Un joven de 15 años recibe una paliza en Ereaga cuando celebraba un cumpleaños
La celebración de un cumpleaños acabó en una pesadilla. Y en un parte de lesiones con una fractura de huesos nasales y hematomas en ambos pómulos. «A mi hijo le han dejado la cara hecha un cromo», afirmó ayer a este diario María, la madre de Javier G. P., un adolescente de 15 años, natural de Getxo, que en la madrugada del sábado al domingo recibió «una paliza» en la playa de Ereaga a manos de un grupo de «ocho jóvenes latinos» que portaban «puños americanos».
Fue un encuentro «absolutamente fortuito», tal y como declaró la progenitora en la denuncia interpuesta ayer ante la Ertzaintza, que trata de dar con los atacantes. Los hechos sucedieron a las 04.30 horas. La localidad celebraba las fiestas de Algorta, pero la pandilla del agredido -compuesta por otros dos chicos y tres chicas, de entre 15 y 17 años- estaba alejada del barullo del recinto festivo. Según relata María, el grupo se encontraba en la playa celebrando el cumpleaños de una de las muchachas. «Iban a dormir todos a casa de la cumpleañera. Yo le llamé a mi hijo a las tres para ver qué tal estaban y me dijo que en una hora irían para casa. Me quedé tranquila y me fui a la cama», explica.
Tras la llamada, la velada dio un giro de 180 grados. Según la versión de la víctima, un grupo de «ocho latinos», que se encontraba en el paseo, les lanzó «una botella de cristal». Javier y los amigos se levantaron airados, preguntando por el motivo de esa acción.
TAC urgente
A continuación, «sin mediar palabra», los autores saltaron a la arena y la emprendieron a golpes con el denunciante. «Mi hijo me ha dicho que no le dio tiempo a reaccionar. Él estaba como el primero y fue el que más recibió. Cuando le vi en el hospital tenía toda la cara ensangrentada», precisa María, que aún se estremece por el tremendo susto vivido. Los chavales se quedaron en «shock» al ver cómo se ensañaban con su amigo. Uno de los integrantes de la cuadrilla trató de defender a Javier y recibió «un puñetazo en la boca que a Dios gracias no ha sido grave», señala esta vecina del entorno de Bidezabal. Los agresores escaparon del lugar y los adolescentes acudieron a casa de la joven que celebraba su cumpleaños para alertar a su madre sobre lo sucedido.
Javier también llamó a su hermano mayor, que fue quien comunicó a María que el joven estaba de camino al hospital de Cruces para ser atendido de sus heridas. Allí se le practicó un tac urgente, pues se encontraba «desorientado». Tras varias horas de exploración, regresó a casa, aunque con la nariz rota y varias partes de la cara inflamadas. «Hay que esperar tres semanas para ver cómo evoluciona. Igual le tienen que operar. No podemos tener a los chavales con estos peligros. Espero que no quede impune».
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