Países como Suecia o Dinamarca esperan enterrar los billetes y monedas en cinco años; la autoridad monetaria cree que el «cash» coexistirá con el virtual durante al menos una década
Dinamarca, Suecia y Noruega encabezan el pelotón de países a favor de una transición más rápida al dinero virtual. Sin ir más lejos, el Gobierno sueco propuso en el año 2014 terminar con el efectivo y va camino de conseguirlo. Desde el 2009 al 2015 la circulación de coronas suecas ha caído un 25 %. Cuatro de cada cinco compras en Suecia se hace de forma electrónica y más del 50 % de las sucursales bancarias no aceptan operaciones ni depósitos de dinero en efectivo. Los suecos prefieren tarjetas y aplicaciones móviles de pago para realizar sus compras. El valor de las operaciones en cash ha caído hasta el 2 % del total el año pasado y los expertos apuntan que a ese ritmo, el país podría dar el salto virtual en los próximos cinco o seis años. Nadie escapa a las ventajas del comercio electrónico, ni siquiera las Iglesias. Algunas ya disponen de cepillo digital. El vecino danés emuló la jugada y anunció eufórico el ocaso del efectivo para octubre del 2015. Una oleada de ataques cibernéticos en el mes de agosto obligó a replantear la estrategia; para entonces, el banco central ya estaba imprimiendo nuevos billetes.A pesar del traspiés, el Gobierno también reformó la ley que obligaba a comercios y restaurantes a aceptar efectivo. Son tantos los negocios que se han sumado a la santa cruzada contra el efectivo, que los daneses ya se han hecho a la idea de que los billetes y las monedas desaparecerán. Noruega va a la zaga de sus vecinos. Sus bancos quieren que el efectivo pase a ser historia y alguno ha pedido al Gobierno que lo prohíba. «No tenemos planes de cambiar la ley en este momento (...) Hay muchos, incluyendo ancianos, que quieren seguir utilizando el efectivo y debe ser permitido», aseguró el portavoz del ministro de Finanzas, Tore Vamraak.
Y en España, ¿qué?
¿Qué ocurre en países como Alemania? Para los germanos, al igual que sus pares italianos y españoles, el efectivo sigue siendo el rey. Solo el 21 % de las operaciones se hacen con métodos alternativos al cash. No se trata de una brecha generacional. Dos de cada tres jóvenes prefieren el efectivo, según un informe del Bundesbank.El mayor miedo que impide dar el salto sin paracaídas hacia un mundo sin efectivo es el robo y la suplantación de identidad. Los sistemas de seguridad vigentes no garantizan que los ciudadanos puedan conservar sus cuentas si existe un ataque a la red. Otro riesgo es el de colapso. Si la red se cae o no funcionan los lectores biométricos o simplemente una banda electromagnética se desgasta, el consumidor se encuentra bloqueado.¿Y qué pasará con esa parte de la población envejecida que no tiene conocimiento o acceso a sistemas de pago virtuales? El efectivo es en este sentido un sistema más inclusivo. La encrucijada, sin duda, está a la vuelta de la esquina.
¿Que argumentos considerais a favor y en contra de este sistema?