La crisis económica capitalista internacional – La posición de Grecia – Las evaluaciones del KKE
Por Eleni Belu, miembro del Politburó del CC del KKE
La economía capitalista internacional está padeciendo una profunda crisis caracterizada básicamente por una gran sincronización. Se manifestó inicialmente en 2007 en los EE.UU, en el sector de la construcción, a través de una depreciación del capital en las compañías financieras, dada la amplia circulación de derivados de inversión en préstamos titulizados precarios para vivienda.
El peligro de colapso del coloso financiero de EEUU – que mantiene posiciones fuertes en el mercado internacional de capital dinero – causó un descenso gradual y generalizado de los precios en las bolsas más importantes del mundo. Fue la “punta del iceberg” de la manifestación de una crisis generalizada de sobreproducción, sobreacumulación de capital.
Una versión optimista de los datos y análisis actuales de las organizaciones económicas internacionales señala el año 2010 como el de mayor recesión. Ya se ha visto un incremento en el número de parados en 25 millones y se estima que otros 40 millones más se sumen a finales de año.
En 2009 se estima que el PMB caerá un 1,7%, según el Banco Mundial, y un 2,75% según la OCDE. Ésta estima que el comercio internacional caerá un 13,2% en 2009.
El Fondo Monetario Internacional estima que la depreciación del capital dinero ha sido de 4,1 billones de dólares desde la manifestación de la crisis hasta hoy.
El estallido de la crisis económica en Grecia
En la economía griega la crisis se manifestó con cierto retraso en comparación con el resto de la Eurozona. Entró en fase de recesión en 2009, mientras en 2008 se frenaba la expansión del PIB. El elemento más importante es que el sector industrial (sector minero-extractivo, sector manufacturero, suministro eléctrico y de agua, según las estadísticas burguesas), que entró en fase de recesión en 2005, se hundió un 4% en 2007/2008.
En 2008, todas las ramas de la manufactura estaban en recesión, excepto la rama de industria alimenticia (crecimiento del 1,2%).
La crisis en el sector manufacturero se refleja en el gran hundimiento de las mercancías industriales (aproximadamente un 7%).
El sector de la construcción ha sufrido un gran descenso (-9,4%).
Durante el período 2002-2008 se ha notado una tendencia de caída importante de la producción en la mayoría de productos agrícolas básicos – excepto del trigo, el maíz y el melocotón-.
Según los datos proporcionados por Eurostat, el ingreso real agrícola cayó un 7,1% en 2008 debido al estancamiento de los precios de venta de los productores y el gran incremento de los precios de productos industriales.
Según Eurostat, el ingreso agrícola neto como correlación del valor neto añadido en relación al coste se redujo en 2008 al 80,1%, en comparación con el año 2000 (=100)[1].
En 2008 se produjo una gran caída de precios en la Bolsa de Atenas. Su valor total de mercado (como porcentaje del PI a finales de 2008, fue estimado aproximadamente a 1/3 del valor correspondiente a finales de 2007 (Diciembre de 2008: 28%, diciembre 2007: 86%)[2]. Una parte importante de esta caída se debió a la retirada masiva de inversores extranjeros en octubre de 2008.
Independientemente de la fase del ciclo de la crisis, una característica particular de la economía griega es su condición financiera agudizada y deficiente a largo plazo. El freno en el crecimiento del PIB – que se aceleró en el segundo semestre de 2008 – empeoró dramáticamente los términos del crédito estatal.
Los últimos análisis predicen una caída del 1% en el PIB de 2009. La amplitud de la recesión en la economía griega dependerá del rumbo de la crisis:
a. En los países balcánicos, donde existen importantes inversiones de compañías con sede en Grecia. Esto tiene que ver sobre todo con economías que presentan altas tasas de crecimiento capitalista, por ejemplo Rumania creció un 7,7% en 2008, mientras se espera un descenso de 1,8% en 2009, Bulgaria creció un 4,4% en 2008, mientras se espera un descenso de 1% en 2009[3].
b. En el comercio internacional, del cual una gran parte se realiza por medio de transporte marítimo, lo que constituye una importante fuente de ingreso.
c. En países europeos importantes, como Alemania y Gran Bretaña. De estos países procede una gran parte de los turistas que visitan Grecia, no sólo en el número absoluto de turistas, sino también en cuanto a número de estancias y gasto.
Los efectos de la alta inversión de la UE en comparación con el hundimiento industrial y agrícola son contradictorios.
Todo lo mencionado demuestra que el estallido de la crisis en la economía griega va a ser profundo. Hay quien dice que durará dos años. Agudizará las contradicciones sociales existentes a través del incremento del paro, del empleo a tiempo parcial y de la ampliación de las relaciones laborales flexibles. Según las mediciones burguesas, la pobreza ya ha crecido, con particular concentración (sobre Œ) en niños de hasta 15 años, así como personas entre 18 y 24 años.
