Yo fuí un poco macarrilla y no estudié cuando tocaba, pero jamás en mi puta vida amargué a un profesor... Recuerdo algunos que se quedaban en mis horas de castigo (por la tarde) para intentar convencerme de que no iba por buen camino, esos profesores podían haberse ido a casa y sudar de mí pero ahí se quedaban..
Odio a todo niñato que disfruta haciendo sufrir a otros... los degollaría vivos a lo ISIS.