Hay un tema (bastante tabú, por cierto) que me viene dando vueltas en la cabeza cierto tiempo, y que con seguridad seguro que a vosotros alguna vez también se os ha pasado: ¿podría la excesiva diferencia de competencias físicas genéticas, ser la raíz de gran parte de los problemas de la sociedad? Vengo a abrir un debate sobre este interesante tema, que crea una de las mayores (pero a la vez, más invisibles) injusticias a nivel emocional generadas por el ser humano. Allá vamos, a ver qué pensáis sobre este asunto, que es bastante más complejo de lo que parece:
Entendiendo el concepto
"Zerokinho, ¿a qué coño te refieres con competencias físicas genéticas?". Fácil: cualquier atributo físico definido de forma casi única y exclusiva por genética, no por esfuerzo, o que para cambiarlo hacen falta cantidades de dinero disponibles para un porcentaje excesivamente bajo de la población. Rendimiento físico, altura, rasgos faciales, desarrollo muscular (sin ejercicio), proporción del cuerpo, alopecia, tamaño de los órganos reproductivos... o incluso la amplitud de las cuerdas vocales y la voz resultante.
Todas estas competencias nos ayudan en nuestra interacción social, donde existe una gran importancia por los rasgos físicos, como viene siendo lógico y viene escrito en nuestro genoma (por puro instinto buscamos aquellos que parecen mejor preparados, cuya genética es mejor).
Esto funciona relativamente bien en poblaciones pequeñas, las cuales deberían ser nuestro hábitat natural: la diferenciación genética tiende a ser menor, y pese a que hay individuos con competencias genéticas mejores, existe una distribución social aceptable debido al pequeño tamaño de la población.
Pero hoy en día, ya no es sólo que los seres humanos nos asentemos en poblaciones decenas de miles de veces mayores que aquellas en las que nuestros antepasados se asentaban, sino que disponemos de Internet, esa gran herramienta, pero tan arma de doble filo en cuestiones como esta.
¿Cómo puede nacer un problema de algo tan
aparentemente trivial?
A estas alturas muchos estarán cuestionándose este pequeño artículo con preguntas tales que: "es algo que siempre ha pasado, ¿qué problema hay entonces?". La respuesta es más fácil de lo que parece: que siempre haya existido esto, no implica que no sea un problema, y desde luego, tampoco implica que no se haya agravado con la creciente facilidad de interacción social que nos otorgan los medios de comunicación.
El problema es el siguiente: aquellos cuyas competencias físicas son inferiores, se ven fácilmente alejados de la masa social. Claro que, esto no siempre es cierto, pues todos conocemos gorditos feúchos súper populares y guaperas más solos que la una, pero también todos sabemos que estos casos son excepciones rarísimas.
Bien, ¿por qué sucede esto? Hay estudios que dicen que en la educación infantil, los niños más feúchos tienden a ser tratados como "malos", mientras que los guapos son más tratados como "buenos y que se portan bien", sin importar el sexo del niño. Esto parece terminar modulando la conducta del infante hasta tal punto, que efectivamente, terminan divergiendo en dificultades para socializar.
A edades ya más adultas, tampoco es inexistente este efecto. De hecho, hace no mucho, salieron estudios que evidenciaban que una persona guapa, no sólo lo tiene muchísimo más fácil en relaciones sociales, sino que lo tienen más fácil a la hora de entrar en un trabajo, y reciben expectativas mucho mejores de personas ajenas que los que no lo son. En este artículo en particular, hasta dicen que un hombre guapo cobra un 17% más que uno más "común", de media.
Lo mejor es que en mujeres esto suele ser todavía más notorio, como bien sabemos todos. Seguro que todos conocéis algún caso de típica chica guapa que tiene un puesto de trabajo... por ser guapa. Incluso cuando las había mejor cualificadas que no entraron por no estar a la altura en algo tan aparentemente arbitrario como es la apariencia física.
Esto nos pone ante una situación problemática, especialmente en el ámbito afectivo: si las personas guapas tienen todas las facilidades... ¿qué pasa con las personas no tan atractivas? Ya ni hace falta nombrar a personas cuyas competencias físicas genéticas son pobres para encontrar serias dificultades de cubrir las necesidades de atención por parte del sexo opuesto.
¿Cuál es el resultado de esta enorme diferencia de facilidades entre unos y otros? Sentimientos de inferioridad, complejos severos, automarginación social, frustraciones sociales severas, e incluso conductas misóginas y/o misantrópicas que a veces terminan en casos como el del conocido Elliot Rodger.
Hay veces que estas carencias de competencias físicas genéticas llegan hasta frustraciones muy severas. Mujeres con traumas por no tener tetas, hombres con incapacidad de mantener relaciones sexuales por tener penes excesivamente pequeños, personas con un rasgo facial muy feo que no llegan a conseguir una relación amorosa/sexual en sus vidas, personas que por su condición física no paran de engordar y por tanto jamás son aceptados socialmente, personas tan bajitas que no pueden desempeñar muchas de las tareas diarias, etcétera. En estos casos, los suicidios no son pocos y los problemas psicológicos severos están a la orden del día.
