Johann "Rukeli" Trollmann, un boxeador gitano en la Alemania nazi

Johann Rukeli Trollmann fue una estrella del boxeo alemán de los primeros años 30 con un estilo adelantado a su época, pero su carrera y su vida se vieron truncadas por la persecución nazi.

El 9 de junio de 1933 venció con clara superioridad en la final del campeonato nacional, pero los jueces recibieron instrucciones de declarar nulo el combate. El público protestó en masa y consiguió que lo nombraran Campeón, pero días después se le retiró el título.

En julio del mismo año tuvo otro combate en el que se le prohibió usar su estilo so pena de perder la licencia, debía pelear al "estilo alemán". Se presentó a la cita con el pelo teñido de rubio y el cuerpo cubierto de talco a modo de disfraz de ario, y cayó por KO en el 5º asalto.

La prohibición se mantuvo y Rukeli se acabó ganando la vida peleando en ferias y circos, hasta que en 1935 le retiraron la licencia. Ese mismo año se casó y tuvo una hija, pero en 1938 se divorció para proteger a su familia de la persecución del régimen.

Fue recluido en el campo de trabajo de Ahlem (Hamburgo) y después vivió escondido en el bosque de Teutoburgo. En 1939 fue llamado al ejército y destinado en Polonia, Bélgica, Francia y el frente Este donde fue herido. En 1942, con la expulsión de los gitanos del ejército alemán, pudo volver a casa.

De nuevo fue detenido y torturado en la Central Gitana de Hannover, y de ahí lo llevaron al campo de Neuengamme (Hamburgo). Allí fue condenado a trabajos forzados y obligado a pelear para diversión de los guardias.

Se hizo pasar por un preso difunto y se escondió en un campamento contiguo al campo, hasta que lo descubrieron y lo obligaron a pelear contra un preso que hacía de chivato para los nazis. Rukeli lo noqueó pero al día siguiente el chivato lo golpeó a traición con una pala, matándolo en el acto. Su muerte fue declarada accidental.

60 años después un grupo de aficionados y profesionales del boxeo consiguieron que la federación le devolviera el título de Campeón de Alemania, y a partir de entonces se sucedieron los reconocimientos a su figura.

Johann Trollmann nació en 1907 en Wilsche (Baja Sajonia, Alemania) en una familia de músicos ambulantes, era el séptimo de nueve hermanos y recibió el apodo de Rukeli, que significa "árbol fuerte" en romaní. Al poco de nacer, su familia se estableció en la cercana Hannover y allí Trollmann se crió y empezó a destacar por su talento para el boxeo.

A los 8 años subió por primera vez a un ring y con el tiempo llegó a ganar varios campeonatos regionales además de participar en los nacionales, incluso fue seleccionado para los Juegos Olímpicos de Ámsterdam de 1928 pero finalmente lo descartaron por tener un estilo "poco alemán".

Tras la decepción se mudó a Berlín, donde se hizo un hueco en el mundillo gracias a su combinación de agilidad, rapidez y un llamativo juego de piernas que fue bautizado como "el baile de Trollmann". Ese estilo movido tan opuesto al estatismo que predominaba entonces le granjeó sonadas victorias y el favor del público, además de numerosas fans atraídas por su físico.

1930 fue el año de su salto al estrellato con victorias por todo el país, y en 1932 ya sólo peleaba con los mejores púgiles nacionales e internacionales. Las críticas de la prensa especializada alemana –con más que probables motivaciones raciales- no conseguían hacerle mella y su carrera iba viento en popa, pero la llegada de los nazis al poder en 1933 lo cambió todo.

El boxeo alemán fue reorganizado y renombrado como "lucha de puños alemana", y comenzó la persecución a los deportistas no arios: el judío Erich Seelig, campeón vigente, fue amenazado de muerte y se exilió en Francia.

Trollmann se quedó y llegó a la final del campeonato nacional, que se celebró el 9 de junio en la cervecería Bockbrauerei de Berlín. Fue un paseo para un Rukeli que se deshizo cómodamente de su adversario, el ario Adolf Witt, pero los jueces recibieron instrucciones de declarar nulo el combate. Ante tamaña injusticia el público protestó en masa y forzó la rectificación, y "el Gitano" fue nombrado Campeón de Alemania. Era el mismo año de la muerte de su padre Wilhelm, y a Trollmann se le saltaron las lágrimas.

