Qué temazo. Vamos con los datos del INE de 2017. Los extranjeros representaban el 10 % de la población. Y el 25 % de los delitos sexuales fueron cometidos por extranjeros. ¿Conclusión?
Por otra parte, resulta que los hombres representaban el 49 % de la población... y el 97 % de los delitos sexuales fueron cometidos por hombres. ¿Conclusión?
Si la conclusión no es la misma en ambos casos, algo falla. El problema no es numérico; sino que las ideologías, como las cervezas, es más fácil comprarlas por packs. La conclusión, en ambos casos, es que con esas cifras no se puede comprender la realidad social española.
Si hablamos de extranjeros, deberíamos decir que el 0,0142 % del 10 % de la población cometió el 25 % de los delitos sexuales en 2017. Y si hablamos de hombres, que el 0,0108 % del 49 % de la población cometió el 97% de los delitos sexuales ese mismo año.
Así que no. No todos los extranjeros son unos violadores. Ni todos los hombres lo son. El 99,9858 % de los extranjeros no fue condenado por ningún delito sexual. Y el 99,9892 % de los hombres, tampoco.
Militar a favor de la idea de que los extranjeros vienen a violar a nuestras mujeres, mientras se ataca el mantra del feminismo más rancio que nos coloca a todos los hombres como violadores, es tan incongruente como argumentar lo contrario.
Felices disonancias cognitivas.