Imagen tomada durante una expedición de Greenpeace en el Ártico. PEDRO ARMESTRE
Enfermedades, bacterias y migraciones, principales efectos de un proceso difícilmente controlable
En el verano de 2014, uno de los más cálidos en lo que va de siglo, se produjeron casi un centenar de infecciones por bacterias del género vibrio, entre las que está la causante del cólera, en las costas de Suecia y Finlandia. Algunos de los casos se dieron a apenas 160 kilómetros del Círculo Polar Ártico. El clima está tan trastocado por el cambio climático que una enfermedad asociada al trópico está emigrando tan al norte. La emergencia de enfermedades y patógenos es solo una de las consecuencias que tendrá el deshielo del Ártico para todos.
Bacterias en el mar y virus en la tierra. Aunque el calentamiento sea global, hay regiones del planeta que se calientan más que otras. En el ártico se produce un efecto denominado amplificación ártica por el que el deshielo allí es más acusado que en otras regiones heladas. La explicación breve dice que la retirada del hielo en favor del agua reduce la capacidad de la región de rebotar la radiación solar. Esto hace que se caliente aún más y retroalimente el deshielo, lo que puede flanquear el paso a patógenos, algunos venidos del pasado.
Aunque no se las vea, las bacterias marinas son el principal componente de la biomasa marina. Algunas especies, como las vibrio, que son patógenas. El otro peligro viene de los hielos y el permafrost de las franjas norteñas de Siberia, Canadá y Groenlandia que se están derritiendo. Investigadores del CSIC encontraron en junio de 2015 ADN de virus hasta ahora desconocidos en lagos de Svalbard. Dos meses después se daba a conocer el desentierro de un virus de hacía 30.000 años atrapado en el hielo siberiano.
El oso híbrido. Hace 10 años, un extraño oso fue abatido en el norte de Canadá. Era extraño por su apariencia y un análisis de ADN confirmó la extrañeza. Se trataba de un ejemplar nacido de un oso pardo ogrizzly y un oso polar. Algún ingenioso lo bautizó como grolar. El avistamiento de osos grolar no ha dejado de aumentar en estos años, así como los encontronazos entre ambas especies. El deshielo del ártico está empujando al polar tierra adentro y al grizzly cada vez más al norte. Pero el impacto ecológico del deshielo está afectando a todo el ecosistema ártico. Desde el microscópico plancton, que tiene que lidiar con el aumento de la temperatura y la acidez del agua, hasta la migración anual de las ballenas.
¿Y el anticiclón de las Azores?
Aunque son muchos los factores que intervienen en el clima, la mencionada amplificación ártica ha dibujado el escenario de un polo norte casi sin hielo durante muchos meses en solo unas décadas. Esa agua es, por definición más caliente que el hielo. Los científicos ya están investigando cómo afectará esto a la circulación oceánica y las corrientes de aire asociadas que determinan buena parte del clima en todo el planeta.
Un coste de billones de euros.
Investigadores de la Universidad de Cambridge han estimado el impacto económico que tendrá el deshielo no de todo el Ártico, sino solo del permafrost, del hielo atrapado en las tierras que rodean el Ártico. Para finales de siglo, la cantidad extra de emisiones tendrá un impacto de más de 40 billones de euros.
Menos hielo, mas cambio climático.
Es la gran paradoja. El cambio climático derrite el hielo del Ártico y esto retroalimenta al cambio climático. Un amplio informe de las Academias de Ciencias de EE UU (de obligada lectura) sobre los impactos globales del deshielo del Ártico de 2015 destacaba cómo la reducción del efecto albedo, la liberación del metano y el carbono atrapados en el permafrost o la alteración de la circulación oceánica intensificarán el calentamiento global. Y eso, probablemente, acabe con el hielo que quede en el Ártico.
Me ha sorprendido el hecho del redescubrimiento de tal cantidad de bacterias y virus desconocidos apareciendo debido al deshielo. Para colmo, el derretimiento de los polos y el cambio climático se retroalimentan, por lo que hay que parar uno para que deje de afectar al otro. Ya no en el aspecto económico futuro, que significará una compensación a las crecientes temperaturas y sus efectos en la vida moderna, sino ya en la propia supervivencia de los polos y de las zonas árticas.