Háblalo todo. Todo.
Respeta (y sospecha un poco, el exceso de confianza no siempre es bueno).
Adáptate y que ella se adapte.
Seguid hablándolo todo. Reitero, todo.
Ante problemas demasiado engorrosos haceos la sencilla pregunta ¿os queréis? ¿estáis a gusto quitando algún roce? Y llegad a la conclusión vosotros mismos.
Variedad en el sexo y en las actividades. Quedar todos los fines de semana en el mismo pub para hacer lo mismo no es bueno para el ingenio. Del mismo modo, el misionero ad eternum tampoco mola.
Experimentad.
Experimentad.
Seguid experimentando.
Y seguid hablándolo todo.
PS: y no metáis a terceros en vuestros problemas ni en vuestra relación (sexual ni amorosa per se).