Una mañana de 2003, Mbaye (Dakar, Senegal) hizo su mochila y le dijo a su madre que se iba a jugar un partido de fútbol. Aquella madre no sabía que no volvería a ver a su hijo, hasta pasados 15 años.
La patera en la que embarcó nuestro protagonista llegó a Tenerife 10 días después de zarpar. Durante el trayecto comían un día si y otro no. Su dieta era un poco de arroz y un vaso de agua. El desánimo llegaba cuando durante la travesía, se encontraban con los cuerpos de otros compatriotas, que no habían podido llegar con vida a tierra firme.
Desde el momento que Mbaye recibió las primeras ayudas de los sanitarios de la Cruz Roja, tuvo claro su futuro profesional. Ayudar a los demás.
Dentro vídeo:
Fuente: Cadena Ser
Un tipo al que admirar.