La histórica cumbre de Kim Jong-un y Donald Trump comienza con un apretón de manos
La histórica cumbre entre el líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, y el presidente de EEUU, Donald Trump comenzó hoy con un apretón de manos dominado por una cierta tirantez, que posteriormente se convirtió en un nuevo saludo esta vez ya acompañado de sonrisas y gestos de distensión.
Los dos mandatarios se encontraron como estaba previsto en el Hotel Capella de la Isla de Santosa poco después de las 9 de la mañana.
"Vamos a tener una gran conversación", indicó Trump en una breve conversación con los medios de comunicación para añadir que esperaba que pensaba que esta reunión sería "un gran éxito".
"Tendremos una relación excelente, no tengo dudas. Es un honor encontrarme con él", añadió ante el rostro complaciente de Kim Jong Un, el mismo personaje al que había calificado como el "dictador más cruel" en la historia reciente del orden mundial.
En lo que quizás sea la primera ocasión en la que el dirigente del que ha sido hasta ahora una de las naciones más opacas del orbe se dirigía a la prensa foránea, Kim Jong Un replicó a estas palabras asegurando que "el camino para llegar aquí ha sido difícil. Las prácticas pasadas y los prejuicios fueron obstáculos para avanzar, pero los vencimos a todos y aquí estamos".
Kim Jong Un ya ha conseguido con esta foto eclipsar décadas de señalamientos contra el régimen que domina el país y obtener el reconocimiento tácito de una superpotencia como EEUU.
Después de tres horas y media de reuniones, Trump y Kim salieron de la sala donde almorzaron juntos y pasearon hasta otra zona del hotel Capella de Singapur, donde se separaron para reunirse con sus respectivas delegaciones y evaluar los progresos de la cumbre.
"La reunión (con Kim) ha sido realmente fantástica. Ha habido muchos avances. (Ha sido) lo máximo. Mejor de lo que nadie podría haber esperado", dijo Trump en unas breves declaraciones a la prensa durante su paseo con Kim.
Tras la reunión, ambos líderes participarán en una ceremonia de firma, apunta el estadounidense
"Todo ha ido mucho mejor de lo que nadie podía pensar". Frente a las cámaras, en un breve, brevísimo paseo juntos, el presidente de EEUU, Donald Trump, ha descrito así sus conversaciones con el líder norcoreano, Kim Jong-un.
Ambos firmarán algún tipo de declaración conjunta, según ha anticipado Trump en esas declaraciones a la prensa. Tras ellas, los dos líderes se acercaron a "La Bestia", el automóvil blindado del presidente estadounidense, para que Kim pudiera admirarlo durante unos momentos. Después, las dos delegaciones se reunieron por separado para ultimar los detalles finales de la declaración.
La jornada en el hotel Capella, en la isla de Sentosa en Singapur, comenzó con un apretón de manos histórico, el primero entre un presidente de estadounidense y un líder norcoreano. Un apretón de 12 segundos en el que ambos se ciñeron estrictamente al guión y la coreografía. Las exclamaciones ahogadas fueron audibles cuando ambos llegaron ante las cámaras, cada uno con su vestimenta característica: traje de chaqueta y corbata roja para Trump, traje de estilo Mao negro y raya diplomática para Kim. Caminando al unísono, al mismo ritmo, para encontrarse desde extremos opuestos en el centro mismo del podio, ante un fondo de banderas norcoreanas y estadounidenses.