¡Kropotkin tenía razón!

Don_Verde


Colonia de vampiros ('Desmodus rotundus').

El vampiro es un murciélago americano que arrastra mala fama, ya que se alimenta de sangre, sangre que chupa del ganado doméstico. Debe cenar todas las noches, porque, de lo contrario, tras dos noches en ayunas moriría de hambre. El día lo pasa dormido en grutas u otras oquedades agrupándose con otros ejemplares en colonias, especialmente hembras. Cuando un ejemplar no ha comido, pide alimento a otro que la regurgita y comparte, así para la próxima vez devuelve el favor. Aquellos que no comparten el alimento son rápidamente detectados y excluidos, los cuales para ser readmitidos tienen que ser más generosos. Los vínculos generosos de estos mamíferos hematófagos no solo se producen entre parientes, también se hacen con los conocidos, y cuantas más amistades tengan mayores serán las garantías para poder sobrevivir. Su supervivencia se debe a esta cooperación, rivalizar entre ellos sería completamente inútil. Un ejemplo de que entre los animales la lucha de la vida no se basa en una riña o disputa de todos contra todos; hay muchas estrategias de supervivencia como la velocidad, el tamaño, los venenos, púas y corazas, el camuflaje o el engaño, entre otros más, pero el acto de colaborar y unirse resulta ser de lo más eficaz.

En 1880 el zoólogo ruso, de origen alemán, Fiodorovich Kessler pronunciaba una conferencia en San Petersburgo en la cual presentaba su tesis de cómo la ayuda mutua entre los animales es un factor importante en su evolución y supervivencia. Otro compatriota suyo, años después, se sirvió de tales argumentos para rebatir en una revista científica a otro eminente naturalista inglés que defendía el punto de vista contrario. El inglés se llamaba Thomas Huxley, que propugnaba por lo que él llamó «la lucha por la existencia», presentando la naturaleza como un sangriento y cruel combate de gladiadores donde el más fuerte sobrevive y deja descendencia; y el ruso era Piotr Kropotkin, divulgador científico y militante anarquista, cuya serie de artículos se publicarían bajo el título de El Apoyo Mutuo.

Y, a modo de presentación, podemos partir de un pequeño esbozo biográfico de este personaje interesante y poco conocido por la gran mayoría.

Piotr A. Kropotkin nació en Moscú en 1842 en el seno de una familia de la alta aristocracia rusa. Fue una de las figuras teóricas más relevantes del anarquismo mundial (del comunismo libertario en concreto). Desde muy joven rechazó su título nobiliario de 'príncipe' —aunque así se le conociese, muy a su pesar— y se sensibilizó por la causa de los oprimidos, en especial de los siervos. Entró en el elitista Cuerpo de Pajes del Zar e ingresó en la academia militar en 1857; allí estudió ciencias, filosofía e historia, entre otras cosas. También conoció las ideas radicales y liberales que corrían por el resto de Europa. Al salir de ella se incorporó como oficial en un regimiento en el este de Siberia, donde exploró y cartografió regiones incógnitas, entró en contacto con los nativos y observó la naturaleza siberiana. Tras ver la situación de los presos políticos deportados, la arbitrariedad de los mandos y la absurda disciplina militar, decidió abandonar la vida castrense en 1867.

Estudió en la Universidad de San Petersburgo geografía y matemáticas, hizo un viaje por los lagos de Finlandia y fue el primero en darse cuenta que durante las glaciaciones del Cuaternario los hielos ocuparon grandes extensiones de tierra continental, mucho más de lo que se creía entonces. Le propusieron a un puesto en la Sociedad Geográfica Rusa que rechazó, lo consideraba un privilegio mientras se mantuviesen las malas condiciones de vida del pueblo ruso. Abandonó un prominente futuro académico y de investigación científica para optar por el activismo revolucionario y social.


El anarquista Kropotkin rebatió magistralmente al calvinista Huxley.

En 1872, al año siguiente de la Comuna de París, salió de Rusia y visitó Suiza, donde ingresó en la Primera Internacional junto los moderados, pero que tras conocer a los bakuninistas de la Federación del Jura, simpatizó con sus ideas y se hizo anarquista como ellos. Regresó a Rusia y se relacionó con los sectores antizaristas y revolucionarios del populismo ruso. Fue encarcelado por las autoridades en 1874 en la fortaleza-cárcel de Pedro y Pablo de la entonces capital rusa. Enfermó de escorbuto y lo internaron en el hospital de la prisión, desde allí se fugó con ayuda externa en 1876. Se trasladó a Suecia, Inglaterra (donde para poder sustentarse, escribió artículos de divulgación en varias publicaciones científicas, y así dar a conocer en Occidente los descubrimientos rusos) y Suiza. En Suiza conoció a J. Guillaume, E. Malatesta y E. Reclus, pero también a quien sería su compañera de por vida: Sofía Anániev. En 1878 tuvo en una breve estancia en España tras la separación entre bakuninistas y marxistas.

En 1879 fundó el periódico Le Révolté, donde escribió sus artículos de ideología libertaria. La militancia anarquista y la divulgación científica fueron sus dos dedicaciones. Tras el asesinato del zar Alejandro II por populistas en 1881, fue expulsado de Suiza como otros refugiados, por instigación del Gobierno zarista. Reclus compiló una serie de textos de Kropotkin que se transformaron en su primer libro impreso Palabras de un rebelde. Se refugió primero en Inglaterra —desde donde escribió el Obituario dedicado a Darwin, en el que ya cuestionaba el viraje que llevaba su visión competitiva de la naturaleza— y después en Francia, en el pueblecito de Thonon-les-Bains siguió escribiendo para su periódico y colaboró con la Enciclopedia Británica. Por coherencia, rechazó una invitación para ingresar en la Real Sociedad Geográfica británica.

