La japonización de Occidente, parte I: Hipergamia
Escoffier nos deja en mi opinión una de las mejores definiciones del escurridizo término en el blog de Rollo Tomassi, therationalmale.com:
Hipergamia es la preferencia natural de la mujer (esto es, genéticamente heredada e instintiva) por un hombre de mayor estatus al de ella misma, y también de mayor estatus que los otros hombres en su campo de visión, y quizá también de mayor estatus que hombres que ha conocido en el pasado y, (en casos extremos), de mayor estatus que los hombres que ella pueda imaginar llegar a conocer.
Esta preferencia se manifiesta de forma innata atravesando toda la gama de relaciones: desde sexo esporádico de una noche, hasta el matrimonio.
En todos los casos, las mujeres prefieren de forma natural al hombre de mayor estatus que puedan conseguir. Y a veces quieren tal nivel de estatus, que no se asientan con NINGUN hombre de los que realmente pueden conseguir.
"Estatus" tiene un significado variado en su definición.
Ciertas cosas están correlacionadas con un alto estatus: por ejemplo, dinero, prestigio, posición social, etc.
Sin embargo, un hombre puede tener todo eso y aún así tener bajo estatus debido a un comportamiento de bajo estatus en su interacción intrapersonal (es decir, friki, tímido, etc).
El hombre de mayor estatus posible sería rico, apuesto, equilibrado, bien vestido, alto caché social, trabajo de alto prestigio (preferiblemente uno que implica un riesgo, el riesgo físico es mejor que el mero riesgo monetario), y también extrovertido, dominante, el líder de su grupo de amigos, capaz de dominar cualquier situación social, y así sucesivamente...
Una macroencuesta británica (15.162 participantes) publicada recientemente por la revista científica The Lancet (estudio Natsal), recoge que el número medio de parejas en los hombres es de 11,7 (descendiendo desde 12,6), y el de las mujeres, de 7,7 (aumentando drásticamente desde las 3,7 de 1991). A priori parece algo contradictorio, ¿No debería ser similar el número de parejas entre hombres y mujeres?
Lo cierto, es que la diferencia está en el número de participantes de ambos sexos.
El criterio de corte, era haber tenido una pareja sexual en el último año; los participantes fueron 6.239 hombres y 8.869 mujeres.
Lo que los datos nos indican, es que hay un número mayor de mujeres sexualmente activas que de hombres, pero éstos, tienen un mayor número de parejas sexuales.
Hay un pequeño porcentaje de la población masculina, que se folla a un gran porcentaje de la población femenina; y un porcentaje grande de hombres que folla poco o nada.
Puesto en claro: el imperativo femenino (hipergamia), al buscar constantemente al varón de mayor estatus en toda la gama de relaciones, convierte al sector femenino en un harém que, por turnos, se folla un pequeño percentil superior de alfas de gran estatus, descartando al resto.
Todo parece indicar que el reparto del pastel del folleteo, es similar al Principio de Pareto, donde un 20% de hombres tenderá a acaparar el 80% de los polvos con mujeres, grosso modo. Datos del General Social Survey de la Universidad de Chicago recogidos desde 1978 así lo parecen corroborar:
Su análisis (...) muestra que el 15% de los adultos están teniendo la mitad de los encuentros sexuales. Y un poco más del 40% están teniendo más del 85% de ellos.
Esto puede parecer chocante para una gran parte de la gente, pero la ciencia lo avala. Un estudio genético de la región no recombinante del cromosoma Y, y del ADN mitocondrial abarcando un periodo de 200.000 años (existencia del Homo Sapiens Sapiens) publicado en el Oxford Journal, ha hallado que descendemos de más del doble de hembras que de machos: concretamente, un 67% de mujeres, y 33% de hombres. Roy F. Baumeister en su famoso discurso “Is There Anything Good About Men?” (más tarde convertido en libro), promedia la cifra (basado en varios estudios del ADN) en que un 80% de las mujeres, y un 40% de los hombres que han existido, lograron reproducirse y dejar su huella genética: menos de la mitad de los hombres se follaron a la mayoría de mujeres que han existido.
¿Estamos realmente comportándonos como los hombres de las cavernas a nivel sexual?
Saca la piel de bisonte y afila el hacha de sílex porque parece ser así en la actualidad.
Al menos, durante las últimas tres décadas aproximadamente (respecto a polvos/parejas, no tanto así descendencia, pues ahora hay anticonceptivos, y al final la mayoría de mujeres tienden a bajarse del carrusel y buscar un beta carapadre proveedor), porque parece que no era exactamente así antes. Los datos genéticos de Oxford y Baumeister abarcan ancestros bastante lejanos (desde hace unos 200.000 años a la actualidad) en que la situación la mayoría del tiempo fue esa.
