La mariposa fue a posarse en los dedos de Sergio, éste miraba al estanque, le habían dicho que había patos por allí, pero el no conseguía ver ninguno, y el trozo de pan se le endurecía ya en las manos, intacto.
La mariposa tenía las alas de color rosa, unas grandes alas mucho más grandes que su delgado y pequeño cuerpo, Sergio procuró no moverse. Carlota, sentada a su lado, miraba al cielo, vacío de nubes.
-¿Recuerdas cuando Toni se cayó en las zarzas y cuando fui a ayudarle caí yo encima suyo?
Sergio contestó pasados unos minutos, no podía creer que le hubieran engañado ¿Dónde estaban los patitos?
-Claro que me acuerdo, tuve que sacaros a los dos; cuando fuimos a casa de su abuela a curaros, me acuerdo de la abuela de Toni restregándoos aquel jabón hecho de cenizas y mierda de cabra. Recuerdo vuestros gritos y nuestras risas.
- No sabes lo que escocía esa mierda.
El lago estaba tranquilo como una balsa de aceite, hacía el calor que suele hacer a mediados de agosto en Castilla, bastante insoportable, aunque por lo menos no sudas como si estuvieras en una sauna, como me pasa aquí en Valencia.
Carlota dibujaba algo en su bloc, aguantaba un porro con su boca entreabierta y decía,
- No te muevas, como se vaya la mariposa, lo pagarás caro.
Y sonreía inocentemente.
-Creo que debemos controlar a Jose, este fin de semana se metió ocho gramos el solo, dice que en tres días solo ha comido una salchicha, y que le costó meda hora larga.
Este finde nos quedaremos en la planta baja tú, Jose, Valen y yo, intentaremos que con tres haya para todos, no podemos cortarle el grifo así como así, se volvería loco.
Está bien.
Las ardillas campaban a sus anchas por el bosque, algún pájaro cruzaba el cielo, incluso escucharon un jabalí a lo lejos; el contador de patos seguía a cero. Carlota continuaba con su mariposa, no lograba concentrarse.
- El domingo, cuando fueron a aquella excursión al campo, Luisa y los demás, intentaron que el niño aprendiera a nadar en una balsa del río, el niño lloraba y lloraba, cuando lo sacaron del agua descubrieron que estaba lleno de sanguijuelas, se las quitaron de encima con un mechero y el niño se calmó.
Sergio escrutaba el fondo del lago.
- Eso me recuerda a María.
Aparecieron unas cuantas nubes, la luz del sol iba y venía.
¿Aún la recuerdas?
Nunca, pero acabo de hacerlo.
¿Quieres que hablemos de ello?
Sí, pero será la ultima vez.
Muy bien.
Pasaron unos minutos, los folios arrugados y rotos se iban amontonando a los pies de Carlota.
- ¿Qué recuerdas de ella?
Volvió a oírse el jabalí a lo lejos.
Recuerdo que desayunaba esos cereales que no engordan, y que sale una chica guapa y esbelta en el anuncio. Los desayunaba siempre en su casa, estaban ricos, no podía creer que no engordaran. Recuerdo aquella estúpida música que escuchaba, y que roncaba al dormir, aunque no me molestaba, no recuerdo de que color tenía los ojos...
Creo que azules claritos.
-... recuerdo a sus padres, recuerdo que una vez casi nos pillan mientras ella me hacía una mamada en el sofá de su casa, también me acuerdo de su perro, odiaba esa mierda peluda con patas, llena de lacitos por todas partes...
¿Cómo se llamaba?
Ricki. Recuerdo también una vez que lo hicimos en un ascensor, y recuerdo una vez que estaba ansiosa por hacerlo y no teníamos condones y yo le dije que no y se enfadó y la llevé a su casa.
Creo que ya lo tengo.
Enseñó el dibujo a Sergio.
Muy bonita, pero le faltan las antenas.
Es verdad, no te muevas.
Recuerdo que la primera vez que me dijo que me quería, y yo la creí; recuerdo después aquella vez que no me llamó en dos semanas, y me sentí ofendido.
Ya está, mira.
Perfecta.
Empezaba a anochecer en el lago, Carlota se desperezó y luego bostezó.
- Sabes, a lo mejor no debiste matarla.
- Quizás; ¿dónde se habrán metido esos malditos patos?
Entonces la mariposa emprendió el vuelo.
Catarroja 28 de abril del 2005.
Perdón por las molestias, saludos, y gracias : D!