Tras los sucesos de una manifestación obrera de Lyon, Kropotkin junto otros anarquistas fue detenido por «internacionalista» en 1882, durante el juicio hizo una magistral declaración de principios. Condenado a cinco años. Impartió clases a sus compañeros presos. Muchos intelectuales y científicos pidieron su excarcelación, entre ellos Alfred Wallace (coautor junto a Charles Darwin de la teoría de la selección natural) al contrario que Huxley y Spencer que se negaron.


Dibujos de Kropotkin del río Amur y la taiga siberiana.


Anotaciones de los afluentes del río Vitim y mapa.

Amnistiado a los tres años se exilió a Gran Bretaña, bajo la condición de que abandonase su militancia activa, aquí termina el Kropotkin agitador y comienza el teórico. Con una vida más tranquila se dedicó a hacer conferencias y siguió escribiendo artículos varios. Colaboró en la fundación de Freedom en Inglaterra y La Révolte en Francia, periódicos de difusión del ideal ácrata. Allí, en Inglaterra, se publicaba La conquista del pan donde reflejaba su modelo social anarco-comunista. Más tarde, tras unos artículos previos, salió en 1902 El Apoyo Mutuo como refutación a los postulados socialdarwinistas. Además de Campos, fábricas y talleres, La Gran Revolución y Memorias de un revolucionario, añadamos también varios folletos. Le ofrecieron la Cátedra de Geografía en Cambridge, que Kropotkin también rehusó tal oferta. En 1912 también intervino en el Primer Congreso Eugenésico manifestando su oposición a tal práctica. Antes de regresar a su país natal escribió otra serie de artículos en defensa del neolamarckismo y contra la teoría del plasma germinal de August Weismann.

En 1897 hizo su primera gira de conferencias por los EEUU, el tema era sobre el apoyo mutuo en la naturaleza y la sociedad humana. Visitó en la cárcel a Alexandr Berkman, preso por atentar contra un gran empresario industrial que contrató matones para reprimir una huelga. La segunda gira fue en 1901, donde asistió a varias conferencias académicas, sin olvidar a los compañeros anarquistas que organizaron actos. Aprovechó su estancia para divulgar la literatura rusa. Tras la reacción zarista que acabó con la Revolución de 1905, su casa de Londres fue refugio de exiliados rusos.

Su credibilidad disminuyó entre los anarquistas cuando tras estallar la Primera Guerra Mundial Kropotkin apoyó a los aliados de la Entente contra los Imperios Centrales, animando a los obreros a participar en esta gran matanza debido a su vehemente germanofobia. ¡Nadie es perfecto, los seres humanos tenemos también defectos! Por este 'gran error' se le condenó y fue arrinconado y apartado del movimiento libertario internacional.

En el verano de 1917 regresó a Rusia tras el derrocamiento del zar, en Moscú fue consultado algunas veces por el Gobierno Provisional. Al tomar el poder los bolcheviques en noviembre, Kropotkin se trasladó a Dmitrov. Sus relaciones con éstos fueron distantes, mientras tanto muchos anarquistas eran encarcelados por la Cheka, policía política predecesora de lo que fue la KGB, era ya muy viejo y estaba débil no pudiendo intervenir en ningún evento de aquellos años de la Revolución Rusa. En su casita de madera (ahora museo) fue visitado por varios personajes como el ucraniano Nestor Majnó, la 'anarcofeminista' Emma Goldman y, también, por el mismo Lenin. Cuando le sobrevino la muerte, el 8 de febrero de 1921, estaba escribiendo Ética: Origen y evolución de la moral. La familia rechazó la oferta de un funeral oficial, fue enterrado en Moscú, cuyo sepelio fue organizado por lo que quedaba de la Federación de Grupos Anarquistas de Moscú, ya que la mayor parte estaban presos. A su entierro, a pesar de la nevada, asistieron unas 20 mil personas, fue la última gran manifestación antigubernamental de masas que hubo en Moscú hasta la desaparición de la Unión Soviética. Esto sucedió semanas antes de la brutal represión de los marinos y obreros de la isla-fortaleza de Kronstadt en manos del Ejército Rojo de Trotski, en marzo de 1921.

Dibujo suyo de la cárcel francesa y retrato que se le hizo tras su salida.


Funeral multitudinario de Kropotkin en Moscú.

El pensamiento multidisciplinar de Kropotkin giraba en torno a que desde el apoyo mutuo en el reino animal se llegaba a unos principios morales básicos, y así poder alcanzar un modelo social más equitativo y libertario, anteponer el socialismo al individualismo. Pretendió demostrar que, en contra de lo que se cree, el ideal ácrata se podía corroborar con unas bases científicas. Rechazó el marxismo, por considerarlo «metafísica económica» y autoritario (junto al liberalismo, son las dos caras de la misma moneda), igual que al parlamentarismo representativo (que no es verdadera democracia porque no es directa,) y todo aquello que tuviese que ver con el Estado. Mientras hubiese injusticias y desigualdades sociales, prefirió el activismo político al privilegiado mundo académico y científico, aunque mantuviese su fe ciega en el progreso tecno-científico como solución a los problemas sociales (sin prever la posible manipulación por el capitalismo que lo financiaba y, por consiguiente, su nefasto impacto medioambiental). Siempre mantuvo una postura contraria al protagonismo que se da unos pocos en detrimento de muchos, al reconocer que las grandes ideas filosóficas y las teorías científicas no son obra de una sola persona sino de su tiempo. Fue el autor más leído en el mundo hispanohablante por los trabajadores e intelectuales de las primeras tres décadas del siglo XX. Y sus ideas se intentaron llevar a cabo en las comunas-libres majnovistas de los años de la Revolución rusa y en las colectivizaciones anarquistas que hubo durante la Guerra Civil española.