Es evidente que los índices de pobreza reflejan sólo una parte de la misma; no reflejan el hecho de que los salarios no están a la altura del crecimiento del PIB y de la productividad en una fase de reproducción ampliada en Grecia.
El análisis del KKE hace diez años
Para evaluar la actual crisis y predecir una salida de la recesión a nivel internacional y en Grecia, creemos que sería útil mencionar el análisis general sobre la crisis que hicimos hace diez años. También deberíamos recordar nuestra predicción sobre el período posterior a esa crisis.
En 1998 se produjo otra fase de recesión. Comenzó en los países que hasta entonces se consideraban como “milagros económicos” y eran caracterizados como “tigres asiáticos”; afectó a las economías del sudeste asiático, así como a Japón y países de América Latina; en 2000 se manifestó también en los EEUU, aunque con cierto retraso. El PMB cayó un 1% mientras el flujo internacional de capitales para inversión directa y el comercio internacional sufrieron una importante reducción.
Fue ahí cuando la reflexión sobre la fortaleza del sistema capitalista reapareció por vez primera tras la victoria de la contrarrevolución en la URSS y en los países que habían construido el socialismo; la burguesía expresó la preocupación por la posibilidad de que su política, en algún momento, tuviera dificultades en controlar el descontento y la reacción de los trabajadores y los pueblos ante las consecuencias de la crisis.
Las diversas teorías sobre las causas de la crisis eran parte del esfuerzo por controlar la situación para asegurar la estabilidad del poder del capital. Estas teorías se centraron en la forma en que funcionaban las bolsas, enfatizaban la transparencia en la gestión de los fondos de inversión de alto riesgo (hedge funds), y las condiciones de los préstamos del FMI y del BM a los estados.
En otras palabras, se centraron en la aparente disfunción en la esfera de la circulación del capital en su forma monetaria.
En ese momento, el KKE estimó que había ocurrido una crisis de superproducción, de sobreacumulación de capital, igual que en años anteriores, con la crisis de 1973 como ejemplo más ilustrativo. Mantuvimos que se trataba de una crisis de sobreacumulación del capital independientemente de su forma inicial.
A diferencia de las disputas burguesas – comenzando por el propio FMI – relativas a las medidas de gestión para la aceleración de la salida de la recesión o para una supuesta previsión de la recesión en los EEUU y los otros países capitalistas, el KKE había predicho que la salida de la recesión, la recuperación y progresión hacia un nuevo rumbo ascendente de la reproducción ampliada capitalista, llevaría al surgimiento de una nueva crisis de sobreacumulación más profunda y más sincronizada que la anterior.
Además, el KKE avisó de que las condiciones de trabajo, los salarios y las condiciones de vida de la clase obrera en estos países no mejorarían, sino al contrario se deteriorarían incluso en la fase de desarrollo capitalista.
Esta predicción se basaba en el hecho de que el grado de participación en la producción capitalista mundial y el mercado estaba cambiando en beneficio de las nuevas economías emergentes, con una gran población doméstica y fuerza de trabajo muy barata. Los derrocamientos contrarrevolucionarios, la erosión oportunista, la crisis del movimiento comunista y, en general, el retroceso del movimiento obrero y la asimilación de las organizaciones sindicales al sistema capitalista, han llevado a esto.
Así, bajo condiciones de reproducción capitalista ampliada, la tendencia a la baja del ingreso de los trabajadores prevaleció mientras, a la vez, se incrementó el grado de explotación.
Esta tendencia se concretó en decisiones estratégicas unificadas. En la UE, por ejemplo, estas decisiones se codificaron en la estrategia de Lisboa, que promueve la restricción de los derechos de los trabajadores y pensionistas para llegar al objetivo de la denominada “reducción del coste del trabajo” en el mercado de la UE.
En el período siguiente, los primeros diez años del siglo XXI, han tenido lugar nuevas fusiones y adquisiciones; se ha ampliado la interconexión internacional del capital, se ha intensificado la competencia capitalista internacional y la formación de alianzas y uniones regionales más o menos cohesionadoras.
La tendencia a los cambios entre las economías capitalistas desigualmente emergentes se ha fortalecido. Esto lleva al fin del equilibrio de fuerzas en el mercado capitalista internacional que se formó hace 70 años. Al mismo tiempo, esta tendencia se ha expresado a través de nuevas exigencias estatales e interestatales de cambios en los acuerdos y cooperaciones internacionales, por ejemplo en los acuerdos de la OMC, en la composición de los órganos del FMI y el Banco Mundial, en la composición de las reservas internacionales de divisa, en la divisa utilizada en el comercio de materiales industriales y en la expansión del G7.
