Cuando empecé a participar en foros, pensaba que Internet enriquecería los debates: hay tiempo para estudiar la bibliografía relacionada, aprender y luego construir un discurso racional basado en datos científicos o verificables.
Pero como tantas otras veces, el problema no era de tecnología, y se mantuvo la actitud de discutir por tener razón: se improvisan argumentos emocionales y las referencias se reducen a los dos primeros enlaces de Google que parezcan apoyar lo que ya se sabe, sin que medie un mínimo análisis crítico; si el otro ofrece un dato que nos contradice, se desacredita antes de valorar si es correcto. Se desacredita el dato o se desacredita a la persona, todo es bueno para el convento.
Me gusta la manera en que se describe esto en la introducción de «Dialéctica erística», de Schopenhauer; porque con Internet o sin él, las dinámicas me resultan bastante asemejables. Las chupipandis que se montan en redes sociales para decirse unos a otros lo acertados que están en sus opiniones, que son la versión digital de esos grupetes de viejos que se la cascan unos a otros en los baños de cualquier estación de autobuses. Gente que confunde la libertad de expresión con la obligación de opinar siempre algo, aunque no tenga nada que decir.
Cosa distinta es que antes la comunicación estuviera mucho más controlada y filtrada. Ahora, eso es trabajo de cada uno. Hace años que apenas participo en foros, porque se rascan uno o dos comentarios interesantes de cada veinte. Tengo una cuenta en Twitter, en la que no publico nada, para seguir a una serie de personas que me parece que aportan puntos interesantes. Y en Facebook, lo mismo. De hecho, en Facebook he disfrutado mucho debatiendo hasta hace relativamente poco. Ya pasó un poco con la aparición de Podemos, y luego con el salto de Ciudadanos a nacional, pero lo de Vox ha acabado por enajenar a la gente. A los pro-Vox y a los anti-Vox, digo. Las ideologías, como las cervezas, se venden mejor en packs.
No me gusta ir dando consejos, pero ya que los pides... Te va a resultar muchísimo más productivo cada minuto que inviertas en investigar un tema por tu cuenta, en lugar de tratar de discutirlo en un foro. Por ejemplo, en un hilo puede haber cien comentarios opinando sobre si la abstención está asociada o no a votantes de izquierda; pues te los ahorras, te vas a la web del Ministerio de Interior, te bajas los datos en crudo y te los cocinas tú mismo. Sacas tus gráficos, anotas tus movidas, extraes tus conclusiones y te vas formando tu propia opinión.
Eso no quita que puedas consultar tal medio o tal red social, pero intenta ir a tiro fijo: igual te interesa el juicio del procés, pero no tienes tanto tiempo o ganas como para comerte las retransmisiones enteras. Pues buscas juristas en Twitter y en prensa, intentando que haya opiniones diversas y contrapuestas; que no es lo mismo que comerte toda cuanta mierda se publica. Me da igual si votan a Vox o a Torra, pero si detecto un par de veces que me están vendiendo una película que no se ajusta a la realidad, a tomar por el culo. El filtrado lleva su tiempo, pero por el camino te puedes entretener aprendiendo algo de leyes. Y así con el tema que sea, no sólo con política: que tal medio publica que un estudio demuestra esto, pues te buscas el estudio original, te lo lees, buscas estudios relacionados, comparas, etc. La idea es escalar siempre hasta fuentes primarias.
Es una solución que requiere bastante más esfuerzo que leer y participar en un foro, pero los resultados son infinitamente mejores. Y más satisfactorios.