Para el próximo año 2021, en febrero, se cumplirá el centenario de su fallecimiento, y para ello editamos este número especial de AMOR Y RABIA (el 75) en su recuerdo. Kropotkin —a pesar de su 'gran error'— es uno de los librepensadores más reconocidos en el «mundillo» libertario; por ello se ha escrito, y se escribirá, mucho sobre él, y más en las próximas fechas. Pero, también se le conoce —aunque algo menos— por su aportación a las ciencias naturales; en especial, su defensa y divulgación de la teoría (o ley) de la ayuda mutua de Kessler como factor importante en la evolución biológica y también su influencia en la historia de la humanidad. En su momento, entre la «comunidad científica» inglesa fue respetado, aunque considerado un personaje singular debido al contraste de su procedencia y lo que defendía ideológicamente. Por ser anarquista se le ninguneó, aduciendo que se dejaba llevar por ello, como si los otros, Darwin, Huxley o Spencer, por muy científicos y prestigio que tuviesen, no careciesen de ideología política y prejuicio alguno que les condicionase su visión de las cosas. Pero, no es cuestión por mi parte de repetir más de lo mismo, ya que Kropotkin también aportó algo más a tener en cuenta.

Cuando vemos los documentales televisivos sobre naturaleza, siempre nos la presentan como un inmenso campo de batalla en el que todos los animales para sobrevivir tienen que estar eternamente luchando. Aunque podemos utilizar metafóricamente la expresión «lucha» como la capacidad de resistencia y adaptabilidad ante las adversidades y las inclemencias del medio que les rodea para poder seguir adelante —esa fue intención original que el mismo Darwin nos expuso—, lo más frecuente en entenderse es directamente una guerra sin cuartel entre todas las partes, una extrapolación del ideal competitivo de la economía de mercado o capitalismo dominante al mundo natural. Pero, aunque no incidan demasiado, también vemos cómo los depredadores se agrupan para cazar grandes presas que por sí solos no podrían; así como estas presas forman manadas para protegerse —varios pares de ojos y orejas ven y oyen mejor que un solo par—, incluso haciendo frente a los atacantes. El hecho de ayudarse les beneficia más que perjudica, así consiguen sobrevivir, y, por ende, poder llegar a tener más descendencia. Kropotkin en su libro El Apoyo Mutuo nos expuso varios ejemplos, algunos de ellos observados directamente por él mismo en sus estudios de campo siberianos. Pero esta cooperación va más allá del reino animal, incluye todos los seres vivos.


Quién dijo eso de «homo homini lupus» no tenía ni idea de la naturaleza social del lobo.

Esta lucha por unos recursos limitados es lo que influyó en la teoría de la selección natural de Darwin y Wallace. Selección implica la acción y efecto de elegir a una o varias cosas entre otras, separándolas y eliminándolas, para elegir lo que se considere mejor, lo más apto. Lo que nos conduce a ver un tipo de competencia en la que unos ganan y otros pierden, esto es lo que el sistema capitalista ha utilizado como pilar teórico de su estructura socioeconómica. Mientras lo que vemos en la naturaleza es variedad de seres vivos, no hay una especie de criba que de lo contrario haya reducido tal multiplicidad viviente. Biodiversidad llamamos a esa gran variedad de vida rodeada de vida que tenemos, si se reduce perderíamos un gran potencial de vida, despilfarro que no se puede permitir esta nuestra biosfera, con sus ciclos de la materia y flujo de la energía.

En la «Red de la Vida» que conforma nuestra naturaleza, los carnívoros dependen de los herbívoros, así como éstos de las plantas. Si desaparecen las plantas, no habría animales herbívoros y, por ende, animales carnívoros. Si los carnívoros desaparecen, los herbívoros esquilmarían las plantas y terminarían muriendo por inanición. Los grandes depredadores controlan las poblaciones de grandes herbívoros, permitiendo el crecimiento de plantas, como árboles. La sombra de los árboles impediría el crecimiento de hierbas y arbustos, así los grandes herbívoros controlan la expansión de tales árboles, y dará crecimiento a otra vegetación que permitirá la existencia de pequeños herbívoros, alimento de pequeños y medianos carnívoros. Y los grandes carnívoros controlan a los pequeños y medianos carnívoros que podrían eliminar los pequeños herbívoros. Cuanto mayor sea el número de actores en este escenario, mejor irá la función. No es una sino varias las cadenas tróficas que se entretejen.

Aparte de alimento, las plantas desprenden el oxígeno necesario para la respiración de los animales. Sin plantas no hay animales, y sin animales tampoco habría variedad de plantas Además, las plantas con flor —que son la mayor parte— dependen de los insectos polinizadores, a cambio de alimento ellos portan el polen con las que son fecundadas y se reproducen. Por otra parte, tenemos a los pájaros frugívoros que tras comer el fruto expulsan sus semillas al pasar por su tracto digestivo, ayudando a su dispersión. Los animales se alimentan y las plantas pueden crecer y multiplicarse. Esto también es más coordinación que competencia.

