Es mi primer copypaste
SEVILLA. Contradicciones, pruebas sorpresas y declaraciones de película de sobremesa marcaron la primera jornada del juicio que desde ayer se sigue por el asesinato del celador Gaspar García, de 64 años, muerto de siete disparos el 8 de enero del año pasado después de que atropellara levemente a una niña, la hija de los dos principales acusados, Ricardo Suárez y su esposa, María Luisa Cortés. Una carta manuscrita, supuestamente hecha llegar a su abogado el viernes, se ha convertido en la gran baza de Ricardo Suárez para intentar que su pareja no se vea arrastrada a una larga condena. En la carta, que la magistrada Inmaculada Jurado no admitió en el sumario, Ricardo Suárez atribuye a su hermano el papel que las dos acusaciones otorgan a María Luisa.
Según su nueva versión, habría sido su hermano quien sujetó la puerta del vehículo para que la víctima no pudiera huir y también quien retiró los cristales rotos para que pudiera seguir disparando; una versión que entra en colisión con la que mantiene uno de los testigos protegidos, que declaró en su día -y lo hará en el juicio-, que vio cómo era María Luisa quien realizó tales maniobras. Ricardo Suárez fue más allá al atribuir a su hermano una supuesta agresión previa al celador, al que habría dado unos puñetazos en la cara, y también quien le habría animado a disparar contra la víctima tras el atropello de la niña, gritándole: «Está muerta, Ricardo, mátalo, mátalo».
La vista fue pródiga en contradicciones, pues mientras el abogado defensor de la pareja aseguraba que María Luisa no podía abrir la puerta del vehículo porque tenía en los brazos a su hija, el propio Ricardo aseguraba que a quien tenía en brazos era a su hijo pequeño, y ella, por contra, relataba al jurado que se desmayó cuando vio a su niña sangrando.
Asimismo, se produjeron contradicciones en cuanto a la acción criminal del procesado, que negó haber recargado la pistola con un segundo cargador, en contra de lo que aseguró uno de los funcionarios del Grupo de Homicidios de la Policía que instruyó las primeras diligencias. La declaración de este mismo funcionario contradijo el contenido de la carta esgrimida por la defensa, ya que relató cómo en conversación intervenida a los familiares de los procesados se decía en caló que «ella agarró la butal para que él lo abucharara», lo que se tradujo como «ella agarró la puerta para que él disparara».
Ricardo Suárez admitió a pregunta del fiscal haber disparado contra Gaspar García y justificó su acción en que estaba amenazado de muerte desde días antes tras una refriega a tiros, y aseguró que cuando vio a su hija atropellada creyó que era una venganza y comenzó a disparar sin poder detenerse, de una manera «inconsciente de mis actos» porque estaba «bebido y drogado».
Sobre el arma dijo que se la había encontrado dentro de una lata. Según su versión, nunca había utilizado un pistola, extremo que negó el funcionario de Homicidios, para quien los disparos los realizó alguien con gran práctica y una «certeza impresionante».
Ni María Luisa ni Ricardo contestaron a las preguntas de la acusación particular, si bien él lo hizo de manera algo «peliculera» cuando afirmó, ante la primera pregunta de la acusación: «Me agarro a la quinta enmienda», frase que generó cierta confusión hasta que la juez le recordó que estaba en España y no en Estados Unidos.
RPV: Una pareja gitana se carga a tiros a un señor que rozo a su hija con el coche, durante el juicio hacen el ridiculo de manera soberana y como guinda va el calamar y dice: "ME AGARRO A LA QUINTA ENMIENDA"
La verdad la noticia es para leerla entera, hace tiempo por aqui dijo un listo que los gitanos andaluces no eran como en el resto de España, que eran buena gente y demas....