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Declaración del Centenario
Nosotros: hijas e hijos de Euskal-herria, de este pueblo que habita y trabaja en esta encrucijada de Europa desde antes de que haya memoria histórica de hombres, hoy, en los umbrales del siglo XXI, declaramos libre y firmemente que:
Euzkadi es nuestra Patria.
Los vascos de los seis territorios constituimos un mismo pueblo unido por su origen y por su voluntad, dueño de sí mismo, sin que reconozcamos y acatemos otra soberanía.
La lengua de nuestro pueblo es el euskera, constituyendo su recuperación e implantación
una absoluta prioridad para cada uno de nosotros.La libertad y la justicia son bases de nuestra convivencia. Jamás aceptaremos tiranía ni
servidumbres, como jamás las aceptaron nuestros mayores.Nadie es más que nadie y todos nos debemos respeto en nuestras ideas, decisiones y actos. La única discriminación que aceptamos es la positiva en favor de los disminuidos por
nacimiento o por causas sobrevenidas. La calidad humana de nuestra sociedad ha de medirse sobre todo por la consideración de que gocen entre nosotros los menos dotados o los más frágiles.Ningún pueblo es más en dignidad que otro. Rechazamos el racismo, la opresión de un
pueblo por otro, y defendemos el derecho a ser, a existir y a vivir conforme a su voluntad,
carácter y valores de nuestro pueblo y de cualquier otro.Rechazamos el empleo de la violencia en causa alguna, salvo en la elemental defensa si
nuestro pueblo fuere agredido con la fuerza de las armas.Constituye también una prioridad para nosotros la recuperación y cuidado de nuestro
entorno, de nuestros pueblos, de nuestros montes, campos, ríos, bosques o calles.Aceptaremos como a un hermano a todo aquél, sea cual sea su origen, que quiera compartir con nosotros la suerte de nuestro pueblo.
JURAMOS fidelidad a la causa del pueblo vasco, sin contraponer jamás el interés particular al de la Patria. Porque el sentido de pertenencia a una Patria en peligro es el que ha unido antes y une ahora a todos nosotros, letrados e iletrados, profesionales, gentes de la industria, del campo y del mar, así como a comerciantes, a funcionarios o policías, a hombres y mujeres, a mayores y jóvenes.
Por más diferencias de formación, de credo, ideología, nivel económico o prestigio social que haya entre nosotros, nos une desde nuestro ser de vasco, el instinto y la voluntad de salvar y potenciar a nuestro pueblo y a nuestra lengua, y el empeño de darle aliento en este tremendo cambio histórico.
Este es nuestro juramento, que pronunciamos conscientes de lo que su guarda ha costado en sangre, destierro y cárcel a tantos de nuestros mayores, y que prometemos guardar por encima de nuestras miserias individuales y de los avatares de los tiempos.