Primi
Mi madre es funcionaria. Lleva más de veinte años con oposiciones de tanto en tanto, promocionando. Nunca se ha quedado calentando una butaca, y si le han tocado los ovarios ha opositado y ha cambiado el puesto. Actualmente, está en las mismas. Sin dar detalles, investigan las subvenciones a ONGs en Valencia. Le jodería mucho lo que voy a decir en Secon, pero porque no me entiende cuando le digo que ella tiene un espíritu de salvapatrias mientras la mayoría se aprovecha de ella para no dar ni chapa.
Secon
Yo, Ser Sufriente, he dedicado estos últimos años a reconfigurar mi herencia (dramas aparte) y valerme por mí mismo en un binomio con dos pisos: en uno vivo, otro lo alquilo. Cualquiera que haya hecho reformas entenderá la mierda que entraña comprar y reformar dos pisos en dos años, haciéndolo todo legal (licencias, tasas, contratos, IVA, etc.) Muy liberal y mucho liberal, y una lección de vida que me ha servido para saber lo que es aprender a limpiarse el culo, Nivel Adulto.
Entonces me llegan oposiciones, y empiezo a conocer gente que oposita. La gente me anima a opositar. Y otras cosas que no son oposiciones, sino contratos temporales públicos. Resulta que el Ayto. de Valencia ha ofrecido un montón de trabajos. Mil cuatrocientos euros al mes por tener un grado y rellenar un formulario. Café para todos. Parece que soy el único gilí que no quiere ese chollazo.
El otro día, con eso de Jalogüín, una amiga (que ha sacado plaza) me invita a salir con sus compañeros de trabajo (funcionarios, interinos, temporales, o lo que sea; que los paga el Ayto. y por ende todos, vamos).
Doy fe de que no he conocido gente que raje más, los unos de los otros, quejándose de los jefes "ogros" y hablando sin tapujos de que pasan de poner la hora cuando fichan. Tres horas sentados, tres horas rajando. Tres horas de pub, tres horas rajando. Conforme llega gente de la que rajaban, rajan de otros. Las formas (saludos, empatía) brillaban por su ausencia; se sonreían porque se tenían delante, pero lo normal eran conductas esquivas como darte la mano sin mirarte a la cara. Y al final de la noche, a mi amiga le dio un ataque de ansiedad producido por el alcohol (cada vez que salgo me acuerdo de por qué no suelo salir, pero en fin, cosas que pasan); pues esta panda, con la que íbamos, desapareció, dejándola a ella allí. A mí me daba igual su amigo que no era del curro y me daba igual yo, lo que me pareció una faltada fue el gesto psicópata de dejarla tirada, marchándose a la francesa (sin decir adiós). En el pub éramos unos veinticinco; aprovecharon que miré el móvil dos minutos (a tres metros de ellos) y que mi amiga estaba aparte con su compa para esfumarse.
Antes de eso, el drama fue encontrarlos. Eran incapaces de dar una calle y un número. O te decían un nombre de un barrio, o te mandaban una localización en movimiento. Nos mandaron una fija y cogimos un taxi hasta allí; resulta que la que lo mandó estaba en movimiento. Algo Kafkiano, digno de inútiles o gente que intenta llamar la atención. Ya empezaba a entender la paz mental que da tener un trabajo donde no tienes que dar cuenta por tus resultados, ni tú ni tus jefes ni los jefes de tus jefes.
También hablaban de La Tercera en Discordia, una ex compañera de clase mía que trabaja con ellos, y cuya capacidad se reduce a editar dos vídeos mal hechos al mes (mil cuatrocientos de tu bolsillo). Y voy a obviar la caterva de funcionarios (mención especial a la delegación del Ayto. en el distrito del Marítimo) con la que me crucé y me enfrenté mientras arreglaba los pisos (gente con sobrepeso, lenta, que todavía se gestiona con papel en lugar de ordenadores, que te cuelga para irse a almorzar, pasivo-agresiva, maleducada y rancia).
Tercer
Faltaba decir que voté a Podemos, que esto es un rage neocon ni alt-right ni mierdas. Mi tiempo con ellos fue la constatación, tras meses diciendo que prefiero batirme el hierro en la empresa privada, de que (para los que todavía vivís en Pablemoslandia):
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Los empresarios se merecen un respeto que no merecen la mayoría de funcionarios.
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Los políticos usan tu dinero para dar trabajos temporales para comprar votos.
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La izquierda y la derecha política son la misma mierda nepotista y malversadora.
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Una buena parte de nuestros conciudadanos son inútiles que en una época menos pudiente habrían terminado en desgracia, pero ahora viven mejor que la gente digna, como retrasados subvencionados.
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El funcionariado es un nido de gente asquerosa de conocer, sin un ápice de interés por la cultura ni mundo interior, suficiente inmadura como para pasarse el día en una pelea de egos digna del instituto.
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El dinero que necesitamos para educación y sanidad se está gastando en pagarle las cervezas a estos gilipollas.
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Los ciudadanos deberían evaluar constantemente a sus funcionarios, bajo pena de despido.
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La gente que vive criticando a los otros lo hace para compensar su propia, patente inutilidad. (Y sí, soy consciente de la paradoja, me estoy quejando ahora pero no es mi modus vivendi).
Y esa era la queja. Una decepción total con el concepto social-democracia, con Rousseau y con la sociedad en su conjunto, comprada con paguinas.
¿Cuáles son vuestras historias con esta #MasterRace que vive del cuento?
P.D.: la que me dio la vida también tiene historias. El otro día le montaron una encerrona porque, aunque teniendo permiso oficial, se marchó media hora antes y sus compañeros pretendían expedientarla (la envidia). Hace ya tiempo, un compañero vio el Alfa Romeo que se había comprado y le dijo "bonito coche, vas a parecer alguien que no eres". Y así, todo. Mierda de gente.