El gobierno vasco quiere prohibir el fútbol en el recreo por considerar que es una actividad sexista.
Lo hace en el marco de un plan para la coeducación y la prevención de la violencia machista. Cuesta mucho dar un salto intelectual que parta de dar patadas a un balón en el patio de un colegio y llegue a la violencia de género, así que vayamos al sexismo. Cuentan los promotores del plan que jugar al fútbol requiere mucho espacio y como juegan casi en exclusiva los chicos, al final las niñas que quedan relegadas en el patio. Bueno... y los niños a los que no les gusta el fútbol. Y eso no está bien, desde luego.
El plan para la coeducación y la prevención de la violencia machista en el sistema educativo se pone en marcha este curso académico con una convocatoria para que 50 centros públicos se sumen al proceso de formación en esta materia. Los centros seleccionados recibirán cursos, materiales y asesoramiento, mientras que el resto de colegios que deseen iniciar este proceso de forma autónoma también dispondrán de medios de apoyo. Para el próximo curso, la convocatoria se abrirá a centros concertados y posteriormente, se irá extendiendo a todos los colegios.
Cada centro decide qué juegos se pueden practicar en el recreo teniendo en cuenta que todos (niñas y niños) puedan disponer del mismo espacio y no queden ellas o aquellos a los que no les guste el fútbol relegados a un segundo plano.
Los expertos en educación vascos creen que es malo para la igualdad de sexo que, en el centro del patio de un colegio, un grupo de chicos y alguna niña jueguen un partido de fútbol multitudinario, mientras que los que no les gusta el fútbol o el baloncesto, junto al resto de chicas, no puedan desarrollar sus gustos.
Tanto el plan como los diferentes programas que se apliquen en este contexto están dirigidos a alcanzar la tolerancia cero frente a la violencia machista.
En resumen, que se trata de una iniciativa novedosa para combatir desigualdades por razón de sexo en la escuela, ya que en los patios y las zonas de recreo la distribución sigue siendo sexista, la jerarquía de los juegos, las actitudes de los alumnos o la falta de organización espacial suele situar a los niños en la zona central del patio y arrinconar a las niñas.
Lo he visto esta mañana y me ha sacado una sonrisa. No creo que exista demasiado debate en este asunto, pero es curioso como se está perdiendo el norte con todo este asunto.