Sin olvidar, que las plantas son los 'productores primarios' que conforman la base sobre la que se sustenta la llamada «pirámide trófica» natural, sin estos cimientos toda la estructura se derrumba, y esto se debe a una relación basada en la colaboración, y no la competencia. La mayoría de las plantas están vinculadas a otros organismos pluricelulares que sin ellos no sobrevivirían, estoy hablando de los hongos (nuestras setas son los cuerpos fructíferos de ellos). Alianza hongo-planta que existe desde hace 400 millones de años y no es complicada, el hongo proporciona los nutrientes del suelo a la planta por sus raíces y, a su vez, la planta pasa los azucares que obtiene por fotosíntesis al hongo. Esta relación basada en el apoyo mutuo: las micorrizas, es la que sostiene todos nuestros ecosistemas terrestres, sin ella no estaríamos aquí. Recordemos que las primeras plantas ni tenían raíces. Sin olvidar, que por el suelo de todo el bosque las raíces de los árboles y los micelios de los hongos están comunicados entre sí en una vasta red solidaria, los nutrientes que faltan en una zona son trasladados desde otra. Aquí no se ven lucha ni competencia, y luego nos hablan de la importancia que tienen el mundo natural. En los ecosistemas marinos la base se sustenta en el fitoplancton, y los detritívoros tienen un papel de relevancia. Los pequeños peces pueden formar enormes cardúmenes, que cuando se mueven por los océanos aparentan ser un monstruoso animal y varias especies de depredadores, como delfines, tiburones y atunes, se coordinan para pescarlos, otras dos estrategias de supervivencia basadas en el apoyo mutuo. Incluso en el fondo marino las bacterias se asocian para intercambiar gases, no compiten por los recursos. ¡Kropotkin no andaba muy descaminado en su visión de la naturaleza!

Pero, siempre hay tramposos, los «listillos» que sacan provecho del asunto, en este caso, por ejemplo, los hongos parásitos. Los parásitos, aunque estén ahí, poco (que no quiere decir nada) aportan al funcionamiento del mecanismo que mueve el sistema; aunque, esta relación simbiótica, cuanto más fuerte sea, hace que las plantas puedan ser más resistentes a tal parasitismo. El parasitismo como la depredación (animales que comen plantas, y animales que comen animales que comen plantas) son relaciones de interdependencia que pueden acelerar el proceso de diversificación, al ser un método de control de poblaciones, permitiendo que otras especies diferentes existan, incrementando tal biodiversidad, o tengan un papel sanitario entre las poblaciones al eliminar los ejemplares enfermos o tarados y así evitar epidemias. En este caso, podríamos considerar la selección natural como algo adicional en la naturaleza, de importancia secundaria pero no esencial y vital. Es como los aditivos que se añaden al hormigón que ayudan, pero no son importantes. El hormigón es una mezcla de arena y grava con cemento y agua, al juntarlos ya comienza el fraguado, al añadirles aditivos solo aceleran o retrasan el endurecimiento, pero son irrelevantes a tal proceso. Pero, todavía a la selección natural, desde el mundo académico y la comunidad científica, se la sigue desde el siglo XIX otorgando una importancia no justificada, como vemos en los documentales televisivos.

Entre los hongos también tenemos a los saprófitos, descomponedores de material vegetal, como la hojarasca y la madera muerta de nuestros bosques. Estos organismos son el equivalente a los carroñeros entre los animales. Materia descompuesta que luego es asimilada por los seres vivos que forman el mantillo del suelo de los bosques, para generar los nutrientes que sean absorbidos otra vez por hongos y plantas, y plantas que serán alimento de los animales, en un ciclo constante de reciclaje, nada se desperdicia. Todo está relacionado, no hay competencia sino todo lo contrario, coordinación. Incluso podemos considerar al bosque como un gran ser vivo, cuando se forma un claro tras el derrumbe de un árbol, pronto es sustituido por otro, similar al proceso de cicatrización de una herida en nuestra piel. Lo que nos conlleva a considerar que el funcionamiento de los ecosistemas y los organismos no difieren tanto.


Sin la vieja alianza hongo-planta no existirían nuestros ecosistemas terrestres.

¿Y qué decir de los líquenes? Dos seres vivos distintos que hacen un solo ser vivo. Esta unión de hongos y algas o cianobacterias es el ejemplo más perfecto de apoyo mutuo: la simbiosis. Su supervivencia se debe a esta colaboración, sin la cual no podrían vivir en los lugares más inhóspitos del planeta, sin contaminar. Es la simbiosis la que ha tenido, y tiene, una gran importancia en la historia natural de la Tierra, mucho mayor que la tan cacareada selección natural. De ello se dieron también cuenta otros naturalistas rusos, coetáneos de Kropotkin, como A. Brandt y K. Merezhkovski.

Hongos, plantas y animales son organismos pluricelulares, con millares de células que conforman sus cuerpos y órganos, tales células tampoco compiten ni luchan entre sí, como tampoco sus tejidos y órganos. ¿Os imagináis a los glóbulos rojos compitiendo por cuál obtiene más oxígeno o a los dos riñones rivalizando por cuál se lleva toda la sangre para filtrar? Incluso, además de las células somáticas hay bacterias que coexisten en el interior del tubo digestivo de los animales, que sin ellas no podrán hacer la digestión y asimilar la comida. Y hablando de cuerpos u organismos ¿qué decir de los hormigueros, colmenas o termiteros? Colonias de insectos que funcionan como si fuesen un único 'superorganismo', cuyos componentes no pueden vivir aislados. Una hormiga, una abeja o una termita no son nada aisladas, deben sus vidas a la comunidad. ¿Y los mixomicetos? Protozoos que en un momento de su vida se agrupan y constituyen como un ser pluricelular. La tendencia a la agregación supone también un incremento en complejidad, y para ello es necesario que no haya lucha y competencia entre las partes.

