Toshifumi Fujimoto se pasea ante los francotiradores sin inmutarse y ya es una atracción en la ciudad de Alepo
Toshifumi Fujimoto, un conductor de camiones japonés, ha dejado la rutina de sus idas y venidas diarias por unas vacaciones con altas dosis de adrenalina: se dedica a matar el aburrimiento poniendo en juego su vida en las líneas del frente de la guerra siria.
«Cada mañana me desplazo a una línea del frente», asegura, antes de posar junto a un grupo de combatientes rebeldes en la ciudad vieja de Alepo, en el norte de Siria, escenario de combates particularmente feroces desde hace más de seis meses.
«Voy solo porque ningún guía quiere llegar al frente y yo quiero ir cada día. Es muy excitante y los subidones de adrenalina son tremendos», declara este hombre con barba y 45 años, padre divorciado, que afirma llevar en Japón una vida solitaria y monótona.
En una semana se ha movido por los barrios más mortíferos de la metrópoli norteña armado con dos cámaras de fotos y una de vídeo, ataviado con uniforme militar «del Ejército japonés». Ha acabado convertido en una atracción local.
Apenas habla inglés y menos todavía árabe y no puede hacerse comprender más que a través del programa de traducción de Google. «Voy a la primera línea con los soldados del Ejército Libre Sirio», que integran la oposición armada al régimen del presidente Bashar Al Assad.
«Soy turista en zona de conflicto», reconoce este japonés, que en su vida ordinaria conduce un camión cisterna cargado de gasóil, de agua o de chocolate entre Osaka, Tokio y Nagasaki.
Si algunos amantes de las sensaciones fuertes encuentran su satisfacción saltando al vacío o pescando tiburones, Fujimoto consagra su tiempo libre a pasearse por los lugares más calientes de Oriente Medio, con su cámara en ristre y publicando en las redes sociales las fotos y vídeos de sus vacaciones en el infierno.
En algunas de las imágenes de su perfil de Facebook se le ve haciendo fotos, en poses victoriosas junto a los rebeldes e incluso disparando con las armas de los insurgentes.
Afirma haber pasado por Yemen en septiembre de 2012 durante los ataques a la Embajada estadounidense, en El Cairo el año antes durante el periodo posterior a la caída de Hosni Mubarak así como en Homs, en el centro de Siria, a finales de 2011, donde marchó contra el régimen al grito de «Alá hu Akbar» (Alá es grande). Tiene en cartera una viaje con los talibanes en Afganistán.
Por Alepo se desplaza sin casco ni chaleco antibalas, «demasiado pesados para correr». Este japones se toma su tiempo para hacer sus fotos, mientras los rebeldes que le rodean le apremian diciéndole «corre, corre, que hay francotiradores».
Entre samurai y kamikaze
«Yo no soy objetivo de los francotiradores porque soy un turista, no como vosotros los periodistas», asegura. «Y no tengo miedo de que me disparen o me maten. Estoy entre un samurai y un kamikaze». Dice que no vende sus imágenes. Las cuelga en internet «para que mis amigos las vean».
Este amante de la caza y la pesca le ha dicho a sus jefes que se iba de vacaciones a Turquía, «en caso contrario pensarían que estoy loco».
Fujimoto desembolsó unos 1.900 euros para llegar en avión a Turquía, desde donde accedió de manera clandestina a territorio sirio, y paga 25 dólares al día al sirio que lo acoge y le deja conectarse a internet.
Padre de tres hijas, no mantiene contacto con ellas «desde hace más de cinco años. Ni por Facebook, ni por internet, ni nada de nada». Es lo único que le hace temblar la voz y soltar algunas lágrimas.
Pues eso yo me he quedado O_O!! se le puede ir tanto a uno la cabeza de jugar al cs o al cod cómo para irse a esos sitios.
Dejo el facebook del susodicho no apto para blandos https://www.facebook.com/toshifumi.fujimoto.52