Ser conservador es preferir lo familiar a lo desconocido, lo que se ha probado a lo que no, el hecho al misterio, lo real a lo posible, lo limitado a lo infinito, lo cercano a lo distante, lo suficiente a lo superabundante, lo conveniente a lo perfecto, la risa presente a la felicidad utópica.
Todos tenemos algo de conservadores: nuestras amistades, por ejemplo. Aunque el vínculo de familiaridad no significa el rechazo a otros nuevos, hay una fortaleza inherente en esa conexión ya establecida. O tenemos una disposición conservadora en cuanto a las prácticas o las ideas que conocemos y que sabemos que funcionan. Tendemos a hacer siempre el mismo trayecto cuando vamos al trabajo o a clase, por poner un ejemplo banal.
Estoy lejos de ser políticamente conservador. Puse esa cita de Oakeshott al principio porque he estado ojeando un pequeño libro que contiene cuatro de sus ensayos y ofrece una visión más escéptica, menos autoritaria y más liberal de lo que yo mismo suelo entender por conservadurismo:
En cuanto a la política, el conservadurismo no está reñido con el progresismo en otras áreas. Para Oakeshott, un liberal conservador clásico:
La tarea del gobierno no es inflamar la pasión y darle nuevos objetos de los que alimentarse, sino inyectar en las actividades de hombres ya en sí demasiado apasionados un ingrediente de moderación; limitar, desinflar, pacificar y reconciliar; no agitar los fuegos del deseo, sino echar agua sobre ellos. Y esto no porque la pasión sea un vicio y la moderación virtud, sino porque la moderación es indispensable si hombres apasionados no quieren quedar encerrados en un encuentro de mutua frustración.
Y básicamente todo la filosofía conservadora se fundamenta en el pilar pesimista (ellos dirían realista) de la imperfección humana. Al contrario que otras corrientes de pensamiento, que son optimistas y creen que si se dan las circunstancias adecuadas el ser humano es capaz de perfeccionarse.
Todo esto lo pongo porque me ha dado para reflexionar y quería compartirlo con vosotros a ver qué pensáis.