorado; Asturias en la Revolución de 1934 y todo el Estado en la Guerra Civil española tienen pruebas de las gestas heróicas de la Legión. Pero nos limitaremos a recordar hechos más cercanos por no adentrarnos en los acontecimientos que han marcado la filosofía legionaria a lo ancho y largo de su negra y oculta historia.
Vamos al año 1996 para refrescar las memorias, cuando nutridos comandos legionarios (más de mil) protagonizaron intolerables desmanes en Melilla, según la Agencia EFE, la tarde y madrugada del diez de marzo, poniendo sobre el tapete el miedo que provocan los novios de la muerte en localidades próximas a sus acantonamientos, donde cerca de 500 legionarios del Tercio Gran Capitán, del cuartel Millán Astray, vestidos de paisano, sembraron el caos y se cebaron en el barrio de El Polígono en venganza por la muerte de un compañero el día anterior.
Para EFE, en otro despacho, los miembros del Tercio bajaron en perfecta formación, cantando himnos legionarios hasta el centro de la ciudad, primero, y hasta el barrio de El Rastro, después. Hacia las siete de la tarde, los legionarios llegaban a El Polígono, donde siguieron destrozando automóviles y comercios, y causando graves destrozos, agrediendo a su paso a los transeúntes, al menos tres de los cuales tuvieron que ser hospitalizados en Melilla.
La información de El Mundo al día siguiente, aseguraba que minutos depués comenzaron a llegar numerosos efectivos de policía nacional, municipal, militar y Guardia Civil, que en ningún momento intervinieron ni para cortarles el paso ni para disolverlos.
El País, el 17 de aquel mes, tituló así su crónica: Una venganza contra la convivencia, con un recuadro significativo en el que podía leerse que "el ministerio de Defensa sostiene que las únicas normas que deben cumplir los legionarios, igual que los demás miembros del Ejército español, son las Reales Ordenanzas y leyes penales y disciplinarias militares.
Sin embargo, los miembros de la Legión española recitan de memoria los doce espíritus del Cuerpo; al grito de "A mí la Legión", sea donde sea, acudirán todos y con razón o sin ella (sic) defenderán al legionario que pida auxilio.
Defensa de la Legion
Para el semanario Tribuna, en un reportaje contradictorio de José María Latorre, las autoridades de Melilla coinciden en afirmar que el suceso ha sido magnificado, y que la mayoría de los cincuenta y cinco mil ciudadanos que pueblan la ciudad considera que se trata de un hecho aislado, provocado por el comportamiento irracional de unos pocos.
Así se pronunció el 30 de marzo Mario Guio, Viejo Caballero Legionario, contra la disolución del Cuerpo, pues cuando sucede algo parecido con otras unidades, no piden que desaparezca, pues podría ser otra locura más disolver unas unidades con miles de esos efectivos, por los desafortunados incidentes. Estas historias de la Legión española no engañan. Durante los últimos veinte años, las pocas informaciones publicadas redundan en lo mismo; es decir, sus atrocidades. El uno de julio del 86 según Diario16, "diez legionarios destrozaron un bar en el pueblo almeriense de San José, hiriendo de gravedad a tres civiles la madrugada del domingo".
El País del 13 de junio de 1986 informaba que tres legionarios vestidos con el uniforme militar atracaron en la noche del miércoles (11 de junio) una relojería-joyería en Puerto del Rosario, capital insular de Fuerteventura, después de apuñalar a su propietario, José Luis Yagüe Suárez, de 38 años, quien tuvo que ser trasladado urgentemente en un avión del "Servicio Aéreo de Rescate" a Las Palmas de Gran Canaria, donde fue intervenido quirúrgicamente.
La Legión fue otro descubrimiento democrático de Narcís Serra; siendo ministro de Defensa en el Gobierno del PSOE, el 26 de noviembre de 1987 declaró que "la Legión dejará de ser refugio de indeseables, por lo que el Cuerpo no se disuelve sino que se modernizará y equipará; no serán legionarios, ni los extranjeros, ni los ciudadanos españoles que tengan cuentas pendientes con la justicia".
En el reportaje Novios de la muerte y del follón, publicado en El Periódico de Catalunya, puede leerse que "los legionarios, esos militares de pecho descubierto, se han visto a menudo implicados en historias de prostitución, robos, peleas callejeras, violaciones, secuestros y asesinatos".
Un año después, junio de 1988, El País informó que un brigada de la Legión, con su uniforme reglamentario, del Tercio Juan de Austria instalado en Fuerteventura, disparó indiscriminadamente en el bar de Manuel Tavero Galán, "que tuvo que parapetarse para que los disparos no le alcanzaran", a pesar de lo cual fue herido de bala. El entonces presidente del Cabildo Insular, Juan José Herrera Velázquez, manifestaba que "ya es hora que el Gobierno afronte una solución para que desaparezca la amenaza a la que a diario se ve sometido el pueblo de esta Isla".
