La carrera de armamento dispara el gasto mundial en defensa a niveles de la Guerra Fría. Las flotas de barcos gigantes y los cazabombarderos ocupan el centro de la estrategia de EEUU
El Ejército de Tierra de Estados Unidos es tan grande que hasta tiene barcos. Algunos, de hasta 273 metros de eslora (como dos campos y medio de fútbol), pueden transportar hasta 15 tanques M1A Abrams de 67 toneladas cada uno. Pero lo más importante que ha hecho esa peculiar armada en los últimos meses fue responsabilidad de un pequeño bote hace dos semanas.
Fue el 24 de abril, cuando una lancha del Ejército de Tierra cargó en la base de Camp Lejeune, en Carolina del Norte, un obús M-119 de dos toneladas de peso y entró en el Canal Interno de la Costa, una gigantesca vía de agua de 4.800 kilómetros de largo. Tras una hora y media de navegación, embarrancó en la orilla para dar a la pieza de artillería una base estable. Y el 25 de abril el cañón abrió fuego. Era la primera vez desde la Guerra de Vietnam que el Ejército de EEUU empleaba 'artillería fluvial'.
En un momento en el que las Fuerzas Armadas de todo el mundo hablan de robots asesinos, virus informáticos, y guerra propagandística a través de redes sociales, ¿por qué las Fuerzas Armadas más poderosas de la Tierra se entretienen en llevar un cañón en una lancha?
La respuesta la dio el teniente coronel Shawn Talmadge a la revista de las Fuerzas Armadas de EEUU, Stars and Stripes (Barras y Estrellas): "Tenemos que volver a aprender las tácticas necesarias para enfrentarnos a un enemigo formidable. Esto es muy diferente de la 'guerra asimétrica' que hemos venido combatiendo en los últimos tiempos".
2018 fue el primer año en el que los gastos en defensa a nivel mundial alcanzaron el nivel que tenían en la Guerra Fría: 1,8 billones de dólares (1,6 billones de euros), según el Instituto para la Investigación de la Paz de Estocolmo (SIPRI, según sus siglas en inglés). EEUU acumuló el 36% de esa cifra. China, el 14%. Pero, mientras que EEUU invierte en defensa un 17% menos que hace diez años, debido al final de la Guerra de Irak y a la desescalada de Afganistán, China ha incrementado su partida presupuestaria en un 83%. Afortundamente, aunque el gasto (que es real, es decir, tiene en cuenta la calificación) es tan alto como antes de que cayera el Muro, su proporción en la economía mundial es menor, porque ésta ha crecido mucho en estos 30 años. Pero, aún así, la tendencia es clara. La Guerra Fría 2.0 ya está aquí.
LA CLAVE: DISUADIR SIN ACTUAR
Así que los objetivos ahora de EEUU son tener una flota de 355 barcos de guerra, o sea, 78 más que en la actualidad. O construir más portaaviones nucleares de la clase Ford, que cuestan, cada uno, 14.200 millones de dólares que, cuando se suman a los 10.000 millones de dólares que valen sus aviones y helicópteros salen por una factura de 20.700 millones de euros antes de que empiecen a navegar.Ése es, precisamente, el riesgo de esta estrategia: convertir ciertos números en fetiches (algo que usaron muy bien Kennedy y Reagan en la Guerra Fría para ganar elecciones, y que encaja muy bien en la retórica de Trump), y gastar cantidades ingentes en sistemas de armas carísimos y cuya eficacia nunca ha sido puesta a prueba. Claro que ésa es la clave de las guerras frías: disuadir sin actuar. Desde luego, no hace falta que los Ford disparen para despejar las dudas sobre su eficacia.
Aunque los titulares los acapara la tensión entre EEUU y Rusia - en parte por la influencia de Vladimir Putin sobre Donald Trump -, Moscú no es, ni de lejos, el rival 'número uno' para Washington. De hecho, Rusia gasta en defensa menos que Arabia Saudí, India, y Francia. La verdadera tensión es entre China y EEUU, y se debe más a factores tecnológicos que estratégicos. Como escribe Elbridge Colby, ex asistente del secretario de Defensa James Mattis y actual director del Programa de Defensa del think tank Center for a New American Security en el número de este trimestre de la revista Foreign Policy, "la era de la superioridad militar incontestable de Estados Unidos se ha acabado".
https://www.elmundo.es/internacional/2019/05/12/5cd54b3121efa0bb318b4669.html