En vista de las habituales dudas que surgen respecto a este tema, me ha parecido oportuno escribir este hilo. Aquí pretendo ofrecer (espero que con la colaboración de algunos usuarios) información veraz y objetiva acerca de las drogas de uso más común.
En ningún momento se pretende inducir al consumo de drogas, sino ofrecer información útil a potenciales consumidores para que, en el caso de que decidan consumir, lo hagan con conocimiento de causa. En este punto me parece adecuado recordar que se desaconseja totalmente el uso de drogas en personas cuyo organismo aún no se ha desarrollado completamente.
Reconozco que, en otras intervenciones en el foro sobre drogas, quizá he prestado demasiada atención a los efectos positivos derivados del consumo de sustancias en detrimento de la información sobre los efectos secundarios, supongo que en cierta manera para contrarrestar la información oficial que nos muestra como únicos efectos propios de la sustancia estos últimos. Para compensar esto, y en un intento de brindar una información lo más objetiva posible, he decidido exponer por igual unos y otros en esta ocasión.
Como comentaba al principio, estaría bien que más gente colaborara en el hilo, ya sea corrigiendo fallos o aportando nuevos datos, o bien escribiendo un nuevo apartado sobre alguna droga que no esté en la lista. En este último caso, se recomienda avisar de la preparación del apartado en cuestión para que dos personas no escriban sobre la misma sustancia. En especial, agradecería la colaboración de FuryPapas, sobre todo en el campo de los alucinógenos.
Creo que sería adecuado realizar los siguientes apartados, aunque sea poco a poco: alcohol y tabaco (dos drogas legales y aceptadas socialmente); cafeína (estimulante presente, junto con la teobromina y la teofilina, en productos tan cotidianos como el café, el cacao, el té o la cola); cannabis (la droga ilegal más consumida); cocaína, MDMA y speed (las tres drogas ilegales, junto con el cannabis, más presentes en el ocio nocturno); LSD y hongos psilocibios (en el campo de los alucinógenos); y ketamina (sustancia con varios usos posibles).
Me parece innecesario, por ejemplo, hablar de la heroína u otros opiáceos, puesto que actualmente su consumo es bastante minoritario.
Cada apartado comprenderá varios aspectos de la sustancia. Sería conveniente hacer mención a los nombres alternativos que recibe, describir brevemente su historia, explicar su mecanismo de acción, hablar de los efectos (tanto positivos como negativos) y los posibles riesgos, y dar datos concretos sobre la dosificación y vías de consumo. También se puede incluir alguna información más que se considere oportuna, además de enlaces o referencias para ampliar información al respecto.
Definiremos droga como toda aquella sustancia que, introducida en nuestro organismo, ejerce algún tipo de cambio en él. Cuando estos cambios se suceden en el cerebro o en la médula, se conocen como sustancias psicoactivas.
La primera sustancia a analizar es la MDMA. Dependiendo de la respuesta de la gente, se elaborarán más o no.
MDMA / éxtasis
Nombres alternativos: M, MD, cristal o pastillas (estos dos últimos haciendo referencia a su presentación en esos dos formatos).
Historia: Su nombre proviene de las siglas de 3,4-metilendioximetanfetamina. Este compuesto, que responde a las siglas de MDMA, se descubrió casualmente por la farmacéutica Merck a principios del siglo XX, aunque no se empezó a utilizar en humanos hasta los años 70. En esa época, se utilizó esta sustancia como fármaco en psicoterapia. A principios de los 80, comenzó a popularizarse su uso también en un contexto recreativo (momento en el que se bautizó la sustancia como éxtasis), hasta que la DEA (la agencia antidroga norteamericana) prohibió totalmente su uso (tanto lúdico como terapéutico) en el 1985 alegando que carecía de uso médico, a pesar de haberse usado con éxito por terapeutas durante casi una década. Después de la prohibición, comenzaron a aparecer en el mercado negro partidas adulteradas de éxtasis y sucedieron las primeras muertes por sobredosis en la historia de esta droga.
Mecanismo de acción: Sin entrar en los complejos procesos químicos (muchos todavía por descubrir) que suceden en el cerebro cuando se consume una sustancia psicoactiva, daré una visión lo más simplificada posible de cómo actúa la MDMA en el cerebro. Al consumir esta droga, se produce una liberación brusca de serotonina, a la vez que se inhibe su recaptación. Para entendernos, se “empapa” el cerebro en serotonina, un neurotransmisor encargado de regular el estado de ánimo, el apetito, el impulso sexual o la temperatura corporal, entre otras funciones. Además, se impide que vuelva a las neuronas serotoninérgicas (las encargadas del almacenamiento de la serotonina) mientras duran los efectos de la sustancia. También influyen, en menor medida, otros neurotransmisores.
No hay evidencia científica (en contra de lo que ciertos “expertos” pretenden demostrar o hacernos creer) de que, consumiendo cantidades normales y espaciando convenientemente las tomas, la MDMA produzca efectos tóxicos permanentes. Es por ello necesario consumir de forma responsable esta sustancia, así como todas las que de un modo u otro interactúan con nuestro organismo.