La asociación o agregación de los seres vivos fueron saltos evolutivos esenciales para incrementar la complejidad de la vida. Desde las procariotas a las eucariotas, de los seres unicelulares a los pluricelulares, llegando hasta las sociedades y los ecosistemas, y el conjunto de todo que es la biosfera, siempre ha marcado la tendencia a la asociación y coordinación. La célula eucariota, el tipo de células que constituyen nuestro propio cuerpo, células que poseen núcleo y orgánulos dentro de una membrana, es también el resultado de otra unión simbiótica. Lynn Margulis —que fue para el siglo XX lo que Darwin para el XIX— recogió el testigo de los viejos evolucionistas rusos y defendió que fue la unión simbiótica de varias células procariotas (bacterias y arqueas) la que creó a la eucariota. En esta simbiogénesis está el origen de los protistos (protozoos y algas), animales, hongos y plantas; sin esta alianza, otro ejemplo de apoyo mutuo, tampoco existiríamos. ¿Y seguimos dando importancia a la lucha y la competencia…?


De la bacteria a la célula eucariota, de los seres unicelulares a los pluricelulares es el rumbo que llevó la evolución.
La tendencia es a la cooperación y asociación.

Actualmente hay dos interpretaciones que pueden ser la base de un nuevo paradigma científico que permita otro avance en el estudio de los seres vivos, otro paso más en la próxima «revolución copernicana» en ciencias naturales. Estoy hablando de la Teoría de Sistemas Integrados del bioantropólogo Máximo Sandín y la Teoría Gaia Orgánica del físico Carlos de Castro Carranza, ambos recogen algunas de las ideas de Kropotkin.

Nosotros, los humanos, somos también animales, como animales no estamos ni por encima ni fuera de la naturaleza, formamos parte de ella. Sociales como nuestros parientes los simios, aunque constituyamos sociedades más complejas y tecnológicas, igual que ellos (pero más evolucionados) poseemos unas conductas, que podemos definir como morales, para llevar mejor nuestra convivencia en grupo. Kropotkin defendía lo mismo, en contra de la idea de que fue la civilización la que nos apartó de la cruel «guerra de todos contra todos», fue esa sociabilidad animal la que nos hizo humanos. Descendemos de seres sociales, y antes de las convenciones y las normas impuestas por autoridades, ya teníamos una conducta moral, empatizamos con nuestros semejantes y sabemos que hay que tratarlos como queremos que lo hagan con nosotros antes de inventar las leyes. La base neuronal de nuestra naturaleza social fue confirmada con el descubrimiento de las neuronas espejo hace 25 años. Nosotros como especie descendemos de la unión y no la lucha, en vez de exterminar a los neandertales conservamos sus genes, también son nuestros antepasados. Y antes de nuestra salida de la «cuna africana» ya proveníamos de otros cuatro linajes mezclados. O sea, nuestros antepasados se hibridaron, lo que tira por la borda la idea de una selección natural que filtraba y beneficiaba solo a los más aptos.

Kropotkin veinte años después de escribir los artículos que dieron a El Apoyo Mutuo, escribió para la misma revista de divulgación científica otros artículos sobre la influencia del medio en el desarrollo de animales y plantas, propugnando su acercamiento al neolamarckismo, intentó en vano sintetizar a Darwin con Lamarck (recordemos que el mismo Darwin también era lamarckiano). Al igual que le pasó a Darwin antes de morir, dudaba de la relevancia de la selección natural como factor de la evolución, y mostraba varios estudios experimentales que lo exponían. Entre estos estudios estaba el que hizo Kammerer con sapos parteros, a quien acusaron de fraude y por ello se suicidó, y recientemente se ha descubierto que no hizo trampa. También rebatía a la teoría del plasma germinal de A. Weismann, en la que se defiende que la información genética está guardada en el interior del núcleo de las células y sin influencia externa alguna, que fue posteriormente confirmada con el descubrimiento de los cromosomas y la estructura del ADN, y es una de las bases del neodarwinismo que impera aún en las ciencias biológicas. Kropotkin consideró que la influencia ambiental también intervenía, y su punto de vista perdió —de momento— ante esas evidencias. Pero, en Ciencia nunca está dicho todo y se puede dar la vuelta, gracias a los recientes avances y conocimientos en epigenética Kropotkin no andaba muy errado. La influencia del medio en los genes es un hecho, la «herencia blanda» del lamarckismo vuelve a ser revitalizada. Simbiosis y epigenética son dos mecanismos alternativos en la evolución biológica producen cambios más rápidos en los organismos que las mutaciones al azar y la selección natural —sin olvidar la «energía oscura» en la evolución que son los virus (una parte de nuestro ADN es de origen vírico)—, y, por extensión, una mayor complejidad. Ante unos recursos limitados se obtiene una mayor eficiencia con la cooperación que con la competencia.

La rivalidad y la lucha son circunstanciales, colaterales o residuales, pero no son el motor principal de la vida en la Tierra. Interdependencia y variedad es lo que hay, la selección natural darwiniana actuaría como un tamiz o filtro que reduce tal variedad. Y lo que hace que los componentes de los ecosistemas y los ciclos de la materia de nuestra biosfera funcionen mejor es justo esa diversidad; lo que quiere decir que tal selección natural, que implica una competencia, con sus ganadores y perdedores, es ineficaz e irrelevante, no es funcional. A esta variedad de seres vivos y ecosistemas es lo que llamamos biodiversidad. En vez de la «supervivencia de los más aptos» lo que ha habido a lo largo de la historia natural del planeta es un incremento de la complejidad y biodiversidad, como ya dije anteriormente, zancadas evolutivas desde las células procariotas a las eucariotas, de los seres unicelulares a los pluricelulares, y de estos a las sociedades y los ecosistemas que conforman nuestra biosfera. Para ello fue necesaria una cierta coordinación y cooperación, la lucha y la competencia son inútiles. Aunque en nuestra sociedad exista la explotación, el crimen y la violencia, lo que hace que se ponga en marcha es justo lo contrario. Aunque el pez grande se coma al chico, la unión hace la fuerza… ¡Qué razón tenía el viejo camarada ruso!