Pocos días después, el mismo diario informó que "el Parlamento canario afirma que la Legión crea un clima de inseguridad ciudadana en la población civil", declaración aprobada unánimemente por todos los grupos políticos. El 28 de marzo de 1990, El País decía que "un grupo de unos 15 jóvenes acompañados de niños, tuvo que abandonar una playa de la isla de Fuerteventura, atravesando la peligrosa línea de fuego producida por disparos y explosiones de morteros, generados por ejercicios de tiro de un destacamento de la Legión. El incidente puso en peligro la vida de los bañistas".
El 27 de junio del mismo año, se produjo una "persecución con helicópteros y disparos a legionarios desertores en Fuerteventura", mientras Manuel Hernández, Delegado de Gobierno, declaraba que hemos intentado comunicarnos sin éxito con el coronel del Tercio Juan de Austria, con la intención de recibir explicaciones de lo ocurrido; al parecer se encuentra ilocalizable en el norte de esta Isla, participando en el ejercicio militar que produjo esos hechos.
El 7 de agosto del 91, dos legionarios intentaron secuestrar un avión en Fuerteventura, para lo que tomaron dos rehenes y se atrincheraron en el aparato. Según el Diario16 del 13 de agosto, Ronda contra la Legión, los vecindarios recogen firmas y envían telegramas de protesta a la sede del ministro de Defensa por el incremento de la inseguridad ciudadana, la destrucción del turismo verde y la transformación de Ronda en plaza militar.
El 28 de octubre de 1991, también en aquella ciudad, un cabo de la Legión y un exlegionario provocan una pelea en la que fueron heridos dos civiles. El 27 de junio de 1992, el Tribunal Militar confirmaba la absolución de un teniente del Tercio Gran Capitán de Melilla, que insultó y apedreó a un legionario para estimularle, pues la sentencia no considera probados los golpes, puñetazos y patadas que imputa la acusación fiscal al oficial procesado, pues si bien están probadas unas lesiones en rodilla y hematomas en el cuerpo, lo cierto es que, en un primer reconocimiento, nadie las ve, siendo apreciadas al día siguiente.
"Cojones con el musulmán"
El 28 de junio del mismo año, en Ceuta, 150 legionarios del Tercio Duque de Alba, con la cara tapada con pañuelos, pasamontañas o con pintura, arremeten durante casi dos horas contra los musulmanes del barrio ceutí Juan Carlos Primero, hiriendo a muchos de sus habitantes, ancianos, mujeres, hombres, jóvenes y niños, provocando cuantiosos perjuicos en establecimientos y vehículos.
Un titular entrecomillado de Diario16, del 6 de julio del año 92, afirmaba que a la Legión siempre le ha gustado demasiado mostrar los testículos al musulmán.
El desertor David Caz denunció los malos tratos recibidos, como toda la tropa, durante los cinco meses que permaneció en el Tercio. Una vez, ante muchos testigos, un sargento legionario le castigó con la "ruleta rusa" porque se le cayó el cetme al suelo. Según el informe médico-forense sobre el exlegionario fugado, David Caz sufre una situación sicótica de carácter crónico.
Para los habitantes de Fuerteventura, su historia inmediata está dividida entre la etapa anterior a la llegada de la Legión, procedente del Sáhara occidental, antigua colonia, y el período posterior. Desde el año 1975, no dejó de estar de actualidad el tema, al que sumaban actuaciones desafiantes y violentas de la Policía del Tercio legionario, que agrede sin contemplaciones de ningún tipo a las personas que les salen al paso y se oponen a sus permanentes desmanes.
Aquella etapa tuvo su guinda en la aparatosa detención de varios desertores corrigendos, quienes aprovecharon su permiso semanal para no regresar al cuartel; fueron detenidos en Gran Tarajal, delante del vecindario y, ya una vez reducidos, allí mismo les golpearon y apalearon a culatazos, porrazos y puñetazos bestiales.
La ejemplarizante paliza se produjo ante decenas de testigos; los tres desertores fueron ingresados en el Hospital Insular con fracturas, contusiones y hematomas, uno de ellos en estado muy grave, según el parte médico. Un mes después, fallecería de muerte natural en el mismo Hospital Militar.