Durante el ciclo previo de crisis capitalista internacional esto no se podía detectar fácilmente. Sin embargo, en la actual crisis se ha convertido en una tendencia irreversible. Sobre esta base se ha desarrollado el nuevo ciclo de crisis económica capitalista internacional, el actual; comenzó en EEUU, se trasladó a la Eurozona – puede que con mayor profundidad – y engloba a la vez a Gran Bretaña, Japón, Rusia, Turquía y países de América Latina. Hasta ahora, tiene un impacto en China e India a través de una recesión de la tasa de crecimiento.
Análisis del KKE para la actual crisis económica mundial
Se espera que la actual recesión sea de mayor duración que la anterior y que el tránsito a una nueva fase de revitalizacion y crecimiento sea apenas perceptible. No obstante, lo más importante son las predicciones que podemos hacer sobre la posición de la clase obrera y, en general, de los trabajadores por cuenta ajena y de la mayor parte de los autónomos, en la fase de recuperación de la recesión.
Consideramos que la misma tendencia que se manifestó en las dos décadas anteriores – la de deterioro – continuará y empeorará. La única vía para evitar esto es una aparente revitalización político-ideológica y organizativa del movimiento comunista internacional, la emancipación del movimiento sindical del gobierno y del sindicalismo amarillo, el abandono de los mecanismos de manipulación de la UE (ejemplo: el CES, Consejo Económico y Social, etc.), la emancipación político-ideológica de más fuerzas obreras de la engañosa influencia ejercida por la denominada socialdemocracia, a través de viejas o nuevas formaciones políticas.
Las contradicciones internas del capitalismo y el antagonismo capitalista internacional han alcanzado un nivel en el cual la clase obrera, los trabajadores de cuenta ajena que lo observan en términos de ingresos y nivel de vida, y los sectores más bajos de las capas medias, únicamente pueden frenar el deterioro de su posición si contraatacan, si abandonan las trampas políticas del compromiso, del consenso, de la aceptación de una supuesta “colaboración de clases” para hacer frente a la crisis.
El movimiento obrero y sindical pierde sus características de movimiento que lucha por los salarios, las horas de trabajo, etc., cuando sus órganos dirigentes, tales como la Confederación General Griega del Trabajo (GSEE) alcanzan acuerdos con la Federación de Empresas e Industrias Griegas (SE para hacer frente conjuntamente a la crisis.
El movimiento obrero y popular puede y debe ser reagrupado con una orientación claramente antiimperialista, antimonopolista y anticapitalista. Debe utilizar, en todo país, cualquier grieta y vacilación en el gobierno burgués, con una correspondiente presteza en la orientación político-ideológica y organizativa.
Afirmamos que cuando culmine el próximo ciclo de la crisis, cuando venga la siguiente fase de recesión, la gestión burguesa tendrá que enfrentar grandes dificultades, se formarán sucesivos gobiernos inestables, se agudizarán los desacuerdos en el seno de la UE y la defensa ideológica del sistema capitalista será profundamente golpeada.
Con un poco de fantasía creativa, una fantasía basada en análisis científica, podríamos decir que nos dirigimos a un nuevo 1929, o un nuevo 1937.
Estas predicciones también las hacen los analistas burgueses y los centros imperialistas de estudios estratégicos a nivel estatal o interestatal.
El papel específico de la socialdemocracia en el rescate del sistema
Para salvar al sistema, liberales y socialdemócratas, desde Sarcozy a Obama, Brown y Lothar Bisky, todos prometen un “capitalismo humano, saludable”.
La socialdemocracia internacional tiene una importante actividad. Se centra en el esfuerzo por culpar únicamente al “neoliberalismo” por la crisis, la supuestamente ineficaz fórmula, la equivocada proporción del mercado y la regulación estatal, regional e internacional.
La socialdemocracia internacional se ha esforzado por convencer a las masas obreras y populares de que ha elaborado una nueva fórmula. En otras palabras, argumentan que han encontrado la proporción adecuada entre la política que promueve la concentración y centralización de capital, el apoyo a los monopolios, por un lado, y por otro, la política que controla las irregularidades del mercado por medio de uno o varios bancos controlados por el estado o por medio de la nacionalización de varias empresas problemáticas en la industria y el transporte. Las nociones de la “economía verde” y la “mejor distribución” constituyen los complementos esenciales de este esfuerzo.