¡Kropotkin tenía razón!

http://grupostirner.blogspot.com/


Buenas a todos, traigo un artículo para rememorar el centenario del fallecimiento del Príncipe Negro, una de las figuras más importantes del anarquismo "clásico" e influyentes al desarrollo del pensamiento libertario, Piotr Alekséyevich Kropotkin. Con una biografía digna de una novela de aventuras (solo a la altura de Bakunin), rechazó sus privilegios de clase para sumergirse en los movimientos revolucionarios socialistas del XIX, sin dejar nunca de desarrollar su pensamiento científico en la rama de la biología. Sus ideas del apoyo mutuo, publicadas bajo el libro con título homónimo, fueron un soplo de aire fresco dentro del movimiento libertario, ante el avance imparable del socialismo científico marxista. Crítico hasta su muerte con el régimen soviético, su figura enormemente respetada influyó muy especialmente en el anarquismo español, donde "La conquista del pan", su obra más conocida, fue un libro de cabecera para gente como Durruti, décadas después. Su famosa frase, tan sacada de contexto, "la única iglesia que ilumina es la que arde", sigue siendo de actualidad y no olvidada, aunque pocos saben de quien proviene.

Pero sobretodo lo que más me atrae de su figura es el concepto de apoyo mutuo como factor evolutivo, en contraposición a la competencia. No soy biólogo, es más, tengo bastantes pocos conocimientos de biología para ser exactos, pero siempre me ha parecido mucho más exitoso en la naturaleza el organismo cooperativo entre si, que el competitivo. Incluso cualquiera que esté leyendo esto, al igual que yo, estamos compuestos por miles de células que cooperan entre si creando un ser complejo donde cada una de esas células trabaja, no para su beneficio propio, si no para todas. Sin embargo, este pensamiento que para mi resulta algo evidente o probable (repito, no soy biólogo) se contrapone a la imposición social e ideológica de que la competencia es un factor de desarrollo social y económico mucho más eficiente y, según quien, el único. De esta idea como base luego surgen todos los modelos jerarquizados, pues si hay competición, hay ganadores y perdedores y unos están arriba y otros abajo.

Como alguna vez he dicho, en petit comité con amigos o puede que incluso por MediaVida, para mi la sociedad anarquista ideal la podemos ver en un hormiguero o en una orquestas sinfónica. A simple vista, ambas estructuras son jerárquicas (tienes a la reina o al director de orquesta), pero en la realidad son armoniosas y cooperativas. La reina, las obreras o los soldados, tienen diferencias biológicas que hacen que unos sean más aptos para un trabajo que para otro, pero la reina no está por encima de ninguna escala de la obrera , simplemente desarrolla su papel dentro de la colonia donde todos cooperan para desarrollar algo muchísimo mayor que lo que podría hacer cualquier hormiga por su cuenta. En la orquesta, el director dirige a los distintos músicos, pero es el trabajo cooperativo de todos, asumiendo su parte dentro del todo, el que crea la sinfonía, algo imposible de crear mediante la competencia de los músicos dentro de la orquesta.

Sin embargo, la sociedad moderna actual avanza hacia la competitividad máxima, la exaltación del individuo por encima de todo y a la creencia de que un individuo por si solo puede llegar a donde quiera. No hay nada más falso que esto, pues desde tu nacimiento dependes del trabajo de muchísima gente, ya no solo para llegar a desarrollarte como persona, simplemente para sobrevivir. Desde la matrona que asiste a tu parto al enterrador que prepara tu funeral, cientos o miles de personas habrán cooperado para lograr tu desarrollo en la vida. Recuérdalo la próxima vez que digas que algo lo has ganado tu solito, pues probablemente dependa de mucha gente, no de ti.

Un saludete a todos y perdón por la extensión. Entiendo que no sea el hilo más popular de MV :P

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Eoaden

Yoda con pinta de rapero.
Una pequeña síntesis para saber de que va al menos y saber si merece la pena leerlo?

1 1 respuesta
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Don_Verde

#4 Los primeros dos párrafos es la introducción del artículo :)

Sakeo23

Muy interesante como siempre. Gracias por traer este contenido

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1 comentario moderado
C

Se nota que hay pandemia y trabajas en un hotel eh? 🌝

Buen hilo, mañana en el tren lo leo.

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Agrael120

A ver si puedo leerlo mañana con calma.

La verdad es que la vida de Kropotkin siempre me ha fascinado. A ver si acabo el tfm de los cojones y me pongo de una vez con El Apoyo Mutuo.

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PrinceValium

Te pido disculpas por torpedearte el hilo.

5
B

Un sistema de competencia solo beneficia a la minoría privilegiada que siempre está arriba, y que precisamente lo que menos ha hecho ha sido competir, ya que es una posición que generalmente viene dada al nacer. Pienso que la colaboración es imprescindible y la realizamos a diario mucho mas de lo que pensamos, en la familia, cuando estamos en el trabajo, cuando jugamos a algun deporte o juego online y en general es un aspecto que debe ser potenciado en contraposición al individualismo capitalista. Aunque esto por si solo no derribará el capitalismo, pero es necesario si queremos construir algo mejor.

Muy buen artículo, conocía poco de el.

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TripyLSD

Tal vez haciendo un título breve más explicativo de lo que vas a tratar en el hilo llamaría más la atención a los lectores. La introducción también es quizás demasiado extensa.
Conmigo por ejemplo no ha funcionado y mira que soy de leerme turras

1 1 respuesta
PrinceValium

#13 No pasa nada. Pelillos a la mar.

sephirox

El anarquismo siempre ha estado muy vinculado al naturismo. No es casualidad que casi todos los geógrafos se sientan atraídos por este.

