EXCLUSIVA / MOHAMED HADDAD A EL MUNDO: «ESTOY BLOQUEADO» / 11-M LA INVESTIGACION / El sospechoso de participar en los atentados dice que «todo el mundo» en Marruecos conoce su paradero
«En España me pueden caer 20 años y aquí un día me van a enterrar vivo»
El falso desaparecido del 11-M dice que quiere venir a probar su inocencia, pero añade: «Cada vez que voy a comisaría a recuperar mi pasaporte, me echan a la calle» - Sostiene que «hace más de seis meses» que no ha sido «convocado por la Policía» y que la muestra de ADN se la tomaron cuando fue detenido en 2004 - Marruecos remitió ayer a la embajada de España en Rabat la transcripción en árabe de una supuesta diligencia practicada el 14 de este mes
Una investigación de ALI LMRABET
TETUAN.- Mohamed Haddad, sospechoso de participar en el 11-M y dado por huido durante meses por la Policía marroquí, considera que se encuentra entre la espada y la pared. EL MUNDO ha podido localizarle y conversar con él en Tetuán. «Estoy bloqueado entre los españoles y los marroquíes, y algún día éstos me van a enterrar vivo», explica.
Haddad aceptó charlar durante aproximadamente 15 minutos, pero rechazó explicar su situación y defender su inocencia en una entrevista formal. Asegura que si sus palabras son «malinterpretadas» o «falsificadas» le pueden caer «20 años de cárcel».
Haddad se expresó así cuando este diario le localizó en pleno centro, a pocos metros del Cine Avenida. Se mostró tenso y nervioso, e insistió en que nunca había huido de la Justicia y en que «todo el mundo» sabe dónde encontrarle.
También explicó que durante su arresto por la DST (la policía secreta marroquí), inmediatamente después del 11-M, se le practicó una toma de muestras biológicas y un análisis de ADN, por lo que no entiende por qué esas muestras no han sido trasladadas a Madrid. Añade que está dispuesto a viajar a España para probar «con fuerza» su inocencia. «Siempre y cuando», advierte, «me devuelvan el pasaporte». Según explica, la Policía marroquí se lo retiró y se niega a devolvérselo.
«Cada vez que voy a comisaría para recuperar mi pasaporte me echan a la calle», asegura. Si esto es cierto, hay algo que no encaja, porque en Marruecos la decisión de confiscar el pasaporte a un ciudadano debe provenir de la autoridad judicial y debe ser motivada. Bajo ningún concepto el Ministerio del Interior tiene autoridad para retener su documentación. De ser cierto lo que cuenta Haddad, debe suponerse que, por las razones que sean, las autoridades marroquíes no están dispuestas a dejarle salir del país.
Haddad añade que no ha hablado recientemente con la Policía marroquí: «Hace más de seis meses que no he sido convocado por la Policía», afirma con rotundidad.
Tanto en Tetuán como en Rabat, los letrados conocedores de los sumarios relacionados con el terrorismo islamista no entienden el trato dispensado a Haddad. «O esto es incompetencia o aquí hay gato encerrado. Muchos de mis clientes están en la cárcel por llevar únicamente barba. Si este chico no tiene nada que ver con el 11-M ¿por qué no lo dejan salir del país?», se pregunta un conocido abogado de Rabat defensor de los Derechos Humanos.
En los días anteriores a la conversación con Haddad en un tugurio del casco antiguo de Tetuán, este reportero pudo comprobar que el «fugitivo buscado por las Fuerzas de Seguridad del norte de Marruecos» -como anunció el rotativo oficialista Al Ahdat al Maghribia- posee una casa en Jamaa Lekbir, a escasa distancia del café donde acostumbra a jugar al dominó. Uno de sus vecinos explicó a este diario que la familia de Haddad se había trasladado a otro domicilio del distrito de Tuilaa.
Sin embargo, el marroquí duerme casi todas las noches en un apartamento alquilado por parientes de su esposa en el ensanche español, la parte europea de la ciudad. Pero es en Jamaa Lekbir donde Haddad pasa sus tardes.
«De vez en cuando viene a verle alguna persona con pinta de bofia, con quien discute un rato», comenta un tendero. La misma fuente asegura que hace dos meses un «nasrani [cristiano] español» se acercó al barrio y estuvo haciendo preguntas sobre Haddad. «Alguien le indicó dónde estaba y se fue», explica.
Lo cierto es que Haddad, en «paradero desconocido» según las autoridades marroquíes, no se esconde y no parece tener la intención de hacerlo. Tampoco está huido. Hace unas semanas, cuando EL MUNDO publicó la noticia de su supuesta fuga, Haddad se paseaba tranquilamente con esposa e hijo por la estación balnearia de Martil. Su mezquita habitual, donde cumple cotidianamente sus obligaciones religiosas, sigue siendo la Gran Mezquita de Jamaa Lekbir. Vive a la vista de todo el mundo, amigos, conocidos, vecinos y autoridades locales.
Cada mediodía -como pudo comprobar este reportero- se traslada al cercano Mellah, el antiguo barrio judío, donde compra la prensa española. Según el periodista tetuaní Jamal Ouahbi, cuando se publicó la información de Al Ahdat al Maghribia, el lunes 19 de septiembre, el marroquí no pareció especialmente conmovido.No modificó su costumbre de acudir al café de Fendak Nejjar ni dejó de rezar en la Gran Mezquita. «Es el fugado menos fugado de Marruecos», ironiza Ouahbi.
Su opinión acerca de la prensa española no es buena. Acusa a los medios de mentir, de la misma manera que acusa al general marroquí Hamidu Laanigri quien, en 2004, durante una visita al Ministerio del Interior español, mostró a sus homólogos un papel donde estaba escrito: «Siete de la mañana Alcalá de Henares», asegurando que lo habían encontrado en uno de sus bolsillos.«¡Que Laanigri diga lo que quiera!», reaccionó airado. «¡Yo no tengo nada que ver con los atentados!».
La desaparición de Haddad consta en una comunicación oficial incorporada al sumario del 11-M y fechada el pasado 28 de abril.En ella, Rabat responde al juez Juan del Olmo que no puede ofrecerle un informe de su ADN porque se encuentra «en paradero desconocido».
La Policía española se puso tras la pista del marroquí poco después de los atentados. Cuarenta y ocho horas más tarde, un testigo lo reconoció «sin ningún género de dudas» como uno de los individuos que el 11-M manipulaban mochilas junto a la furgoneta empleada por los terroristas. Dos días después, un testigo protegido le vio abandonar un domicilio de Getafe (Madrid).
Con esos datos, las Fuerzas de Seguridad españolas hablaron con las marroquíes, que lo detuvieron el 18 de marzo. Sin embargo, fue puesto en libertad porque, según Marruecos, el 10 de marzo de 2004 «se encontraba en una cafetería de Tetuán viendo un partido de fútbol».
Haddad no se encuentra formalmente imputado en el 11-M. Sin embargo, Del Olmo solicitó al CNI y a las Fuerzas de Seguridad toda la información que tuvieran sobre él, explicando que, al igual que respecto al miembro de Al Qaeda Amer Azizi, estaba intentando esclarecer «su presunta participación» en los atentados.