Quizá el hecho que más repercusión internacional tuvo sobre los incidentes protagonizados por caballeros de la Legión sea el asesinato de tres turistas extranjeros, el 3 de enero de 1992, cuando hacían camping en la zona insular conocida como Cuesta de la Pared. Según las Diligencias Judiciales, después que el ministerio de Defensa solicitase que el juzgado penal ordinario se inhibiese a favor del militar, el cabo legionario Henry Jean Boix que había salido del cuartel con tres pistolas, que estaban bajo su custodia, divisó el citroën matrícula francesa 812 - NT - 41, en cuyo interior estaba su dueño, señor René Aymeric des Humières, ya con 66 años de edad, al que el legionario se dirigió con la intención de sustraerle su vehículo y, con todo lo demás que pudiera apropiarse, pues siendo así que cuando el señor Aymeric de Humières quiso cerrar la puerta, pues algo raro había notado en su interlocutor, el detenido efectuó un disparo con la pistola "Star" que llevaba oculta, a resultas del cual le destrozó el cráneo, produciéndole la muerte súbita e instantaneamente, según la sentencia.
Asesinar para ir de copas
El relato de la sentencia dice que acto seguido, con el cadáver en el interior del coche, el legionario Henry Jean Boix se dirigió a una casa abandonada en Gini Ginámar, arrojando la víctima al interior del pozo donde fue encontrada posteriormente en avanzado estado de descomposición.
El legionario estuvo dos semanas rondando la Isla, hasta que el 18 de enero llegó a Costa Calma, donde estaba acampando con su furgoneta el matrimonio alemán compuesto por Johan Josef Erhard Dodel y Babette María Dodel, de 68 y 66 años, respectivamente.
Cuando se percataron de la presencia del cabo legionario era tarde, porque sorpresiva y rápidamente desenfundó la misma pistola Star y sin mediar palabra, efectuó dos disparos contra la pareja a dos metros de distancia, causándoles la muerte instantáneamente al ser alcanzados ambos en la cabeza, con destrucción de masa encefálica; el propio legionario enterró los cadáveres en arena de la playa y, ya con el botín en su poder, fue a celebrarlo a una sala de fiestas de Gran Tarajal.
El añorado e inolvidable Fernando Sagaseta, ya fallecido, ejerció la Acusación Particular. Culpó al Gobierno de los crímenes, pues mientras el acusado paseaba tranquilamente por la Isla, el Estado no se preocupó en ningún momento de su localización, asegurando que algo funciona mal cuando lo anormal se convierte en norma. Eso es lo que está pasando, desgraciadamente, en Fuerteventura. Esta es, hoy por hoy, la gran tragedia de aquel pueblo. El año anterior, en abril, la revista alemana Yacht publicó un artículo, Se alerta sobre Fuerteventura, sobre los riesgos que corrían quienes visitasen aquella Isla.
En esta denuncia, la revista deportiva germana decía que desde que los españoles abandonaron sus posesiones en el Sáhara, la Legión se encuentra en Fuerteventura; todos los legionarios suscriben contratos de dos a cinco años. Durante ese tiempo, están a salvo de cualquier responsabilidad. Regularmente se producen deserciones y, actualmente, hay bandas de ladrones compuestas de legionarios armados que andan por Fuerteventura. La semana anterior a nuestra llegada, varios legionarios ocuparon un pesquero para escapar. Más tarde, en un bar entablamos conversación con unos legionarios alemanes, buscados por distintos delitos; nos amenazaron varias veces, diciendo que irían con una ametralladora para instalarse en el "Shanty" aquella misma noche, según el periódico. El Congreso de los Diputados debatió la propuesta para fomar una Comisión de Investigación sobre el clima de violencia y la sucesión de ataques y crímenes protagonizados por miembros de la Legión en Fuerteventura. La oposición frontal de Alianza Popular (hoy PP) y del PSOE lo impediría definitivamente.
Muertes, robos y atracos
Entre los sucesos más destacables que han originado el clima de terror e inseguridad ciudadana en la Isla, los diputados proponentes señalaban el asesinato por legionarios del campesino Pablo Espinel, alcalde de Guisgey; el ataque y muerte de Santiago Hormiga, presidente del Cabildo Insular, los asesinatos de siete ciudadanos, nativos y extranjeros, la agresión con atraco y lesiones del taxista Juan Hernández Padilla; las lesiones con asalto de Antonio Curbelo y el doble allanamiento de domicilio de Carlos Martínez Soto, quien había sido presidente del Cabildo Insular. Además de estos actos violentos protagonizados por integrantes del Tercio Juan de Austria, en la isla canaria de Fuerteventura, añaden el lanzamiento de una bomba en la discoteca del hotel Jandía como acto de represalia, el secuestro de un avión DC-9 de Iberia el secuestro frustrado del ferry de Transmediterránea, así como robos con fugas de dos barcos pesqueros en Salinetas y Caleta Fuste, robos de varios yates y también de lanchas motoras y, abundando más, los robos con secuestro de tripulantes de varios barcos de recreo; ya por último, para no seguir con esta intolerable lista, la agresión pública del capitán-legionario Miláns del Bosch al presidente del Cabildo Insular de la isla canaria de Fuerteventura, Gerardo Mesa amenazándole de muerte , si no dejas de una vez de estar tocándonos los cojones a todos, solicitando que disuelvan nuestra brava Legión española.