Por cierto, para mí es Pedro Kropotkín.

2
B

Igual es demasiado extenso para la mayoría pero me lo he leído entero, merece la pena. Me faltaría que profundizase más en el tema de cómo estas colaboraciones se producen principalmente a pequeña escala creando un sistema distribuido que funciona "solo".

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Eckooo

Va, soy un ignorante sin apenas estudios y me lo he leido por encima.

No me cuadra mucho lo de: "Sin embargo, la sociedad moderna actual avanza hacia la competitividad máxima, la exaltación del individuo por encima de todo y a la creencia de que un individuo por si solo puede llegar a donde quiera."

Economicamte puede ser pero, a nivel social?? Pienso que estamos en la epoca mas inclusiva de la historia de la humanidad, todo el mundo es igual, todo el mundo tiene los mismos derechos, vivimos en un sistema donde todo el mundo puede encajar. Incluso la gente rica que se supone que es la que destaca como individuo tambien aporta al colectivismo social ya sea dando empleos o pagando impuestos, etc.

Lo mismo estoy diciendo una tonteria porque no lo he entendido pero no se.

1 3 respuestas
w4lk3r

Pero entonces fueron los murciélagos o no

B
#17Eckooo:

Pienso que estamos en la epoca mas inclusiva de la historia de la humanidad, todo el mundo es igual, todo el mundo tiene los mismos derechos, vivimos en un sistema donde todo el mundo puede encajar. Incluso la gente rica que se supone que es la que destaca como individuo tambien aporta al colectivismo social ya sea dando empleos o pagando impuestos, etc.

La verdad es que las elites han hecho un trabajo espectacular, hay que reconocérselo.

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Hipnos

Este hilo apesta a INTP

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Eckooo

#19 ya he dicho que soy un ignorante y que habre soltado una memez. ¿Me lo puedes razonar?

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Akiramaster

#1 esto huele demasiado a comunismo. Mejor solo hablar de la teoría de darwin para alimentar los principios del liberalismo.

Que levante la mano quien conoció a A. Kropotkin en la escuela.

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B

#21 Bueno, yo pienso que vivimos en un mundo totalmente contrario a lo que dices. Es mas, estoy seguro de que al afirmar eso no has pensado mas allá de Europa o EEUU (que tampoco se cumple). Incluso en la democracia burguesa mas desarrollada, con la Constitución mas garante de derechos y libertades, incluso ahí, el poder político, militar y de los medios de comunicación (entre otros) va a seguir perteneciendo a una minoría. ¿Cómo podemos ser iguales así? De que sirve que un papel diga que todos somos iguales si al final la igualdad se define por las condiciones materiales de cada uno.

La verdad es que es un tema muy largo. En cualquier caso, mi respuesta era mas una reflexión en alto. Simplemente, he pensado si ves el mundo totalmente contrario a como es (o como yo creo que es), y ese discurso que tienes es el que siempre han vendido las clases privilegiadas en el capitalismo, significa que han hecho muy buen trabajo transmitiendo las ideas que benefician a las elites a los que no pertenecemos a las elites. Las ideas de una sociedad son las ideas de su clase dominante.

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Drakea

Soy un hombre simple, veo un hilo de Don Verde con la longitud estándar de un meme de izquierdas y le doy manita antes de ponerme a leerlo.

Dos comentarios que me mola hacer:

Uno es algo que ya comenté en el hilo de LAICOS. El consenso biólogo según he leído es que las conclusiones tan divergentes de la escuela rusa y la británica-darwinista-occidental (digamos...) son resultado de los entornos que estudiaron: Darwin desarrolló su teoría de la selección natural en un largo viaje donde observó principalmente biosferas tropicales, caracterizadas por un buen clima y abundancia de recursos con una gran cantidad de especies compitiendo entre sí para ellos.

Kropotkin y los naturalistas rusos, a diferencia de él, extrajeron sus conclusiones observando el entorno siberiano, caracterizado por lo contrario: un clima y terreno hóstil que en consecuencia estaba dispersamente poblado.

Mientras que en el trópico las especies luchaban entre sí para aprovechar los recursos, en Siberia colaboraban entre sí para luchar contra el clima al ser está la manera más eficiente de sobrevivir.

No recuerdo de dónde exactamente lo leí, pero multitud de artículos más centrados comentan eso: https://www.rsb.org.uk/biologist-features/158-biologist/features/2154-who-was-peter-kropothkin

Darwin and Wallace had formed their theory through studying nature in the “shrieking hullabaloo of the tropics” [2], and in this land of brutal winters, where snow storms would glaze the vast, featureless tundra in miles of ice, collaboration rather than conflict seemed to be the best strategy for survival.

Darwin y Wallace formaron su teoría a través del estudio de la naturaleza en el "estremecedor tumulto de los trópicos", y en esta tierra de inviernos brutales [Siberia, donde viajó y estudió Kropotkin], donde las tormentas de nieve podían enterrar la vasta, uniforme tundra en millas de hielo, parecía que la colaboración, en lugar del conflicto, era la mejor estrategia de supervivencia.

Otro comentario de tintes más políticos:

Su credibilidad disminuyó entre los anarquistas cuando tras estallar la Primera Guerra Mundial Kropotkin apoyó a los aliados de la Entente contra los Imperios Centrales, animando a los obreros a participar en esta gran matanza debido a su vehemente germanofobia. ¡Nadie es perfecto, los seres humanos tenemos también defectos! Por este 'gran error' se le condenó y fue arrinconado y apartado del movimiento libertario internacional.

