Detenido el acusado de secuestrar a su expareja y vejarla en un trastero
I.R.G, a la espera de juicio por malos tratos, y dos cómplices se llevaron de Fabero a Bembibre a la víctima, que sufrió golpes, quemaduras de pegamento en la vagina y fue abandonada en unas ruinas
Agentes de la Guardia Civil detuvieron ayer en Castropodame a un vecino de Bembibre, I.R.G, de 35 años, como presunto responsable del secuestro en Fabero de su expareja, a la que habría golpeado y vejado causándole quemaduras en la vagina mientras la mantenía maniatada y con unas medias en los ojos en un trastero del piso de su familia en la urbanización de Campomurieles de la capital del Bierzo Alto, para después trasladarla a una casa en ruinas del barrio de La Estación, donde finalmente la dejó abandonada y semidesnuda de madrugada. La víctima logró salir a la calle Susana González, donde pidió auxilio a gritos y tocó en varios timbres de portales antes de recibir ayuda en la farmacia del barrio.
El detenido —que estaba a la espera de juicio acusado de agredir en al menos dos ocasiones a la víctima en Fabero tras su ruptura sentimental el año pasado, y con un amplio historial de quebrantamientos de la orden de alejamiento que le había llevado a entrar y salir de prisión en varias ocasiones durante los últimos meses— permanecía ayer en dependencias de la Guardia Civil en Ponferrada para ser sometido a un interrogatorio policial y aclarar, entre otras cuestiones, la participación de dos hombres más en los hechos.
La víctima, con un hijo de 12 años de una relación anterior que pasó la noche solo en la vivienda de Fabero, se recuperaba en su domicilio después de ser atendida en el centro de salud de Bembibre. Su abogada, Emilia Esteban, que también denunció amenazas del supuesto agresor, insistió en que su cliente no sólo ha sufrido un secuestro y una agresión vejatoria, sino que es víctima de un intento de homicidio porque mientras la trasladaban en automóvil desde Campomurieles al barrio de La Estación escuchó a sus captores decir que «la iban a dejar en las vías del tren para matarla».
¡¡¡¡ Esteban lamentó la «irresponsabilidad» del juez de violencia de género de Ponferrada que horas antes había decidido dejar en libertad al supuesto agresor, tras la enésima denuncia por quebrantamiento y aseguró que su cliente estaba anoche «aterrada» en su domicilio, porque todavía quedaban dos hombres más en libertad. !!!!!
abogado consiguiera quI. R.G. había salido de la cárcel de Villahierro el pasado viernes 15, después de que su e le dejaran en libertad provisional. La víctima notó ese mismo día que alguien le había hackeado sus perfiles sociales y dejó un aviso en su página de Facebook sospechando que se trataba de su ex pareja. Emilia Esteban asegura que el entorno de su cliente e incluso ella recibieron amenazas en sus perfiles de redes sociales. Y facilitó a este periódico un pantallazo donde I.R.G. le advertía de que «en días se acaba con esto» y «this is the end».
La víctima asegura que el sábado recibió un nuevo mensaje de su expareja y, ante la enésima denuncia por quebrantamiento de la orden de alejamiento, ayer lunes tenía lugar una comparecencia en el juzgado número cinco de Ponferrada, que se encarga de los casos de violencia de género. El juez, sin embargo, decidió que I.R.G siguiera en libertad por entender que «no se acredita dicho mensaje», aseguró ayer el Tribunal Superior de Justicia en una nota de prensa, y el denunciado contaba con una pulsera telemática que avisaba si se acercaba a la mujer.
La madre de la víctima, que asistió a la vista, se temía lo que iba a pasar y advirtió al juez. Horas después, se confirmaban sus augurios cuando la víctima, con su hijo menor de edad ya acostado, abría la puerta de su casa en Fabero en torno a las once de la noche y se encontraba a expareja esperando en el portal y sin que en ningún momento hubiera sonado el aviso telemático de su proximidad, insistió Emilia Esteban. «Se le echó encima, la empujó contra la pared y la agarro por el cuello. Le dijo ‘si chillas mato a tu hijo’», afirmó la abogada.
La mujer, con los ojos vendados por una media, distinguió por con el rabillo del ojo «los pantalones y los playeros» de dos personas más, además de su ex pareja, en el coche negro donde la trasladaron a Bembibre. I.R.G no puede conducir porque tiene una minusvalía visual del setenta y cinco por ciento. En el trastero de Campomurieles, aterrada, la víctima fue vejada durante horas, con golpes en la cara, piernas y brazos, el uso del pegamento en la zona vaginal y de «una sustancia caliente» que le echaron encima, hasta que de nuevo la metieron en el coche y, aterrada, oyó cómo sus captores decían que la iban a llevar a las vías del tren. «Pensó que la iban a matar».
Al final, en lugar de dejarla en las vías, la abandonaron en una vivienda vacía muy cerca de la estación, maniatada, semidesnuda y con la poca ropa que le quedaba llena de barro. Lo primero que hizo fue pedir, por favor, que la Guardia Civil fuera a proteger a su hijo a Fabero.
Es increíble cómo un juez puede dejar en libertad a esta persona. Y también es increíble que la pulsera que se supone que tiene que avisar del quebrantamiento de la orden de alejamiento no funcione y no se de aviso a la policía.