Efectos buscados: Los efectos de esta sustancia varían bastante dependiendo de la persona, de su estado de ánimo en el momento de la toma y del contexto en que se realice (set & setting). Pero, a grandes rasgos, se suele describir euforia, mejora del estado de ánimo, aumento en la afectividad, sensualidad, cercanía con los demás, despreocupación, desinhibición y felicidad, entre otros efectos.
Efectos adversos: Al igual que sucede con los medicamentos de venta en farmacia, cualquier droga produce efectos no deseados en el organismo de la persona. Con la MDMA, estos efectos se ven potenciados a partir de los 150mg en una única toma, mientras que los positivos no aumentan en consecuencia. Es decir, a mayor dosis, mayores serán los efectos adversos mientras que no sucederá lo mismo con los efectos positivos. En un principio, la “subida” (el inicio de los efectos) puede resultar incómoda para algunos, normalmente en los primeros contactos con la sustancia. Pueden aparecer mareos, náuseas o ansiedad, pero esto sólo durará unos minutos, dando paso después a los efectos plenos. En esta etapa, se sucederán efectos adversos en el plano físico como contracción mandibular, rechinar de dientes, sequedad de boca y pequeñas mordeduras en su interior. Las pupilas se dilatarán y puede que haya un movimiento rápido de ojos durante ciertos momentos. En lo psicológico, puede aparecer desorientación y, normalmente sólo cuando el estado anímico de la persona no era favorable antes de la toma, pensamientos negativos o tristeza. En los días posteriores puede aparecer insomnio, dificultad para la concentración o falta de apetito. Pero todo esto varía mucho de una persona a otra y sobre todo, en función de la dosificación.
Riesgos graves: Aunque siguiendo las pautas adecuadas de consumo no son frecuentes, puede aparecer (y el usuario debe saberlo) ciertos riesgos que, en algunos casos, pueden derivar en muerte. En el plano físico, hipertermia (golpe de calor, normalmente por bailar muchas horas seguidas y sin hidratar el cuerpo), hiponatremia (exceso en la ingesta de líquidos), toxicidad hepática y otras complicaciones que, por su frecuencia anecdótica, no voy a comentar. En el ámbito psicológico se ha asociado el consumo de MDMA con psicosis, depresión, trastornos del sueño, suicidios, flashbacks o agresividad. Sin embargo, parece ser que el consumo de la sustancia actúa como desencadenante de estos problemas psicológicos y no como su origen.
Para finalizar, parece necesario recordar que de los 2.023 casos de muerte por reacción aguda a drogas sucedidos en España ente 1996 y 2002, sólo se puede culpar al éxtasis exclusivamente de 5 casos, aunque en 37 casos más aparece combinado con otras sustancias como cocaína, heroína y/o metadona.
Dosificación y vías de consumo: Una dosis estándar ronda los 1-2mg/Kg de peso. La vía de consumo normal es la oral aunque últimamente, con la aparición de la presentación en polvo/cristal, se está consumiendo también de forma intranasal (esnifada). Las cantidades de MDMA en una pastilla varían bastante de unas a otras, pero se podría situar la media en torno a los 70mg. La pureza del cristal es muy variable y depende en gran parte del proveedor, ya que esta presentación se presta a la adulteración por parte de todo aquel que tenga contacto con la sustancia desde su salida del laboratorio hasta su llegada a las manos del consumidor. Por el contrario, los componentes de la pastilla no se ven afectados en este proceso.
Con la primera toma de MDMA, se liberará la serotonina de las neuronas casi en su totalidad. Al acabar los efectos, se puede consumir una segunda dosis (de, aproximadamente, la mitad de cantidad que la anterior) para prolongar un poco más los efectos liberando la poca que quede almacenada todavía. Futuras dosis sólo potenciarán la parte estimulante potenciando los efectos adversos.
Otra información relevante: Es necesario advertir de la aparición de una piperazina (mCPP) en el mercado negro que se vende como si fuera éxtasis, en forma de pastillas. Para evitar este tipo de fraudes, lo idóneo sería adquirir un test de Marquis (que nos indicará si la pastilla contiene éxtasis o no). En caso de no comprar el test, se puede hacer la prueba “casera” de lamer la pastilla para comprobar su sabor. El éxtasis tiene un sabor amargo, mientras que el sabor del mCPP tira más hacia el dulce. No es una prueba demasiado fiable, pero podría servir en algún apuro.
Quizá sería también oportuno aclarar que lo que se vende como “éxtasis líquido” (GH no tiene nada que ver con la sustancia que estamos tratando. Al contrario, es un neurodepresor que entraña cierto peligro de sobredosis cuando es mezclado con alcohol.
Por último, conviene recordar que el alcohol, combinado con la MDMA, favorece la deshidratación; y que tomar conjuntamente MDMA y otros estimulantes (coca o speed, principalmente) reduce el efecto empatógeno (el “buen rollo”) de la primera sustancia, además de incrementar los riesgos de sobreestimulación. Otra mezcla bastante conocida es el llamado “candyflip”, consistente en tomar éxtasis antes de consumir LSD (u otros alucinógenos) para encaminar la experiencia por un buen camino, libre de miedos que podrían ocasionar un mal viaje.
Para saber más:
Bouso, J. C.: Qué son las drogas de síntesis. RBA Integral, Madrid, 2003.
Caudevilla, F.: Éxtasis (MDMA). Ediciones Amargord, Madrid, 2005. [principal fuente de información para el desarrollo del artículo]