Los espectáculos taurinos en las plazas cayeron el año pasado al mínimo histórico en España, ya que en 2018 se celebraron 1.521 festejos, lo que supone la cantidad más baja desde que el Gobierno comenzara a elaborar estadísticas taurinas en 2003.
Así se desprende de la serie histórica de las estadísticas de asuntos taurinos en España, que el Ministerio del Interior empezó a recopilar en 2003 y cuyas competencias ostenta actualmente el Ministerio de Cultura y Deporte.
Los datos oficiales indican que en 2003 se celebraron 1.947 festejos taurinos (entre corridas de toros, corridas de rejones, corridas mixtas, festejos mixtos, festivales con picadores y novilladas con picadores).
El récord se produjo en 2007, cuando se registraron en España 3.651 festejos taurinos, pero desde entonces, y coincidiendo con el inicio de la crisis económica, se ha ido produciendo un paulatino descenso de estos espectáculos, salvo un ascenso puntual en 2014, hasta llegar al mínimo de 1.521 en 2018, lo que significa un 58,3% menos que el cénit de 2007.
Por tipo de festejos celebrados el año pasado, hubo 369 corridas de toros (24,3%), 169 festejos de rejones (11,1%), 217 novilladas con picadores (14,3%), 219 festivales (14,4%) y 118 festejos mixtos (7,8%). Los restantes, que aglutinan un 28,2%, se reparten entre corridas mixtas con rejones, becerradas, novilladas sin picadores y toreo cómico.
Desde 2007 hasta 2018 se han producido descensos en todos los tipos de festejos taurinos (con caídas de entre un 85,4% del toreo cómico y un 35,4% de los festivales), excepto en las corridas mixtas con rejones, que han aumentado de 13 a 36.
Cuatro comunidades autónomas (Andalucía, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Comunidad de Madrid) concentraron el año pasado el 77,9% de los festejos taurinos.
Corridas de toros
En cuanto a las corridas de toros, el año pasado se registraron 369, que también marca un nuevo mínimo histórico y un 61,3% menos respecto al récord de 953 corridas que se celebraron en 2007.
Andalucía fue la comunidad autónoma con más corridas de toros en 2018 (72), seguida de la Comunidad de Madrid (69), Castilla-La Mancha (61) y Castilla y León (50).
Por el contrario, Baleares no celebró ninguna corrida de toros el año pasado por primera vez al menos desde 2003, con lo que se une a Canarias, donde no se celebra ningún festejo de este tipo desde 1984; Ceuta, que no tiene coso taurino, y Cataluña, donde están prohibidos estos espectáculos desde 2012.
Las regiones o ciudades autónomas con menos corridas taurinas en 2018 fueron Melilla (una), Galicia (dos), Asturias y Murcia (cuatro), Cantabria (seis) y La Rioja (ocho).
No en vano, a lo largo del registro histórico de los últimos 15 años se ha ido manteniendo la tónica general de comunidades con mayor implantación taurina (Andalucía, Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha y Castilla y León, casi siempre por este orden), y lugares con menos tradición (Melilla, Asturias, Baleares y Galicia, fundamentalmente).
Más profesionales
Pese al descenso general de los festejos taurinos, las estadísticas del Gobierno muestran un aumento del número de profesionales, ya que el año pasado había 9.723 inscritos, la cifra más alta jamás registrada (teniendo en cuenta que este año ha cambiado la metodología). Apenas un 2,5% de ese total son mujeres (239).
Por categorías profesionales, el año pasado había inscritos 751 matadores de toros (7,7% del total), 2.573 novilleros con o sin picadores (26,5%), 319 rejoneadores (3,3%).
Un 25,7% (2.500 profesionales) estaban registrados como banderilleros y picadores, y 174 y 3.406, respectivamente, como toreros cómicos y mozos de espada, lo que representa el 36,8% del total de inscritos.
Por otro lado, el número de empresas ganaderas de reses de lidia inscritas en 2018 fue de 1.337, mientras que el de las escuelas taurinas registradas fue de 62 centros.
Es una alegría que todo el mundo de las corridas de toro este en decadencia y sin necesidad de prohibirlo, sólo no dando ayudas, esta abocado a su fin con el paso del tiempo.
Esa una monstruosidad que este país no necesita y por lo que parece tampoco quiere.