No obstante, con la aparición de la agricultura, los excedentes, y el principio de las civilizaciones complejas, sabemos que se desarrollaron todo tipo de mecanismos sociales (legales, religiosos, tradicionales) que mantenían monogamias de facto con bajos niveles de promiscuidad en practicamente toda civilización humana durante los últimos 10.000 años hasta hace unas pocas décadas.
Datos genéticos recogidos en Europa sobre el cromosoma Y, parecen indicar que el porcentaje de hjos ilegítimos es del 2% aprox en los últimos siglos, lo que sin medios anticonceptivos, y dado que la mayor parte de la población se emparejaba mediante matrimonios desde una temprana edad y para toda la vida, nos da un retrato de uniones estables, fieles y con poco sexo premarital (la dinámica sexual en las generaciones de nuestras abuelas y bisabuelas aún eran así; de hecho en todo Occidente aún lo eran, y aún lo son mayoritariamente fuera del Occidente industrializado) en las civilizaciones complejas de los últimos milenios.
Al retirar la mayoría de esas normas tradicionales, religiosas y legales tras la revolución cultural y sexual de los 60s (implantación del feminismo), el sexo ha vuelto (gradualmente, agudizándose recientemente) a tener grandes dosis de Selección sexual pura y dura, con dicotomía Alfa/beta, exactamente igual que antes de la civilización o parecido.
Así que es muy probable que el nivel de coitos se reparta de una manera similar a la de la prehistoria, como los números parecen indicar.
Una cosa así:
Un pequeño porcentaje de Alfas destrozacoños, un gran porcentaje de betas nuncafollistas carapadre, una masa de hembras en su mayoría carruseleras en mayor o menor grado.
Monos again.
Una sociedad progresista y tolerante; estable, eficiente y feliz.
Los más observadores, habreis notado que en la figura, la hembra de mayor categoría aparece desparejada en los sistemas basados en selección sexual.
En la próxima parte de la serie, entraremos en ello en detalle.
La japonización de Occidente, parte II: Hiperputificación
En la anterior entrada, quedamos en explicar porqué las hembras de mayor categoría quedan desparejadas en los sistemas regidos por la selección sexual.
En el pasado, las hembras alfa, aquellas que tenían especiales características (alta inteligencia / capacidad física), acababan siendo reacias a emparejarse, porque no lo necesitaban. Se proveían de alimento sin necesidad de someterse a un macho para que fuera su proveedor.
El problema es, que solas, no eran capaces de llevar sus crías a la vida adulta/tenían menos. Dejaron una relativamente pequeña huella genética.
Las hembras más betas, las que se sometían, se reproducían más, dejando una mayor herencia genética.
Así, generación tras generación repitiéndose el fenómeno, llegamos a un punto en que las hembras terminan por ser paulatinamente mucho más pequeñas que los machos, tener una muy menor masa muscular en el tren superior, menor capacidad espacial y de abstracción, y mayor aversión al riesgo.
Las hembras más dependientes, son más proclives a emparejarse y a hacerlo a largo plazo: macho y hembra trabajando en equipo, cada uno aportando lo suyo, por el diformismo sexual, pueden permitirse criar cachorros que por su complicado cerebro, tardan mucho en ser independientes.
Hoy, tras la revolución sexual de los 60s que ha cambiado el orden social de los últimos 10.000 años, las normas sociales respecto al sexo/emparejamiento son muy laxas, prácticamente solo queda el instinto como guía.
Dado que tecnológicamente la Selección natural es imposible (nadie muere por débil/inutil en nuestra sociedad, menos aún los niños) en el mercado sexual que tenemos, reina la Selección sexual sin cortapisas; la hipergamia (imperativo femenino), campa a sus anchas por ser la hembra la que escoje (ley de Briffault), y ser el macho más alfa el que tiende a acumular coitos (principio de Bateman).
Conforme las normas sociales se han hecho más laxas, hemos vivido un proceso de feminización de la economía, y de emasculación del varón, lo cual conduce a la paradoja de que cuanta más libertad sexual hay, menos follan una mayoría (cada vez mayor) de hombres betas, pero también la totalidad de mujeres, (mayoría de carruseleras) que al rechazar emparejarse con hombres sin empleo ya que valoran el dinero más que el atractivo, ellas mismas se autolimitan el número de alfas disponibles (hombres de mayor estatus que el de ellas).
En un entorno así, la competición por ese cada vez más escaso número de alfas es feroz, lo que conduce a lo que yo llamo "hiperputificación" del sector femenino de la sociedad.
