“Abstenerse gente que teletrabaje”, “Se requiere contrato indefinido con nómina de 2.100 euros”, “Es indispensable tener más de 35 años”, “Reserva de 200 euros para garantizar prioridad”, “Vida laboral activa demostrable durante los dos últimos años”, “Ingresos anuales de 25.000 euros”, “Señal en efectivo”, “Fianza, garantía, depósito, mes en curso y honorarios a la agencia más IVA”. Estos son algunos de los requisitos, cada vez más exigentes, que caseros y agencias establecen para quienes pretenden alquilar una vivienda en Madrid. El desequilibrio entre la oferta y la demanda ―pocos pisos en alquiler para mucha gente―, unos precios cada vez más elevados (1.200 euros de media en el último trimestre de 2021, según los datos de los principales portales inmobiliarios), y apartamentos que no duran ni 24 horas anunciados imponen una dura competencia para conseguir un sitio donde vivir. En la mayoría de los casos, la búsqueda no da resultado y la respuesta del arrendador se repite: “No has sido seleccionado, lo siento”.
“Tengo cinco aplicaciones descargadas en el móvil y la alerta de ‘nuevo piso’ activada en todas. Aun así, nada en mes y medio”, se queja Pablo González, de 33 años y natural de Burgos. Vive en Madrid desde hace cuatro años y, como es profesor interino de primaria, cada curso cambia de colegio: “Todos los septiembres me toca empezar de cero la búsqueda, pero este año está siendo el peor”. Lo han destinado a un centro público en Móstoles y ahí es donde quiere vivir. Su presupuesto son 800 euros al mes y le gustaría no tener que compartir. “Hace dos años también viví en esta zona, pagaba 600 euros”, cuenta. “Ahora, los pisos de menos de 750 euros podría contarlos con la mano”. Se los sabe de memoria de las veces al día que actualiza las ofertas inmobiliarias.
Precios en máximos históricos
Según el portal Fotocasa ―donde aparecen activos unos 5.250 anuncios de viviendas en alquiler en Madrid―, los precios en la región están en “máximos históricos”, y no solo en el centro de la capital, también en los municipios de la periferia. “Los inquilinos nunca habían pagado tanto. En lugares como Getafe, Leganés o Móstoles la media son 900 euros al mes”, señala un portavoz de la empresa. A esto se le suma la rapidez con la que se alquilan los pisos. “Algunos caseros no tienen ni tiempo de publicar el anuncio, porque ya hay listas de demandantes esperando”, agrega. “Hemos llegado a ver a jóvenes que reservan la vivienda sin ir a verla, con las 10 o 15 fotografías colgadas en la web les basta”. En algunas zonas, la oferta se ha reducido hasta un 30%, añade.
Es lo que el portal Idealista ―10.680 casas anunciadas en Madrid― llama alquileres exprés, pisos que desaparecen al poco de anunciarse, un fenómeno que se ha exacerbado este último año, explica un portavoz. A raíz de ello, la empresa trabaja en una nueva estadística para calcular la dimensión del fenómeno: “Estimamos que entre el 15% y el 20% de las viviendas que se alquilan cada semana apenas llevan unas horas en el mercado”. En una de las oficinas de la popular agencia inmobiliaria Tecnocasa en Carabanchel, lo saben bien. “¿Tenéis algo?”. Unas cinco o seis personas se acercan a preguntar lo mismo cada día. “Se alquila todo. Antes dependíamos de la publicación, ya no hace falta. Tampoco se negocian los precios, los inquilinos ni se lo plantean, porque saben que en nada puede llegar otra persona y quitarles el piso”, dice un empleado.
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“Es desesperante, se te quitan las ganas de todo”, se lamenta Alesandra Suárez, de 29 años y profesora de percusión en el Conservatorio Superior de Danza de Madrid. Se ha mudado hace poco más de un mes, desde Avilés (Asturias), y todavía no ha encontrado piso: “Me he recorrido infinidad de agencias y siempre es igual. Te piden un estudio de solvencia, cuánto cobras, tres últimas nóminas e incluso el aval de mis padres. Si yo gano alrededor de 2.000 euros al mes. ¿Les parece poco? Algún casero me ha llegado incluso a pedir que pagara yo el seguro de alquiler”.
El estudio de solvencia al que se refiere Suárez es una práctica habitual de las agencias y sirve para valorar si el alquiler del piso supera el 30% de los ingresos del inquilino, aclara la empleada de una de las oficinas madrileñas de la inmobiliaria Encuentro. “Se piden las tres últimas nóminas, un contrato de trabajo, la vida laboral y la última declaración de la renta. En el caso de estudiantes o personas en prácticas también hemos llegado a solicitar los movimientos bancarios, para ver si disponen de ahorros suficientes”, detalla.
Vamos bien, todo el trabajo concentrándose en la Madrid pero pocas viviendas disponibles. Se vienen las tent cities.