Las medidas inmediatas propuestas por la socialdemocracia no pudieran desviarse de la dirección de apoyo a los grupos monopolistas y a la reproducción capitalista. Es significativo el llamamiento que hizo la Comisión Stiglitz a los G20 a enfocar en suministrar liquidez a la economía real, apoyando nuevas prestaciones. En el Simposio en Atenas G.Papandreu, presidente de la Internacional Socialista y actualmente primer ministro de Grecia, enfocó de nuevo en la necesidad de asegurar la adecuación de capital de los grupos financieros. Esta política pone en peligro los ingresos populares puesto que el pago de las amortizaciones futuras se realizará por los contribuyentes, la mayoría de quienes son empleados y autónomos.
La “Economía Verde” en realidad es una propuesta de gestión de los problemas medioambientales según los intereses y las decisiones del capital monopolista. Dirige las inversiones a la adopción de nuevas tecnologías impulsando el desarrollo capitalista mientras uno de sus objetivos es la reducción de la dependencia energética de la UE.
Nuevas formaciones políticas como el PIE (Partido de la Izquierda Europea) han aparecido en el seno de la socialdemocracia, principalmente la corriente que reclama la existencia de empresas estatales junto con el dominio de los monopolios “socialismo democrático”. Afirman que han descubierto – con más efectividad que otros partidos – el equilibrio entre el “mercado” y la “regulación”, el capital “privado” y el “estatal”. Además, afirman que para que esta solución sea más efectiva, las contradicciones en el seno de la UE deberían eliminarse por medio del fortalecimiento de sus estructuras y la formación de un gobierno de la UE.
En realidad funcionan como obstáculo ideológico-político en el desarrollo de la lucha de clases, en la maduración de la conciencia política, fomentando ilusiones de un capitalismo más humano y justo mediante una justa redistribución de la riqueza. Ocultan conscientemente que la fuente de la riqueza es la explotación del trabajador por el capital y que las relaciones en la esfera de la distribución se definen por las relaciones de propiedad sobre los medios de producción.
Presentan la crisis actual como crisis del “capitalismo casino” y consideran que se debe al hecho que el mercado global desde hace 30 años no ha sido sometido a ningún control político. Creen, tal como la socialdemocracia en su conjunto, que la causa de la crisis es la denominada gestión “neoliberal”
De hecho, adaptan la vieja línea socialdemócrata de reformas a la actual situación de la UE. En lugar de monopolios estatales que sirvan a los monopolios privados, plantean el monopolio interestatal europeo; sobre la gestión gubernamental de la nación-estado, plantean un fuerte gobierno interestatal supuestamente capaz de expresar los intereses generales en la UE y resolver las contradicciones entre sus estados miembros.
En este marco, el Partido de la Izquierda Europea sostiene que el sistema financiero debe ser sometido a control público y social. Pide que cambie el papel del Banco Central Europeo para que pueda alinearse con criterios como el empleo, el desarrollo social y ecológico etc.
En realidad son “más papistas que el Papa”, ya que proporcionan una coartada socialista “de izquierda” al fortalecimiento de lo0073 mecanismos represivos existentes y a la aparición de otros nuevos.
Su papel específico consiste en la renovación de la socialdemocracia para servir al sistema con más eficacia. Sirven a la manipulación ideológica cuando siembran la ilusión por una UE favorable a los pueblos, por una gestión a favor de los pueblos sobre la base del dominio económico de los monopolios.
La desigualdad y las contradicciones en el seno de la UE son inevitables
La actual crisis económica en la Eurozona ha agudizado las contradicciones entre los estados miembros, incluso en su núcleo duro, como el KKE había predicho y afirmado.
A pesar de la interrelación de capitales, a pesar de la estrategia común contra la clase obrera, el estado-nación sigue siendo el órgano que asegura el dominio económico de los monopolios y sirve a la concentración y centralización del capital, en antagonismo con otros procesos similares en otros estados miembros de la UE.
La desigualdad capitalista existe en la fase de reproducción ampliada así como en la de recesión, y se manifiesta al nivel general de la producción, en la productividad laboral, en la proporción de las industrias, en los salarios, en las exportaciones e importaciones de mercancías porcentualmente en el PIB, en la entrada y salida de capitales.
Esta desigualdad se refleja en la situación financiera de cada estado, en los diferentes tamaños de la deuda pública y los déficit, en los diferentes tipos de interés en cada estado tal como los establece el mercado internacional en base a la posición de cada estado en la eurozona y en el sistema imperialista internacional.
Esta desigualdad hace imposible la formación de una política financiera común incluso en condiciones de recesión. Esto se ha visto en distintas propuestas, como las de Alemania y Gran Bretaña, sobre las medidas y paquetes de gestión de la crisis. También se ha visto en la formación de tasas de interés por encima de las que fijaba el Banco Central Europeo.
