Mientras la cosa está así, me parece indignante gastar un duro en coches oficiales, esculturas VIOGEN (en Gijón una nueva el otro día) o subidas de sueldo a funcionarios. Muchos se la merecerán, no hay duda. Pero es que no hay dinero. Es una irresponsabilidad terrible endeudar a las próximas generaciones para seguir pagando nuestros despilfarros.
Las colas del hambre.