El valor del voto
Tras muchos años de historia conseguimos el sufragio universal basado en la máxima "un hombre, un voto", entendiendo aquí la palabara hombre como un genérico que incluye a la mujer también.
Podemos discutir si es mejor un sistema de registro como el de EEUU o el sistema abierto como tenemos en España y resto de Europa. Personalmente creo que es el mejor el sistema de registro porque con ello ahorramos recursos e implicamos a la gente a que realice un sufragio bien pensado. Alguien que se toma la molestia en registrarse se supone que no va a votar a tontas y a locas, sino teniendo muy claro lo que quiere.
En cualquier caso todos los votos valen lo mismo, dando igual si quien lo hizo tenía 18 años recién cumplidos o 73.
Pero yo voy a dar una vuelta de tuerca más a este asunto del voto y plantear la siguiente pregunta:
¿Deben tener todos los votos el mismo valor? Me refiero a la calidad del voto. Porque de la misma forma que se le exige mayor esfuerzo fiscal al que más gana y al que más tiene ¿No debería trasladarse esto mismo en la toma de decisiones de un país?
Sois cuatro amigos que se compran un coche aportando cada uno distintas cantidades. El uno aporta el 50% del importe de compra, otro el 30% y los dos restantes un 10% cada uno. A la hora de decidir qué hacer con el coche ¿Deben pesar todos los votos lo mismo, o debe tener más valor quien aportó mayor capital, de manera idéntica a como ocurre en una empresa?
Mi propuesta es la siguiente: el valor del voto debe estar en función de la calidad del contribuyente, de manera que cuanto más aporte mayor valor tenga su voto.
Y cuando digo aportar no sólo me refiero en lo económico, que también, sino a aportaciones en especie, sin retribución económica. Por ejemplo haber prestado servicios en una organización de ayuda a los necesitados, comedores sociales, personas de la tercera edad, campamento de refugiados, limpieza de montes o parques y jardines en modo voluntario, trabajos para la comunidad en general y un largo etc.... Mientras algunos/as dedican su tiempo libre a prestar servicios en un refugio de animales abandonados, otros se van a hacer windsurf a la playa o de copas con los amigos. Ambas actividades merecen todo mi respeto porque son decisiones libres de cada uno, pero deben tener una consideración social distinta a efectos del voto.
No sería lo mismo ese bombero en nómina que hace lo justo, que aquel que en más de una ocasión se ha jugado el tipo para salvar vidas, y así se lo hubieran reconocido sus compañeros y superiores. Tampoco es lo mismo ese funcionario que trata a la gente con la punta del pie que ese otro que recibe la gratitud de los contribuyentes por su trato amable y buena gestión.
Todo esto es fácilmente registrable hoy en día por medios telemáticos.
Por ejemplo yo veo injusto que el voto de un chico o chica de 18 años quien todavía no ha contribuido nada económicamente a las arcas del Estado tenga el mismo valor que el de un tipo o tipa de 50 años, que lleva 30 años cotizados, y a través de irpf y aportaciones vía IVA ha contribuido al estado en más de 150.000 euros. Y si tiene propiedades ha contribuido al Estado pagando el IBI correspondiente, tasas municipales y demás tributos.
O qué tal comparar al tipo que lleva viviendo toda la vida a salto de mata sin pagar un impuesto, con un Amancio Ortega que además de crear miles de puestos de trabajo, el año pasado (2021) por ejemplo generó impuestos por valor de 1.501 millones de euros en España. Es un ejemplo exagerado pero lo utilizo para contrastar dos situaciones distintas ¿Es justo que el voto de ambos tipos valgan lo mismo?
Yo veo bien que quien gane más, pague más. Pero también que haya una proporcionalidad en el valor del voto, de manera que quien pague más también tenga un poder de decisión mayor. Porque esto también contribuiría a que la gente tuviese un incentivo para prosperar y generar riqueza. Si contribuyes más y te esfuerzas en ello tu voto valdrá también más.
El debate queda abierto.