Aunque lo parezca, no es el "eslogan" de una campaña publicitaria para las rebajas de invierno de unos grandes almacenes. Es una enfermedad. La padecen un número muy reducido de personas: quienes viajan al Polo Norte o la Antártida, y permanecen en esos parajes desolados durante una larga temporada. Sus síntomas y terapia son tratadas por la revista médica 'Lancet'
En las bases que varias naciones mantienen abiertas en los Polos las estancias de un año de duración no son raras. A menudo, el aislamiento prolongado en estaciones remotas, situadas en un entorno hostil, provocan cambios psicológicos profundos. Alrededor de un 5% de esas personas padecen problemas tan serios que han necesitado atención médica especializada.
Los autores del informe han reconocido varios comportamientos enfermizos. El insomnio es uno de los más frecuentes; por ejemplo afecta a más del 80% de los mineros de Svalbard, Noruega. También son normales las pérdidas de memoria, las dificultades para concentrarse, la falta de reflejos ante el peligro, el estrés, la depresión y, en diversos grados, la irritabilidad.
Lawrence Palinkas, antropólogo y uno de los autores del artículo, constata la diversidad de casos. "Hay personas que tienen dificultades para ajustar los ciclos de luz solar y oscuridad; otros pueden deprimirse hasta niveles clínicos; otras personas apenas pueden soportar el confinamiento, y ver día tras día a las mismas personas".
Con todo, también hay reacciones positivas. Muchos de ellos se alegran de su propia situación, y son capaces de sobreponerse a las dificultades. Los autores del trabajo señalan que hicieron referencias a aspectos como "la belleza y grandeza de la tierra, el hielo y el mar, la camaradería y el apoyo mutuo del grupo, las cualidades admirables de cada líder, y la emoción de arrostrar los retos del entorno".
En conclusión, los autores creen que tanto los comportamientos perjudiciales y patológicos, como los positivos y saludables, son comunes en todas las expediciones polares. En su opinión, el mejor modo de prevenir los primeros es mediante la selección prevía del personal; así como con el apoyo psicológico, aunque sólo sea a través del teléfono. En cambio, mover a los expedicionarios hacia comportamientos positivos exige estrategias diferentes, como el empleo de líderes y el fomento de la interacción dentro del grupo.
http://www.elmundo.es/elmundo/2007/07/26/ciencia/1185449338.html
Ya sabeis , no vayais donde hace muchoooo frio o sino te volverás gilipollas y jugaras al golf con la silla de montar