Pero para de verdad notar la gravedad de este asunto, no hace falta irse a casos tan extremos. Con hacer una diferenciación entre los que tienen mucho, y los que tienen lo normal, nos llega para empezar a rascar un poco del asunto en cuestión:
¿Qué repercusiones tiene esto sobre el resto?
Dado que estas frustraciones suelen ser silenciosas, puesto que contarlas sería comprometedor para los que las sufren, suelen integrarse mucho en sí mismos y generar pequeños traumas que luego cambian la actitud y personalidad de quienes los sufren. Algunas conductas producto de estas frustraciones, son las siguientes:
Conducta acaparadora: se dice que sobretodo los hombres con carencias en sus vidas sentimentales, tienden a tener conductas acaparadoras, a centrarse de una manera obsesiva en sus trabajos y a desarrollar una búsqueda de beneficio propio incluso si es a costa de terceros.
Falta de empatía: generalmente, muchos problemas en las relaciones amorosas vienen dados por diferencias en las competencias físicas genéticas. Estas frustraciones, generalmente dadas a edades jóvenes, van modulando la conducta del individuo hacia un lado más solitario y misántropo, generando desconfianza y sobretodo, una enorme falta de empatía sobre los demás (la cual es la base de casi todos los problemas del ser humano).
Falta de autoestima: si estas personas ya parten con desventaja, ésta aumenta cuando el rechazo social se presenta con fuerza. La falta de autoestima no sólo tiene implicaciones a nivel de relaciones sociales: también puede tener importantes consecuencias sobre la salud mental, la motivación e incluso la productividad de quién la sufre.
Conductas misantrópicas o de incitación al odio: muchas veces estas frustraciones, en lugar de dirigirse hacia uno mismo, se dirigen hacia los demás. Las personas resultantes tienden a ser frías y altamente perturbadas. Hace un tiempo leí que se cree que gran parte de los violadores y asesinos en serie tienen éstas frustraciones como causa incitadora a realizar sus crímenes.
Filias extrañas e incluso dañinas: algunos perturbados incluso terminan tirando por la pedofilia, o haciéndose homosexuales sólo por el hecho de ser rechazados. Claro está, que luego no se sienten llenos con una sexualidad que no se corresponde con su base genética, resultando en estrés y problemas psicológicos a mayores.
¿Cuál es tu caso y qué propones?
Mi caso es muy normalete. Soy alguien común, no me considero alguien poco agraciado ni mucho menos, tengo mis pinitos con el sexo contrario y la verdad que no puedo ofrecer queja alguna sobre mi aceptación social actual, de hecho, considero que si tuviera que posicionarme sobre una línea, estaría más tirando hacia el lado privilegiado que hacia el menos privilegiado.
Pero no obstante, sí viví una época en la que mis competencias físicas no eran las ideales. Estuve gordo durante mi adolescencia, además de que si ya mi aspecto físico es muy regular, lo tenía excesivamente descuidado y olvidado por aquel entonces. Por tanto, he podido vivir el rechazo no sólo de chicas, sino incluso de grupos sociales de chicos en los que me intentaba integrar. Incluso he tenido que ir al psicólogo por abusos derivados de mi condición física, y mis constantes frustraciones en mis intentos por desarrollarme como adolescente.
Afortunadamente, esos tiempos han quedado atrás (muy atrás), pero no me olvido. Soy empático con esas personas, veo sus situaciones y siento verdadera pena. Vale que hay muchos que tienen situaciones parecidas porque no ponen esfuerzo alguno en ello, pero hay una gran cantidad de gente que por simples atributos genéticos, no sale del pozo.
¿Que qué se puede hacer? Pues ahora mismo, nada. Pero puestos a soñar y hablar sobre el futuro, yo creo que si queremos una sociedad humana más empática, con menos taras mentales, con mayores facilidades en el desarrollo de las distintas etapas de la vida, y menos obstaculación en las interacciones sociales, es completamente necesario hacer una selección genética. Tampoco se trata de hacernos a todos iguales, pero si las diferencias entre las competencias físicas genéticas de uno y de otro fueran nimias, o cambiasen en aspectos más subjetivos que objetivos, no sucedería nada de esto.
Dicho esto, abro el debate. ¿Qué pensáis sobre este asunto?
PD: Todo esto está realizado sobre generalizaciones, hay casos y casos, y todo supuesto se realiza sobre condiciones económicas similares. Lo de que "lo que importa en esta vida es el tamaño de la cartera" lo sabemos todos y no hace falta ni mencionarlo.
RPV: Si los seres humanos queremos conseguir una cierta firmeza y facilidad en la interacción entre individuos de nuestra especie, es necesario igualar los atributos genéticos de unos y de otros hasta el punto en el que las diferencias entre las distintas competencias de unos y de otros, sean pequeñas.