Las diferentes visiones sobre el Pacto de Estabilidad, sobre si se inclina por la flexibilidad financiera o la estabilidad monetaria, expresan las diferentes necesidades de los estados miembros, y no una falta de órganos de gobierno de la UE o un exceso de poder del Banco Central Europeo, como afirman el PIE y SYN/SYRIZA.
En las actuales condiciones de recesión, la desigualdad se ha manifestado en la economía griega con mayor agudeza que en las fases anteriores. Se han agudizado problemas crónicos como la deuda pública, el déficit comercial y el estancamiento a largo plazo de la industria manufacturera.
La tendencia al cambio de la correlación de fuerzas en el mercado internacional
Está claro que la intensificación del desarrollo desigual es un fenómeno generalizado en la UE y el sistema imperialista internacional.
La característica general de la depreciación del capital durante la crisis no se manifiesta proporcionalmente en todos los estados, sectores y empresas (de capital privado o por acciones).
Así, la recesión y la fase de estabilización y revitalización ocasionan reorganizaciones de la correlación de fuerzas entre las varias empresas, sectores y economías a nivel estatal.
Sin embargo, cambios importantes se incuban en un período amplio que incluye más de un ciclo de crisis económica.
La crisis actual cristaliza los cambios en la correlación de fuerzas incubados en los últimos 30 años aproximadamente en 3 ciclos de crisis que afectaron a la mayoría de las economías capitalistas avanzadas. En los últimos 10 años estos cambios se han acelerado.
En el período 1980-2008, la tendencia a la baja de la participación de los EEUU, la Eurozona y Japón en el PMB ha sido dominante. Por el contrario, la participación de China se ha incrementado (un 440% en el período 1980-2007) y China ha alcanzado la tercera posición tras la Eurozona. Además, las participaciones de India y Rusia en el PMB también han aumentado (India un 110% en el período 1980-2007 y Rusia un 19,3% en el período 2000-2007). `
La participación de la Eurozona ha caído rápidamente en el período 2000-2007 (un 12,8%), al igual que la participación de Grecia (un 24%, aproximadamente el doble que la media de la Eurozona). La tendencia hacia el empeoramiento de la participación se mantiene en 2008 y 2009 en cuanto a EEUU, la Eurozona (incluyendo Grecia) y Japón.
Las mismas tendencias se reflejan en la participación proporcional en las entradas y salidas (inflow/outflow) mundiales de capital para inversiones directas, aunque con algunas diversificaciones; más en concreto, en el período 1980-2006, China, Rusia e India vieron subir su participación en el crecimiento de entradas y salidas (con fluctuaciones), mientras EEUU vio cómo su participación descendía. Japón mantiene su parte en salidas mientras la Eurozona aumenta su participación en entradas y salidas, manteniendo la primera posición internacional. En el período 1980-2006, la participación griega en las entradas se redujo (del 1,22 al 0,41%) mientras su participación en las salidas se incrementó (del 0% en 1990 al 0,34% en 2006). Durante este período Grecia se convierte en exportador neto de capitales.
La participación en las exportaciones e importaciones mundiales constituye otro índice importante. En el período 1980-2007, la participación en las importaciones y exportaciones reflejaron las siguientes tendencias:
EEUU tuvo una pérdida de la participación de las exportaciones (del 11,1% en 1980 al 8,41% en 2007), igual que Japón (del 6,42% al 5,13%). La Eurozona ha mantenido prácticamente igual su proporción, con fluctuaciones, manteniendo la primera posición (1980: 30,75%, 1990: 35,05%, 2007: 29,19%). No obstante, la pérdida del 6% en el período 1990-2007 no debe subestimarse. Grecia ha vivido una pérdida de su participación (1980: 0,25%, 2007: 0,17%).
La participación de China ha notado un incremento espectacular del 890% (1980: 0,89%, 2007: 8,81%), tomando la segunda posición, por delante de EEUU.
Rusia e India también muestran una tendencia alcista, pero todavía tienen poca participación (en 2007 Rusia el 2,57% e India el 1,05%).
La tendencia en la participación en las importaciones mundiales es la siguiente: la Eurozona mantiene su primera posición en las importaciones con una tendencia a la baja (1980: 34,28%, 2007: 28%). Grecia sigue al mismo nivel (1980: 0,51%, 2007: 0,53%). La participación de Japón se reduce (1980: 6,81, 2007: 4,41%) mientras la de EEUU crece (1980: 12,39%, 2007: 14,35%) y mantiene la segunda posición en importaciones, igual que China (1980: 0,96%, 2007: 6,8%), que tiene la tercera posición. Además, Rusia e India reflejan un incremento limitado de su participación.
