Mi experiencia con SETAS.
La primera hora nada, alguna risa y poco más. A partir de la hora nuestro piso empezó a convertirse en un lugar lleno de cosas por descubrir.
Todo comenzó al echarme cera de las velas por las manos. ESE TACTO. EL TACTO DE LA CERA SOLIDIFICÁNDOSE. PFFFFFFFFFFFFFFFFFF. Los demás me siguieron y también fliparon.
A partir de ahí, surgieron muchas cosas.
Paredes rugosas que daban gustito, flipando con los reflejos de luces en cristales, en el baño había un monstruo de ojos grandes, la lámpara del pasillo era una medusa,...
Lo bueno es que eras consciente de que no era real, y no te daba miedo (supongo que no eran setas muy fuertes), pero a la vez lo sentías, era como una potenciación de la imaginación y los sentidos.
Por ello mismo, sumado al cómo nos comportábamos entre nosotros, diría que la sensación que resumió esa noche fue:
Volver a ser NIÑO. Todo era descubrir, todo era compartir, la interacción entre nosotros era extremadamente natural,...
La última hora elaboramos entre 3 un cuaderno lleno de ideas que se nos ocurrían e incluso en la escritura y la forma de dibujar se notaba el infantilismo. Espero no haberla perdido.
Fue una pasada.