No sé si seré yo, pero en estos últimos años cada vez noto que hay más diferencia de olor corporal en la gente.
Desde compañeros de trabajo que apestan cada sala en la que están, a festivales, convenciones, el transporte público o incluso en las universidades.
El otro día estuve en Dreamhack, en Valencia, y la peste era insoportable.
Lo mismo sucede si vas a un torneo de tu ciudad de cualquier juego de mesa o videojuego.
Pagas para pasarlo bien en un evento con gente y con mayor frecuencia de la esperada, te encuentras en un entorno desagradable por el olor corporal.
Y lo curioso es que por lo general, a esta gente que apesta el lugar no se le dice nada, como sí sucede con alguien que moleste de cualquier otro modo.
Si se tira de un evento a alguien que hace el mono, se pone a gritar o alborota, ¿por qué no también a alguien que molesta de igual manera al resto, pero con su olor?
Y de ahí el título, detectores de metales no, de olor corporal por favor.
¿Qué opináis del tema?