También se están dando reorganizaciones en el ámbito privado (o de fondos corporativos). Según la lista de los 1000 hombres más ricos en Gran Bretaña, publicada en la edición semanal del “Sunday Τimes”, la mitad de los diez primeros aumentaron su riqueza durante la crisis en 1.054 millones de euros (un 43%), mientras el resto vio caer su riqueza en 33.738 millones de euros (un -242%).
En condiciones de recesión, mientras el número de compañías con pérdidas se incrementa, hay empresas que todavía acumulan beneficios, bien con tasas reducidas o crecientes. En el segundo caso, por ejemplo, se incluye la empresa alemana Siemens, que en el primer trimestre de 2009 alcanzó unos beneficios de 1.010 millones de euros, mientras en el primer trimestre de 2008 sus beneficios fueron de 412 millones de euros (incremento del 145%), con un incremento anual de ventas del 5%.
Fenómenos similares se dan en la economía griega. La estimación de beneficios de los 8 bancos principales (National, Alpha, Eurobank, Pireaus, Cyprus, Marfin, Agricultural Bank of Greece, Emporiki) para el primer trimestre de 2009 estimaba 610 millones de euros, mientras en el primer trimestre del año pasado los beneficios fueron de 1.195,9 millones de euros, lo que supone una bajada del 50%.
La reclasificación de las acciones también se lleva a cabo en un subsector como el del transporte aéreo, entre Olympic Airways y Aegean Airlines. La reclasificación también se promueve por medio de amortizaciones como las del Grupo Marfin (Vivartia y Olympic Airways) de la fusión ya incubada de nuevas empresas financieras en Grecia.
Esta tendencia es obvia en el mercado internacional, particularmente en los sectores en los que la crisis de sobreproducción se manifestó inicialmente, como la industria automovilística.
Así, un nuevo ciclo de centralización de capitales, que se había depreciado en la fase de recesión, se está preparando para entrar en una fase de crecimiento por medio del proceso productivo, el proceso de explotación de la fuerza de trabajo.
La salida de la recesión busca ganar un beneficio adicional conquistando nuevos mercados. Crece el antagonismo, se discuten las viejas regulaciones y se establecen otras nuevas, incluso aprovechando las condiciones creadas por las guerras imperialistas.
Estas tendencias pueden resumirse de la siguiente manera:
•EEUU sigue siendo la primera potencia en el PMB pero con un deterioro de todos los otros índices.
•El crecimiento de China es impresionante aunque no está a la altura de la productividad global (per capita).
•La posición competitiva de las mercancías de la Eurozona ha mejorado (en lo contrario la posición de Grecia se ha deteriorado). La posición de China ha mejorado ostensiblemente, mientras por el otro lado es bastante obvio el deterioro de la posición competitiva de los EEUU y Japón.
•La posición competitiva de India y Rusia se mantiene baja pero con una tendencia al alza.
•La posición de Grecia se refleja en forma contradictoria. Por un lado, su participación en el PMB baja, su posición en relación a las exportaciones empeora, caracterizada principalmente por una participación relativamente menor que su participación en el PMB, mientras mejora la posición que ocupa en la salida de capital.
El índice “posición de inversión internacional neta” para Grecia sigue siendo negativa (suma de Inversiones Directas, Inversiones en Cartera, Derivados, otras inversiones, Reservas de Divisa), en 183.944 millones de euros en 2008, aunque cae como porcentaje del PIB (2006: -83,6%, 2007: -94%, 2008: -75,7%)[4].
En combinación con el desarrollo de otros índices económicos, ya mencionados, podemos afirmar que durante el período de integración en la CEE – y particularmente en la Eurozona – la economía griega ha perdido en cuanto a su posición competitiva de la producción industrial doméstica (principalmente la industria manufacturera), pero ha crecido la acumulación de capital y la exportación a inversiones directas.
Debemos señalar en este punto que entre los mil más ricos con actividad económica en Gran Bretaña hay 10 griegos, 4 de los cuales están entre los 100 primeros (D.Leventis, M. Laimos, F.Niarchos, St. Hatziioannou).
Estos datos confirman la afirmación del XVIII Congreso del KKE de que Grecia ocupa una posición intermedia en el sistema imperialista internacional, manteniendo la misma posición – la penúltima – en la Eurozona, pero con una posición mejorada en el mercado de los Balcanes.
Sobre ciertas interpretaciones burguesas relativas a la crisis
Todo este desarrollo capitalista desigual y contradictorio en Grecia, en la UE, en los EEUU y a nivel internacional no tiene ninguna relación con las teorías relativas al “capitalismo casino”, al “sobreconsumo”, etc.
