Cuando el grueso del problema es princiopalmente emoción fabricada, basta con eliminar la máquina que sustenta esos sentimientos artificial e intencionadamente construídos.
Aquí tiene razón el ala más dura. Cierre de toda la maquinaria propagandística, condenas íntegras, reforma de la ley electoral quitar poder y sobrerepresentación en el Congreso a partidos que abiertamente odian España, evitar que el Gobierno de la nación dependa de estos partidos y a correr en dos generaciones.
Soluciones reales para problemas reales. los problemas de sentimientos no más que manipulaciones de masas. En Cataluña se ha vivido y se vive bien. Ahora peor.