Claro que existe el derecho a ofender, pero hay que entender la diferencia del uso que se hace de ese derecho. La ofensa y la crítica son especialmente efectivas para dos cosas: fortalecer dogmas y derribarlos.
Aquellos con capacidad crítica deberían ser capaces de identificar aquella ofensa que se utiliza para reforzar dogmatismos implantados en determinadas sociedades y culturas (de carácter religioso o nacionalista, odio a determinados grupos étnicos o sociales, etc.)
Sin embargo, hoy en día está muy de moda el considerarse "políticamente incorrecto" cuando en realidad se están reforzando posturas dogmáticas ampliamente aceptadas tradicionalmente por la sociedad y ampararse en ese derecho a la ofensa. Claro que esa persona estará en su derecho a dicha ofensa, pero eso no significa que se pueda equiparar su crítica con aquellos que buscan evidenciar las ideas más dogmáticas.