Sobre el “capitalismo casino”
Se refiere a una teoría que culpa al sistema financiero por la crisis y por la recesión en la producción industrial. En el mejor de los casos, culpa a las estructuras y regulaciones existentes en el sistema financiero a nivel internacional, entre las cuales se incluyen el FMI, el Banco Mundial y los Órganos de Evaluación (empresas, en realidad) y a las instituciones estatales-Agencias de Calificación Crediticia .
El aislamiento de los fenómenos de parasitismo y la caracterización de los mismos como “capitalismo casino” o como distorsiones del sistema financiero a nivel internacional es, cuanto menos, una excesiva simplificación – si no un engaño indiscutible.
No fue por casualidad que los Acuerdos de Bretton-Woods se fueran al traste en la crisis de 1971-1973.
La decadencia y el parasitismo (p.ej., el hecho de que en 2008 los derivados económicos a nivel internacional fueran equivalentes al 976% del PM es resultado del desarrollo capitalista en su fase monopolista, resultado de la propiedad por acciones de los medios de producción, resultado de la fusión del capital industrial y bancario; es decir, capital financiero. Esta es la base del capital ficticio (p.ej., los denominados “títulos tóxicos”) o los precios ficticios en bolsa del capital industrial y comercial. Ésta es la base del parasitismo.
No es extraño que la sobreacumulación de capital aparezca en compañías financieras que operan como centro de acumulación de todo tipo de ingreso no invertido (de los capitalistas y los trabajadores) y su transformación en capital.
La propia naturaleza del capitalismo predispone una tendencia hacia la sobreproducción y la sobreacumulación de capital y en su propia naturaleza también hay una tendencia a la expansión del capital ficticio, así como cancelación obligatoria de la sobreproducción y la devaluación de capital.
El crédito lleva a la sobreproducción, a la sobreacumulación de capital, hasta el inevitable momento en que la sobreproducción, la producción capitalista ampliada finalice. Se interrumpirá cuando alcance sus límites y cuando las consecuencias de la anarquía y el deterioro (capital ficticio) de la producción capitalista hayan intensificado la contradicción entre capital y fuerza de trabajo.
Sobre la “distorsión del sobreconsumo” del desarrollo capitalista
Algunos teóricos proyectan la necesidad de “nuevos modelos” para la economía griega. Afirman que el extremadamente rápido desarrollo de Grecia durante el período 2000-2008, según los índices de nivel de vida de la ONU (Grecia ocupaba el puesto 24 de 175), fue resultado del sobreconsumo y el sobreendeudamiento del estado, de los hogares y las empresas. Aseguran que este “modelo” ha agotado sus posibilidades, mientras que un nuevo modelo estará necesariamente más controlado, será más productivo y más austero. En relación directa con esto está la declaración hecha por el Presidente del Banco de Grecia.
Este punto de vista trata conscientemente de reforzar el concepto del capitalismo en la conciencia popular. La dependencia directa que la gente tiene del sistema bancario (hipotecas, préstamos al consumo y tarjetas de crédito), el denominado “sobreendeudamiento” y no “sobreconsumo”, son características del capitalismo desarrollado. Esto es evidente con el sobreendeudamiento de los EEUU, que ha tomado la forma de uso masivo de dinero de plástico.
La teoría del sobreconsumo o su opuesto, el infraconsumo, no tiene en cuenta la fuerza motriz de la producción capitalista, que es el beneficio, la apropiación de plusvalía y no la producción de valores de uso para la satisfacción de las necesidades sociales. Oculta el hecho de que, inicialmente, la anarquía y desigualdad se expresa entre los propios capitalistas que compran y venden mercancías entre sí mismos, que se usan entonces en la producción capitalista; no tiene en cuenta que la anarquía se expresa entre las ramas de la producción industrial.
La anarquía y desigualdad de la reproducción capitalista se expresa en primer y principal lugar, por una parte, en el intercambio entre los capitalistas bajo la categoría de producción de productos industriales y, por otra, entre aquellos capitalistas bajo la categoría de producción de productos para el consumo directo.
Como factor secundario relacionado, la anarquía se expresa en la esfera de la circulación de mercancías de consumo directo, en el área que se refiere al intercambio entre el consumidor y el empresario. Esto es, se expresa secundariamente como una debilidad en el gasto del consumidor debido al ingreso de la clase obrera, cuya intensificación está claramente en directa relación con el grado de explotación.
En una crisis, la reproducción ampliada capitalista es abruptamente cortada.
Con una recesión, la restauración de las desproporciones más extremas tiene lugar en parte instantáneamente para que se ponga en marcha un nuevo ciclo de reproducción ampliada capitalista anárquica.
Resumiendo la crisis
Lo que está teniendo lugar hoy, la devaluación de capital en toda forma (comercial, financiero) y la devaluación de la fuerza de trabajo (como mercancía), ha ocurrido repetidamente en el pasado, con su primera aparición a comienzos del siglo XIX, y volverá a ocurrir nuevamente en el futuro mientras exista el capitalismo.
