Ayer padecí de cerca la presencia de una impresentable jauría cani.
Estaba cenando en un bareto de dudoso gusto y paredes grasientas cuando empecé a notar que, de la mesa que tenía detrás de mí, surgían unas voces de adolescente hiperhormonado que se comunica a gritos con sus iguales.
Una manada de canis comían sus putas hamburguesas mientras trataban de hacerse los amos del territorio virtual que habitaban. Ya se sabe que en un espacio común compartido este tipo de animalitos tienen que dar la nota, gritar y romper algo para hacer saber que están ahí que son algo supuestamente a tener en cuenta, sin duda lo lograban.
El aspecto de estos sacos de órganos era bastante típico, sin llegar a ser canis del sur con sus variantes folclóricas, chandal blanco, marcas, caritas imberbes de niñato, pelo cenicero, algún detalle ridículo en las patillas.
Por supuesto iban acompañados de un par de cani-zorras, excesivamente peripuestas con melenas rubias y pantalones ultra ceñidos.
Esta foto está muy vista ya.
El caso es que era ya un cóctel de mierda muy denso como para que no estallase por algún sitio. Un montón de adolescentes de baja catadura moral, todos marcando su territorio y con dos zorras mirando y decidiendo cúal es la polla mas digna de su chochete. Además, por la manera exaltada en que hablaban estaba claro que eran del club de la bandeja.
Al rato empiezan a discutir entre ellos, cada vez gritando mas. Ninguno cede en lo que sea porque hay putas mirando. Todo es una cuestión de rangos dentro de su puta tribu y nadie quiere ser menos, además, son adolescentes que están tratando de definirse, así que todos se consideran de jefe de la manada para arriba.
Uno le tira una patata a otro, este le tira ketchup, otro escupe... forcejeo y rompen unos vasos mientras berrean con sus voces engoladas debido a los huevos cargados de simiente adolescente.
Todo el local mirando. Se acerca un camarero, treintaytantos, perenne sombra de barba. Recoge unos cristales y dictamina: -"A la próxima os vais."
El resto de la lucha de poder cani, se sostiene en los diálogos. Uno echando la culpa a otro por haber empezado y tal. La cosa se prolonga un rato hasta que uno de ellos carga con las culpas de todos. Todo este protocolo con las tias mirando, juzgando quien es mas machito, sin decir una puta palabra.
Finalmente, y ya como tercer y delicioso acto del dramón teen que estábamos presenciando todos, el cani que traga la peor parte, al que acusan el resto de niñatos de ser el que empezó y el que, evidentemente, esa noche ya está excluido de la loteria de follar a la rubia, se levanta y se va.
Por alguna razón, me coincidía el angulo mas cinematográfico de la escena y podía ver como el niñato excluido LLORABA mientras le daba la espalda al resto.
Un par de canis intentan convencerle para que vuelva a su mesa llena de cristales, pero este se revuelve y se pira, cruzando la calle con coches pasando peligrosamente.
Drama, señores, drama adolescente. OC, Smallville, One Tree Hill, esas mierdas... mimetizadas, absorvidas, reproducidas con total precisión en su manera de comportarse. Los teens lo gozan montando este tipo de numeritos, cuanto mas público mejor.
Las putillas del grupo se mojaban ante el maravilloso caldo de tragedia y hormonas que sin duda les daría para un fin de semana de repleto anecdotario.
No se perdía nada si los pillaba un coche a todos.