Pero la alegría duró poco, a los ocho días recibió la notificación de que se le retiraba el título por "rendimiento insuficiente" y "comportamiento impropio". Además se le dijo que en su siguiente combate -contra el pro-nazi Gustav Eder- debía pelear al estilo alemán, es decir sin moverse del centro del ring, so pena de perder la licencia. Rukeli se presentó a la cita con el pelo teñido de rubio y el cuerpo cubierto de talco, como disfrazado de ario, y tras la sorpresa general entró en el ring y aguantó hasta caer por KO en el quinto asalto.

La Federación le mantuvo la prohibición de boxear con su estilo por lo que acabó peleando en ferias y circos para ganarse la vida, hasta que en 1935 le retiraron la licencia profesional. Ese mismo año se casó con la camarera berlinesa Olga Bilda, con quien tuvo una hija a la que llamaron Rita.

Pero tras las leyes de Nuremberg comenzó la persecución a los matrimonios interraciales y al final Trollmann decidió divorciarse para proteger a su familia. Corría 1938 y tras una detención arbitraria fue recluido durante meses en el campo de trabajo de Ahlem en Hamburgo, después de lo cual vivió escondido en el bosque de Teutoburgo, en el extremo opuesto de la Baja Sajonia.

Al año siguiente fue alistado en el ejército y destinado a Polonia, después a Bélgica, Francia y por último al frente del este donde fue herido, hasta que en 1942 pudo volver a casa tras el decreto que ordenaba la expulsión de los gitanos del ejército alemán.

Pero lejos de recuperar su vida, ese fue el principio del fin: de nuevo lo detuvieron y lo llevaron a la Central Gitana de Hannover donde fue torturado, y de ahí al campo de Neuengamme en Hamburgo. Se le condenó a trabajos forzados y se le asignó el número de preso 9841. Cuando los guardias del campo lo reconocieron lo obligaron a participar en las peleas que se organizaban allí al atardecer, a pesar de que estaba desnutrido y exhausto tras la jornada de trabajo.

Un tiempo después, y con la ayuda del clandestino Comité de Prisioneros, se hizo pasar por un preso difunto y se ocultó en un campamento anexo al campo, hasta que a comienzos de 1944 fue descubierto y obligado a pelear contra el preso Emil Cornelius, un chivato de los nazis. Aún en su penoso estado físico Trollmann fue capaz de noquearlo, pero el chivato se la guardó y al día siguiente le pegó a traición con una pala, matándolo en el acto. Lo enterraron en una fosa común y su muerte fue declarada "accidental".

Casi 60 años después un grupo de aficionados y profesionales del boxeo, entre ellos su sobrino Manuel Trollmann, consiguieron que la Federación le devolviese el título que se había ganado con sangre, sudor y lágrimas. A partir de ahí se sucedieron los actos de reconocimiento: calles y pabellones con su nombre, monumentos, películas y documentales, obras de teatro y libros, entre ellos "Razza di zingaro" del Nobel italiano Dario Fo.

Su hija se reencontró con la familia paterna y retomó el apellido de su padre, y se implicó en reivindicar su figura tras reconocer que con 14 años sintió vergüenza al enterarse de que él era gitano, pero esa vergüenza se volvió orgullo viendo los testimonios de gente que le había conocido.

Los dos hermanos menores de Trollmann también pagaron con la vida el hecho de ser gitanos en la Alemania nazi. El benjamín Heinrich, también boxeador, fue gaseado en Auschwitz con 27 años y el otro, Julius, recibió una brutal paliza cuyas secuelas lo llevaron a una muerte prematura. El resto de la familia acabó viviendo en el este del país.

En lo deportivo, a Johann Rukeli Trollmann se le considera precursor de figuras como Ali o Sugar Ray Leonard, en lo personal es un ejemplo de lucha por la dignidad y la libertad. Su delito: ser gitano.