Muy interesante como todo el movimiento obrero internacional quedo críticamente herido como resultado de la Primera Guerra Mundial. Hasta entonces había estado impregnado de un idealismo internacionalista y de la defensa de la unión de clase frente a las diferencias nacionales. Pero cuando estalló la primera gran guerra europea en un siglo y el nacionalismo empezó a refulgir, la postura pacifista que acordaron dañó su reputación permanentemente incluso entre el sector obrero, que mamó del nacionalismo.

Si antes del primer cuarto del siglo XX hubieron operado bajo la base de que si se levantaba la conciencia de clase se podía crear una internacional obrera que ignorase los conflictos nacionales, la Primera Guerra Mundial demostró que el nacionalismo no era tan fácil de batir. A partir de entonces el internacionalismo murió, y esto no hizo más que intensificarse con las rupturas de los bernsteinanos, kautskianos y socialdemócratas occidentales con el comunismo soviético. Por no hablar de la de los propios soviéticos con los anarquistas. Claro que obviamente ya había maniobreo político en la Internacional, como cuando Marx expulsó a Bakunin, pero esta brecha nunca dejó de crecer, y el punto de no retorno fue este en mi opinión.

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Fox-ES

Edit: Para mi Kropotkin es el autor anarquista que más merece ser leído. Materialista, logra demostrar con gran evidencia que el comunismo no es una elección moral ideal es una elección material de salud social.

Considero que falla en su concepción política por, digamos, no haber trepado en la rama de la antropología lo que le lleva a una visión poco profunda del carácter complejo de la naturaleza humana y la enajenación que le lleva a tener comportamientos poco saludables fundamentados en el aprendizaje social de los mismos. Aún así un grande, sus cartas a Lenin son dignas de leer y sus críticas al incipiente gobierno de los comisarios políticos sobre el proletariado y la retirada de poder a los soviets legítimas.

#24 Si vamos a lo fundamental Kropotkin tiene sin duda razón. Todos estamos compuestos por millones de células que cooperan entre sí. El punto no es tanto los ecosistemas sino lo que buscaban. Darwin se centraba en las especializaciones que indicaban variedad dentro de un ancestro común y necesitaba una forma por la que unas se mantienen y otras se pierden y por ello la competitividad. Y esta competitividad existe y no se contradice con la cooperación, es más, hay competitividad en que individuos son cooperativos y aportan más a la sociedad y ese es el punto que más se les escapaba a los darwinistas clásicos:
La viabilidad del individuo es indiferente, lo importante es la viabilidad de las poblaciones. Por eso el egoísta no es necesario que muera, solo se requiere que socialmente su atractivo por ser egoísta sea casi nulo para limitar su reproducción y que la norma en la especie sea una disminución del egoísmo al tener los altruistas mayor éxito.
En definitiva la selección natural muchas veces más que una lucha por la supervivencia es una lucha por el fornicio y aquí la cooperación te hace muy competitivo.

3 1 respuesta
Craso

Para defender una ideología política no hace falta inventarse una realidad paralela. Lo digo por las citas a Sandín y Margulis. Colar el neodarwinismo como falso por “burgués" ya lo intentó Lysenko y le salió fatal.

Lo cierto es que el neodarwinismo es una de las teorías científicas con más sustento. Seguramente tendrá pequeños errores (como tenía el darwinismo original) y algún día le pondrán parches, pero lo de que la naturaleza es como en Bambi se desmonta saliendo a la calle y observando a los animales.

#25 Vas bien encaminado.

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Fox-ES

#26 Que conste que Kropotkin no niega la selección natural ni el darwinismo (no puedo conocer su opinión sobre la teoría evolucionista de síntesis actual porque está en curso, pero puedo suponer que estaría enormemente disgustado con la recién creada en los años 30 y muy contento con la de los años 70 en adelante), simplemente plantea como la cooperación puede influir en la selección por encima de una burda competitividad bastante ajustada al ideal burgués de la época que apoyaba la eugenesia y el darwinismo social.

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Craso

#27 Y en ese sentido Kropotkin tenía razón. Es cierto que en los siglos XIX y XX (y en parte todavía hoy) nos vendieron una selección natural basada sólo en la competencia. A la burguesía le conviene vendérnosla así. Ahora sabemos que la cooperación también es importantísima, pero como bien dices eso no quiere decir que no haya competencia en la naturaleza. Y eso es lo que nos quieren colar Sandín, Margulis, etc.

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G

Buen hilo y la verdad es que bastante interesante el enfrentamiento Darwin / Kropotkin.

B
#24Drakea:

animando a los obreros a participar en esta gran matanza debido a su vehemente germanofobia.

Menos mal que no vivió hasta el 39 XD

#24Drakea:

Pero cuando estalló la primera gran guerra europea en un siglo y el nacionalismo empezó a refulgir, la postura pacifista que acordaron dañó su reputación permanentemente incluso entre el sector obrero, que mamó del nacionalismo.

A eso le añadiría el fracaso de la revolución alemana de 1918, en la que los bolcheviques tenían grandes esperanzas puestas. Si a eso le sumas que el primer estado obrero que existe, se burocratiza rápidamente debido a la IGM y la Guerra Civil culminando su proceso de stalinización con la teoría del "Socialismo en un solo país" (que en la practica era, socialismo en ningún otro país), del que deriva la política de colaboración de clases con las burguesías liberales por parte de los Partidos Comunistas (como pasa en España, Francia, Alemania y otros lugares), el movimiento obrero se queda sin una dirección revolucionaria clara.

Y como siempre que fracasan los movimientos revolucionarios o transformadores en un contexto de crisis, aparece la bestia parda en el segundo acto para recoger el descontento.

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