Según la sentencia del caso, en el año 1981 José Antonio Lasa Aróstegui y José Ignacio Zabala Artano, ambos de dieciocho años, pertenecían a la banda terrorista ETA, formando parte, junto con Íñigo Alonso Uranga y otra persona sin identificar, del comando denominado Gorki.
En noviembre de 1981 Íñigo Alonso fue detenido cuando, con sus compañeros de comando, acababa de realizar un atraco en una entidad bancaria, mientras que los demás, tras enfrentarse a tiros con los miembros de la Policía, lograban darse a la fuga. A raíz de estos hechos Lasa y Zabala huyeron de España.
En el año 1983 se encontraban en Francia, residiendo en la localidad de Bayona; allí estaban en contacto con el denominado Comité de Refugiados, habían formulado peticiones de asilo político y, mientras se tramitaban, habían ido solicitando permisos de residencia, que les habían sido concedidos por distintos periodos de tiempo.
El 15 de octubre de ese año, Lasa y Zabala fueron secuestrados en Bayona (Francia) por miembros del GAL. Fueron retenidos en el cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo. Siguiendo instrucciones del general Galindo, los llevaron al palacio de La Cumbre, en San Sebastián, donde fueron torturados. A la vista del estado en que quedaron, el general Galindo, con el conocimiento del gobernador civil Julen Elgorriaga y del teniente-coronel Ángel Vaquero, ordenó su asesinato y desaparición.3 Los guardias civiles Enrique Dorado y Felipe Bayo los llevaron a Busot (Alicante), cavaron una fosa, y el primero les disparó tres tiros en la cabeza. Después los enterraron cubiertos con cal viva.
Los cuerpos tardaron un año en ser localizados, y fue el azar quien lo hice posible: un ciudadano de nombre Ramón Soriano se encontraba cazando por la zona, cuando le pareció ver unos restos en el suelo, seguramente esparcidos por alimañas. En los alrededores, pudo dar con las fosas y los restos óseos que estas encerraban, sacados a la superficie por la erosión del terreno y el inexorable paso del tiempo. Dichos restos se encontraban, además, en un estado casi perfecto de conservación gracias, irónicamente, a la acción de la cal viva. Como explica el forense guipuzcoano Francisco Etxeberria, la acción de la cal, que absorbe el agua, y el hecho de que los cuerpos hubieran perdido mucha sangre antes de morir hicieron que los cuerpos se deshidrataran y resecaran, se momificaran, por lo que se encontraban preservados de una manera casi ideal.En los cadáveres, sepultados desnudos, y en las inmediaciones de la tumba, encontraron restos de mercromina, gasas y vendas y otros rastros, como pueden ser la falta de las uñas de las manos, que indicaban claramente, según el forense Antonio Brú, autor del primer informe realizado tras el hallazgo, que los jóvenes habían recibido torturas y les habían infligido terribles heridas antes de morir.
Esta basura, que tristemente murió de vieja, es la que homenajea Vox
Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Caso_Lasa_y_Zabala
https://www.eitb.eus/es/noticias/politica/detalle/1586274/lasa-zabala--30-aniversario-secuestro-tortura-asesinato/
https://www.europapress.es/nacional/noticia-olona-vox-traslada-condolencias-muerte-rodriguez-galindo-exgeneral-guardia-civil-20210213215247.html