Sirva como muestra, metraje grabado en una discoteca en los años 80S, observad la vestimenta y actitud femenina:
[media]https://www.youtube.com/embed/rq00denYyVw[/media]
Si, ya se que el shock estético es importante, pero quedaos en la actitud, y el nivel de exposición/coqueteo de las chicas.
Como algunas incluso no miran directamente a la cámara aunque se sepan grabadas; un poco cohibidas, un poco haciéndose las interesantes/coquetas.
Ropa suelta, abundan las camisas, incluso de manga larga. Faldas bastante largas, o pantalones, no demasiado ajustados.
Observemos un club actual:
[media]https://www.youtube.com/embed/av1cpvwGhVs[/media]
Vereis que tampoco he escogido un video demasiado salvaje, todo muy standard para lo que es hoy. Observemos, lo primero, que la ropa por norma deja ver mucha más carne, escotazos, e incluso alguna nalga saliendo del tanga bajo la falda, con el trajín del baile.
Meneos sensuales, tías frotándose unas a otras, a tíos, a sofás.
Movimientos sugerentes, acuclillándose despacio como solo en un bar de streap tease podría haberse visto apenas un par de décadas atrás.
Todas con aplomo y descaro, tirando besos a la cámara, besándose en la boca entre ellas, enseñando y moviendo el culo, gestos obscenos, grititos semi-histéricos.
Se capta la diferencia ¿No?
La causa, es la caza del escurridizo y escaso alfa.
El alfa (hombre 10) intentará irse con una mujer 10, o de menor categoría, pero que lo compense con algo, ya que puede escoger.
Esto provoca que, para pillar ellas cacho, al ser la hipergamia (buscar al mejor macho disponible, de mayor categoría de una misma) lo que domina el campo sexual, las mujeres compitan por ser la que de al alfa de turno lo que quiere: sexo.
Así, las mujeres cada vez más pronto, adquieren una hipersexualización que les haga poder desbancar a hembras de mayor calidad en la lucha por el alfa de turno.
De ahí la vestimenta y actitud de las mujeres hoy en día (comparado solo con apenas 20 años hacia atrás ¡Una generación! la cosa es evidente), y también el éxito de cosas como "50 sombras de Grey": la mujer promedio le dará al alfa aquello que puede eclipsar a hembras superiores: sexo y sumisión; una zorra sumisa.
Este fenómeno de "hiperputificación" se extiende en cadena, con montones de mujeres intentándo desbancarse entre sí por la minoría de alfas, que probablemente sean las personas con mayor número de parejas y relaciones sexuales de la historia reciente (en miles de años) mientras miles de beta ven los toros desde la barrera. La hembra 10, ve al hombre 10 irse con una hipersexualizada y sumisa hembra 8, y lo que la hipergamia le dicta, es , como no, hipersexualizarse y ser sumisa hacia un inexistente hombre 11, y rechazar al resto. Buena suerte con los gatos
De entre el resto, las que no hayan sido capaces de retener a alguno de los varios alfas a los que se han sometido con zorrerio y autohumillación a la vista del mundo, deberán buscar entre los beta nuncafollistas carapadre que veían el espectáculo desde la barrera, alguno que acepte emparejarse con una treintañera promiscua.
Ex-carruselera que con un macho de menor calidad, un beta feminizado, se pasará el día con jaqueca o sexo escaso/aburrido.
Amargada al ver al hombre con que ha acabado después de tirarse a los alfa toda su juventud, rencorosa con los hombres por sus múltiples desengaños amorosos, no dudará en abandonar la relación a la mínima oportunidad de sacar algo en limpio.
El precio que muchas pagarán, es una madurez solitaria, con pocos /ningún hijo.
Dichos beta llegada la treintena, amargados por una existencia de rechazos y friendzoneos constantes, sufriendo en silencio la soledad, la total falta de validación de su masculinidad, terminan en gran porcentaje encerrándose en si mismos, dejando de interesarse por las relaciones románticas.
Desde el punto de vista de éste porcentaje de betas resignados (y de buena parte el resto), dichas excarruseleras que ya han pasado su mejor momento, con las tetas ya caídas y arrastrando mil traumas y rencores de relaciones anteriores, no merecen un gran esfuerzo ni inversión sentimental por su parte.
Las paupérrimas condiciones del emparejamiento en sí para el hombre actualmente, no ayudan.
Los que formalicen matrimonios con ellas, acabarán, según estadísticas, abandonados antes de 10 años en su mayoría por sus mujeres, como veíamos antes.
Alguien pensará "Qué cojonazos los tuyos, Delaney. Una serie de artículos llamada la japonización de Occidente, y todavía no has dicho nada de Japón, después de hacernos leer dos tochacos".