La inevitabilidad de las crisis se encuentra en el A.D.N. del capitalismo: se encuentra en el contradictorio carácter mercantil de la producción capitalista de mercancías, en su anarquía y desigualdad, en su tendencia a asegurar inicialmente el beneficio adicional capitalista con la introducción de nueva maquinaria que es más productiva, así como con la exportación de capital industrial a países con fuerza de trabajo más barata, factores que agudizan la contradicción entre capital y fuerza de trabajo, la contradicción entre el carácter social de la producción y la apropiación privada de sus productos, debido a la propiedad privada de los medios de producción. El mismo impulso por el beneficio adicional lleva a la tendencia decreciente del porcentaje medio de beneficio.
Una economía capitalista supone una fuerza motriz que lleve la reproducción capitalista a sus extremos, a acumular inmensos beneficios y a que la apropiación de plusvalía de la clase obrera adopte una forma de especulación monetaria. Significa que estos inmensos beneficios, expresados en diferentes formas de capital, y por supuesto en la esfera de su circulación (fondos mutuales, bonos, acciones en órganos financieros y compañías de fondos financieros para gestión de capital, Hedges Funds) reproducidos como capital, como valor autocreciente, deban ser reciclados en el proceso productivo: chupando nuevo trabajo impagado como vampiros, para que se transforme en mercancía, que luego se vende y se expresa como nuevo beneficio.
La necesidad de la propiedad social y la planificación central
Frentes de lucha
La raíz de la crisis puede arrancarse únicamente con la abolición de la propiedad capitalista, con el fin de la anarquía de la producción capitalista, con la planificación central de una reproducción ampliada teniendo como objetivo la producción de valores de uso para la siempre creciente y ampliada satisfacción de las necesidades sociales.
Sólo con una base de industria socialista se puede cambiar la distribución de la fuerza de trabajo, los medios y materiales de producción de la riqueza social. Sólo así se puede apoyar la producción agrícola cooperativa, puede perder el dinero su sustancia como forma de valor, como medio de distribución de plusvalía, puede desaparecer el carácter especulativo del Banco Central.
Ése es el futuro; economía popular, socialista, la alternativa real a la barbarie capitalista.
Ésta es la necesidad de hoy, de la que se mofan bien directamente las fuerzas liberales burguesas o indirectamente las autodenominadas “socialistas democráticas”, que distorsionan y difaman su expresión histórica inicial en la Unión Soviética.
Sin embargo, es un hecho histórico que en la década de los 30 había dos mundos: un mundo desgarrado por la competencia y la crisis capitalista, y un mundo socialista que se caracterizaba no sólo por impresionantes tasas de producción industrial sino por impresionantes tasas de desarrollo en la prosperidad social.
La verdad confirmada históricamente es que la propiedad social y la planificación central fueron derrotadas cuando la lucha de clases no tuvo el conocimiento y la fuerza para llevar a cabo la destrucción de toda forma de propiedad individual, de toda fuente de riqueza individual.
Debido a estas posiciones relativas al otro rumbo de la producción social y la organización de la sociedad, el KKE es acusado de diferir la satisfacción de las necesidades inmediatas del pueblo trabajador al socialismo.
Eso es una mentira consciente de los partidos burgueses y oportunistas.
El KKE ha sido y será firme en su apoyo a las exigencias de derechos del pueblo trabajador, de la juventud, de los pensionistas, con coherencia en sus palabras y hechos, porque tiene un rumbo estratégico.
Por esta razón ha sido capaz y es capaz de defender coherentemente el derecho al trabajo a tiempo completo y estable, la protección social garantizada de los desempleados, de la maternidad, de los estudiantes universitarios que trabajan, de los derechos sindicales, de los ingresos de los agricultores, los derechos de los pequeños propietarios, de los inmigrantes y refugiados políticos, por la educación gratuita y exclusivamente pública, por la salud, las pensiones, la protección del medio ambiente, el combate de las negativas y antipopulares consecuencias de nuestra inclusión en la UE y la OTAN.
El fortalecimiento político del KKE significa el fortalecimiento de una fuerza que puede luchar por los derechos, una fuerza de resistencia contra los nuevos ataques antiobreros y antipopulares de los patrones y del gobierno, así como una fuerza para arrancar nuevas conquistas, una fuerza para los intereses obreros y populares hoy y en el futuro.
[1] Eurostat Statistics in focus, 18/2009.
[2] Report by the Governor of the Bank of Greece for 2008, p.36.
[3] Source: Bank of Greece, p.67.
[4] Informe del Gobernador del Banco de Grecia, p. 157.