Una veintena de testigos entre familiares, amigos, vecinos y agentes testifican en Gran Canaria esta semana sobre lo acontecido entre el pasado febrero de 2016, fecha en la que se estima el fallecimiento de Daniel Isidoro, y el 13 de mayo, fecha en la que se encontró su cuerpo en un bidón flotando en el mar. Sira, su pareja, se sienta en el banquillo para responder por sus actos. Está acusada de acabar con la vida de Daniel, aunque ella justifica que fue un accidente. ¿Fue un homicidio imprudente o un asesinato? Un jurado popular será quien decida el futuro de la mujer de 33 años para concluir uno de los casos más controvertidos que se recuerdan en las islas.
El crimen del bidón ha sido el cúmulo de un sin fin de mentiras y engaños procedentes de Sira María Quevedo, la acusada, contra todas las personas de su alrededor. Tanto hacia la familia de Daniel Isidoro Ceballos como hacia sus amigas -alguna de ellas, como Vicent Sirvent, implicada-. Incluso hacia varios hombres con los que la mujer contactó a través de webs de citas para llevar a cabo su plan y salir indemne de él. Pero no ha sido así.
El 13 de mayo de 2016, un viandante localizó desde la playa de El Confital un bidón flotando en el agua. Dentro de él, se encontraba el cuerpo sin vida de Daniel. Llevaba, según averiguó la investigación, dos días a la deriva y unos tres meses muerto por varias heridas de arma blanca. Hasta que no transcurrieron otros cuatro meses no se detuvo a Sira, la que siempre ha sido la principal sospechosa.
Lleva en prisión provisional desde que el pasado 13 de septiembre de 2016 fuese detenida en Corvera (Asturias). Y aunque ha admitido su culpa, falta por aclarar cómo se produjo la muerte; si de forma accidental, tal y como asegura su defensa, o si de forma voluntaria, como considera tanto la Fiscalía como la acusación, emprendida por la familia de Daniel.
"Empezamos a discutir, él me empujó contra el ropero y empezamos a forcejear. Mi hijo vino a defenderme y él salió corriendo detrás de él y le dio una torta en el culo a mi hijo. Lo empecé a empujar y cuando estaba en la esquina, lo empujé y se cayó hacia atrás y se dio en la cabeza contra el escalón del baño. Vi que le salió sangre y no sabía si era del cuello o de la cabeza. Según pasó eso, cogí a mi hijo y me fui de la casa". Esta es la explicación que Sira dio a los agentes sobre la muerte de la que fue su pareja durante la reconstrucción de los hechos.
Esta discusión a la que se alude, según sus propias palabras, fue porque unos días antes Sira vendió el coche de Daniel a sus espaldas y por una cantidad irrisoria. La venta del coche está fechada a 22 de febrero. La autopsia acotó más tarde que Daniel debió fallecer entre el 26 de febrero y el 4 de marzo.
Sin saber con exactitud si fue en ese momento cuando movió el cadáver en un bidón de 210 litros de capacidad, o si lo hizo a su regreso a la isla, Sira se refugió en Madrid hasta que decidió arrojar el cuerpo al mar, durante más de dos meses. Engañó a su familia política sobre el estado de su hijo y sobre un supuesto embarazo de gemelos, con el objetivo de que enviasen dinero para el cuidado y la manutención de los hijos de Daniel. Incluso llegó a suplantar la identidad de Daniel mandando mensajes desde su móvil.
Más adelante, el 10 de mayo de aquel año, Sira regresó a su casa. Llamó a Vicenta, amiga que también esta acusada por encubrimiento para que le ayudara a mover el bidón. "Llevamos el bidón a la casa de Vicenta y lo colocamos en la azotea hasta que por la noche me ayudó a bajarlo a la calle otro chico conocido mío distinto al que lo subió el día anterior. El bidón no se abrió en ningún momento ni se nos cayó por las escaleras. Desde la casa de Vicenta lo llevamos a la casa de mi madre", reconoció durante la reconstrucción.
Esta mujer, Vicenta, siempre ha negado su culpabilidad y se ha sentido una víctima más de los engaños de Sira. "Sira me dijo que la iban a desahuciar y que había roto con Daniel. Me comentó que se tenía que marchar y tenía que llevarse un bidón en donde había metido un perro que el propio Daniel había matado hacía meses de un golpe en el hocico. Me dijo que tenía que sacar el bidón de la casa antes de que viniera el dueño a echarla", explicó al diario Canarias7.
En el traslado del cadáver, varios hombres ayudaron a Sira. Según declararon, la acusada de asesinato les engañó con distintas identidades. Azafata de vuelo, policía o empresaria, depende de con quién hablase. Y ni rastro de novios o parejas sentimentales.
Sobre las 22:00 del día 10 de mayo, las dos amigas condujeron el bidón hasta un risco de Los Nidillos, en la playa de El Confital. Tal y como relató durante la reconstrucción de los hechos, Sira tiró el bidón de una patada, cayendo rodando hasta el mar.
Asesinato u homicidio
La familia de Daniel ha tenido que esperar más de tres años para conocer el pronunciamiento de la justicia sobre la muerte de su hijo. Probablemente este viernes todo acabe y sepan la pena a la que se enfrentará Sira, la mujer a la que consideraron de su propia familia.
Según explica el diario Canarias7, la Fiscalía Provincial, la acusación particular y la defensa piden diferentes condenas. Por un lado, la fiscal considera a Sira culpable de un delito de estafa, otro de apropiación indebida y otro de homicidio, por los que solicita 19 años de prisión.
Por otro, la acusación pide que se considere asesinato, por lo que solicitan que la pena sea de 37 años.
Mientras, la defensa de Sira exige que sea juzgado como homicidio imprudente, eximiendo a su clienta de cualquier intención de asesinar a su pareja sentimental. En este caso, Sira podría incluso no entrar en prisión, aunque parece difícil que este vaya a ser el resultado.
Opinión: Una mujer "presuntamente" mata a su pareja, oculta el cadáver, hace creer a todo su entorno que está vivo mandando mensajes a la familia a través de su móvil, luego se deshace del chaval metido en un bidón arrojándolo al mar después de bastante tiempo........... Todo esto se llama el crimen del bidón, sin más, y con minutos contados en los medios de comunicación... Al revés esto sería crimen "machista"... Una lacra social... Los lobbies de presión y sus cabezas visibles huelen a putrefacción de lejos...