Si vis pacem, para bellum.
No me gustan las guerras, ni las batallas, ni las consecuencias que tienen. Una guerra a miles de kilómetros no muestra las violaciones a las niñas, los asesinatos, el tráfico de distintas cosas o personas, los asesinatos indiscriminados, etc.
La guerra hoy en día sólo gusta a chupópteros del erario, amantes del buen vino pagado a base de impuestos.
Pero aún así la guerra es inherente al ser humano, pues en ella acabamos mostrando lo que realmente somos. La guerra, a veces, no es sino un camino que todos veremos alguna vez. Si es que no participamos en ella.
Me quedo con las palabras de Churchill cuando Chamberlain y demás politicos acomodaticios, cortos de vistas, electoralistas decían, aclamados por la mayoría del populacho: "Traemos la paz a este siglo".
Volvían de hablar con Hitler en München.
Churchill dijo: "Os han dado a elegir entre la indignidad y la guerra; habéis elegido la indignidad y tendréis también la guerra". Y lamentablemente ni el señor Rajoy, ni Ansar, ni ZP ni la gran ristra de hijos de puta que pueblan el ya hacinado mundo de los ineptos que nos gobiernan se acercan si quiera a la suela de los zapatos de ese hombre.